4. Clave de sol

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     Decidí llamar a mi amigo Ji Min, —el director de la Filarmónica de Seúl y maestro en Instituto de las Artes de Seúl—, tras tener de nuevo la paz en mi casa

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     Decidí llamar a mi amigo Ji Min, —el director de la Filarmónica de Seúl y maestro en Instituto de las Artes de Seúl—, tras tener de nuevo la paz en mi casa.

    Él era el único que me había dejado un montón de mensajes tanto de voz como de texto. Marqué su número, sabía que él tendría la culpa y sino, la mitad de ella.

     Mordí mis uñas, también mastiqué mi dedo sin darme cuenta que arranqué la piel y tiré de la misma, me hice daño, con una pequeña herida visible en la que brotaba una minúscula partícula de sangre.

   La muerte de mi madre me ha hecho una persona más ansiosa, era un mal síntoma porque no tomaba las cosas con calma. Temblé nervioso, con deseos de gritar. 

    —¡Hey! ¡Hyung! —Respondió el sin vergüenza—. ¿Qué tal te ha ido con tu alumno? 

   —¡Sabía que fue tu culpa! ¿Piensas qué voy a aceptar a cualquier joven con ganas de tocar piano, sin más? ¿Por qué haces las cosas sin consultarme? —Levanté mi dedo, señalé a la nada, al menos me ayudaba a imaginar que lo tenía allí, con esa bobalicona sonrisa propia de él.

    Le llamaban el «genio de la música» al ser un director tan joven. Pero de genio, no tenía nada cuando lidiaba con relaciones humanas.

    —Oh... ¿No te ha explicado él por qué fue? 

    No es que no me haya explicado, no le dejé hablar cuando estuvo a punto de hacerlo. Que tonto fui. No respondí, escuchando un suspiro al otro lado y después una risa que me hizo negar un par de veces.  Entonces Ji Min me explicó que al chico le han negado injustamente una beca, su familia estaba a punto de quedar en situación de calle... Su abuela recientemente murió porque no pudieron comprarle los medicamentos. Ji Min no pudo resistirse a la petición de que le ayudara a buscar un maestro de piano accesible. 

     La historia conmovía a cualquiera, incluso a mí, que terminó de romperme y deshacerme como un pedazo de chocolate derretido en un día caluroso. Había sido duro con él pero es que yo no podía aceptarlo.

    No estaba preparado todavía para recibir a un estudiante cuando mi capacidad como músico estaba en disputa. La teoría la sabía de memoria, pero en cuanto a mi talento; dejé que durmiera y poco a poco, muriera.

    Eso era lo discutible.

    —No quiero... —Balbuceé—. No puedo... yo no... No. No. No.

    —Ese chico podría devolverte las ganas de tocar. Es muy fan de ti, no sabes cuán alegre se puso cuando le ofrecí tu dirección. Él ya sabía que tu madre murió, no se perdió esa noticia. Quiso tu número, le dije que sería correcto que tú se lo dieras en cuanto se conozcan. 

   ¿Mi número? Bien, ahora sí creía que era un verdadero admirador. No me asustaba, verlo me hizo sentir que podría... Podría ayudarme a salir de este pozo sin fondo. Corté la llamada, sin despedirme de Ji Min, sabía que odiaría eso, se lo merecía por imbécil y no contarme nada luego de enviarme a un joven sin ninguna consulta previa. ¡Sin considerar mis emociones! 

    Pero, ¿Ji Min qué sabía de eso? Era él egoísta. Es mi amigo, y el peor de todos ellos.

Bxllshit Botton ─ myg + jhsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora