13. Corchea

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    Acudí a la sala de ensayos del SAC

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    Acudí a la sala de ensayos del SAC. Era un buen día para husmear en lo que hacía mi amigo con la Filarmónica de Nueva York. Me escabullí al final de los asientos, me transformé en un espectador del repertorio que exhibirán.

   La elegancia y porte solemne de Ji Min al dirigir con su mejor traje, era extraordinario desde el lado del público; su voz se alzó al corregir a los músicos cuando se perdían en un compás, y compartía bromas que aflojó la tensión.

    También mostró otras caras que le hacían el mejor en su campo, sin embargo, recordar sus inmensos defectos, me hicieron pensar que ni el más genio de la música se salvará de la imperfección.  

   Tenía una capucha puesta, no quería que me reconocieran. Cuando todos fueron a almorzar en el receso, me aproximé a Ji Min.

   —¿Es difícil darle instrucciones?

    Señalé a una de las violinistas con un gesto de cabeza, ella no se levantó de su lugar, parecía más compenetrada en la práctica. Sus dedos eran rápidos, largos, delicados y suaves.

   —No, la música es un idioma universal... Y el inglés, claro.

    Expuso una expresión avergonzada, muy feliz. De alguna manera, comprendí que su relación iba bien o tal vez eso era lo que yo quería creer.

   —Ah —balbuceó—, ¿cómo van tus clases con ese chico?

    —Excelentes. —No supe que más decirle y encogí mis hombros: —Le compré un piano, no sé como va a tomarlo.

   Ji Min formuló una expresión victoriosa:
   —¿Le compraste un piano? ¡Vaya! Se va a poner contento.

   —Sep. Esta tarde el camión llegará a frente a su casa. No sé si ha sido una buena idea pero él necesita practicar y yo no quiero que ocupe su tiempo yendo todos los días a mi casa...

    —Te estás encariñando con ese chico —susurró repentino, extendió una sonrisa enorme y quise golpearlo por ese gesto perverso.

     Al instante, apareció Tae Hyung desde la otra puerta del auditorio, él le hizo señas a Ji Min y este río al comprender la señal.
    —Tengo que dejarte, amigo.

    —Van a comer, uh —chasqueé mi lengua al usar el doble sentido—. Ve.

    Entonces por primera vez pensé en las palabras de Ji Min, ¿me he encariñado con Ho Seok? ¿Lo hice?

   ¡No era eso posible! Le enseñaba piano, eso era todo. Era mi estudiante, no seremos amigos ni por lejos. Pero ese pensamiento me persiguió hasta mi dormitorio, me atormentó y me encogí en la cama. Recordé entonces que no había leído su carta, tenía miedo de encontrar palabras que terminaran por doblegar mis sentimientos, que lo afirmaran. Tenía miedo, tenía miedo...

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2019 ⏰

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