capitulo 11

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Observaba a jimin, intentando aquietar la difícil y áspera respiración que sacudía mi cuerpo. Parecía no poder conseguir suficiente oxígeno, parecía no poder normalizar el fuerte estremecimiento de su palpitante corazón.

—Hay una línea delgada que divide el placer del dolor —me dijo él mientras sacaba el invasor anal de la bandeja, y el tubo de lubricante. —Es tan delgada, que si todo va como debiera ir, el dolor se suma al placer, de una manera erótica y oscura.

Jimin se corrió a los pies de la cama. Aflojó las cuerdas atadas al estribo, y tomó rápidamente mis piernas antes de que pudiera patearlo. Ignorando mis violentos esfuerzos y mis maldiciones acaloradas, en minutos él tenía mi cuerpo entero dando vuelta, con las cuerdas sosteniéndome nuevamente en posición mientras él metía varias almohadas bajo mis caderas.

—Bastardo —. Mi voz estaba estrangulada mientras una excitación enloquecedora se disparaba por mi cuerpo.

Mi trasero estaba arqueado hacia él. Yo estaba extendida, abierta para él, y los destellos de miedo y excitación que recorrían mi cuerpo me tenían aterrorizada.

—Dios, _______tn, eres tan hermosa —gruñó él desde atrás, su voz áspera, llena de lujuria. —Tu pequeño trasero tan rosado y bonito. De ahora en adelante, me ocuparé de eso por tí.

Temblé, gritando, Yo debería odiar esto. Debería estar gritando, pidiéndole que se detuviera, en cambio mi cuerpo pulsaba de necesidad y deseo, anticipándome.

—No deberías haber esperado tanto para volver, _________tn —susurró él mientras besaba la llena mejilla de mi trasero. —No deberías haberme hecho esperar tanto, nena, porque no seré capaz de ser tan gentil como lo hubiera sido. Y tendré que castigarte, pero de todos modos lo hubiera hecho, ________tn. Porque necesito ver ese bonito trasero ponerse todo rojo y caliente por mi mano.

—No —. A pesar de mi grito instintivo , la mano de él cayó sobre la mejilla redondeada de mi trasero.

El calor destelló a través de mi carne, entonces grité mientras un dedo se hundía en mi feminidad un segundo más tarde. Me doblé, me retorcia contra mis ataduras.

—Estás tan mojada —gimió él. —Tan apretada y caliente, _________tn. Pero para cuando mi miembro se hunda en tu lindo trasero, vas a estar más apretada.

Su mano golpeó otra vez mi trasero mientras su ancho dedo se retiraba de mi temblorosa feminidad. Mientras el calor aumentaba en la carne de mis nalgas, su dedo se hundió otra vez. gritaba de miedo y de una oleada de entusiasmo oscuro, erótico. Los golpes no eran crueles, sino bastante agudos y picantes, construyendo un calor constante en mi carne.

—Tan linda —. Jimin golpeó el otro lado, entonces su dedo empujó dentro de mi otra vez.

Yo estaba tan mojada que goteaba. Él alternaba los golpes suaves con los picantes, lo que la mantenía estremeciéndome de anticipación. Mantenido mi carne acalorada, el dolor destellando por mi cuerpo. Un dolor que yo odiaba, lo odiaba porque el placer que venía de jimin me estaba volviendo loca, podía sentir mis jugos fluyendo de mi sexo, oír mis gritos resonando con necesidades a las que yo no quería nombrar.

Para cuando él terminó, yo sentía mi trasero encendido, mis caderas estaban rotando, mi sexo palpitando. Me moría de necesidad. Si Jimin no me penetraba pronto, me volvería loca. Estaba que quemaba, por dentro y por fuera, una ola de lujuria ardiente atormentaba mis entrañas mientras luchaba contra los placeres depravados de los golpes.

—Tu trasero está ahora tan bonito y rojo —gimió él. —Maldición, __________tn, me gustas así, nena, toda atada para mí, enrojecida, tu feminidad caliente y apretada y tan mojada que empapa mis dedos —. Dos dedos se hundieron en mi .

—jimin!!! —. Mi grito era ronco y desesperado mientras mi orgasmo me hacía vacilar en el filo de una atormentada excitación-

Rendida a sus deceo (Park Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora