7. Ritmo

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    En el carrito habían muchos artículos, como alimentos y productos de limpieza

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    En el carrito habían muchos artículos, como alimentos y productos de limpieza. Doblé en el pasillo de ambientadores, me gustaba comprar esas porquerías; olían delicioso, o al menos pensaba que podrían ayudarme a cambiar mi estado de ánimo si pensaba que estaba en un campo de flores. A mi mamá siempre le gustó llevarme al campo, disfrutábamos al aire libre e incluso, ella era aficionada a la pesca... 

    —¿Qué le parece manzana y canela? —Ho Seok leyó las etiquetas de las fragancias.

    —Lavanda y jazmín —le había dicho en voz baja, tomando aquel por inercia y guardarlo en el carro.

    —Manzana y canela. —Lo cambió por aquel, llevándose el que yo escogí—. Ese suena rico. ¿No le gusta la manzana y la canela?

    —¿Por qué no me haces caso? Además, el ambientador lo usaré y oleré yo. No me lo cambies.

   —Debería probar nuevos aromas —propuso, y volvimos a pelearnos por el maldito ambientador, no quería alzar mi voz pero algunos, muy pocos a decir verdad, lograban reconocerme. Por lo que, como si rechazara la idea de imponerme, acabé escogiendo el que él quería. 

    Debería dejar de ser un flexible, acabará siendo caprichoso conmigo y no me gustaba. ¿Sería por eso qué Ji Min era así conmigo también? Entorné mis ojos, enmarañado con la idea, hasta que al final fuimos al pasillo de los cereales. Habían muchas marcas y variedades.

    —Escoge el que te apetezca —meneé mi cabeza señalando los estantes, y tomé la que siempre compraba. En cuanto a él, dejaré que tomará la caja de su preferencia. No me importaba reparar en los gastos, si aquello significaba un buen gesto en compensación por el viaje que hace al venir a verme, entonces me mantendrá en equilibrio.  

     Él observó atentamente hasta que de entre todas, solo una en especial capturó su atención. La marca en escencia era de Kellogg's pero la portada de la caja, era claramente sobre Doraemon y sus amigos.

   —Eres peor que un niño, Ho Seok —suspiré, mientras que él no dejaba de sonreír de aquella manera contagiosa—. ¿Feliz?

    —¡Mucho! —Gritó, olvidándose de que habían más personas a su alrededor; me sentí completamente fuera de lugar, a él no le importaba llamar la atención, a mí sí, era el pianista que todo el mundo quería ver.

    —¡Min Yoon Gi! —Alguien chocó con mi carrito, viéndose asombrada al encontrarme en el supermercado—. ¡Wow! ¿Saliste de tu cueva, uh?

   —Ajá —respondí secamente, yendo rápidamente hacia las cajas. Ella demostró curiosidad por mi acompañante, haciéndole preguntas sencillas como por ejemplo, su nombre y edad, más impresionada de que él haya dicho que era su profesor sin siquiera estar en su repertorio de preguntas. Debería aprender a cerrar la bocaza que tiene.

    —Con que profesor... —Susurró entre risas—. ¿Y te enseña bien? Quiero decir, Yoon Gi no le enseña su arte a cualquiera. En ese aspecto es cerrado.

    —Aún no, sé que lo hará. Estoy trabajando en eso. —Se rieron, se complementaban perfectamente. Me sentí excluído y sobretodo, enfadado sin razón. Tomé su brazo, arrastrándolo conmigo a la caja—. Auch, ¿qué pasó ahora? Ella es muy amable.

    —Mi prima es una chusma, ni se te ocurra escucharla. Ella puede llenarte la cabeza de tonterías.

    —¿Tonterías? —Balbuceó—. ¿Qué tipo de tonterías? 

    Gruñí, impaciente en la fila que avanzaba a paso tortuga, me paré de puntitas, intentando buscar cual era la causa de que estuviera tan lenta. Y la encontré: Nam Joon, el cajero, conversaba entusiasmado con una anciana. Eso significaba que estábamos jodidos. Después de una hora, pudimos marcharnos del supermercado, despidiéndome de Nam Joon con un cabeceo.

    —Hey, Yoon Gi —dijo Nam Joon, deteniéndome justo antes de salir por las puertas corredizas—. Dile a Ji Min que me llame.

    —Ya te dije que es lo que pasaría. Es evidente que él tiene un problema muy grande —rodé mis ojos para no dejar demasiado en claro frente a Ho Seok y los demás por la situación que el cajero pasaba.  

     Nam Joon agachó su cabeza, procesando mi comentario.

    —Solo... Dile que me llame, ¿de acuerdo? 

    Una vez que salimos, Ho Seok guardó en el maletero las bolsas plásticas, al parecer le rondaba por la cabeza lo que sucedió minutos atrás.

   —¿Qué es lo qué pasó con el cajero? No he entendido.

    —Se acostó con Ji Min —cerré la valija, me apresuré en subir al vehículo y encendí el motor, el cual ronroneó suavemente: —Y a él gusta el «rollo» de una noche, posiblemente quiso sacarse las ganas, considerando que él jamás se relacionaría con un empleado de súper. Su orgullo no se lo permitiría.

    Los ojos de Ho Seok vagaron en los movimientos de mis manos al conducir: 
    —O sea que, debido a su importante estatus como profesor y director de la orquesta, prefiere mantener la distancia.

    —Seh. Fue mi error —admití—, yo los presenté. Pensé que eso le ayudaría a sentar cabeza por una vez, ya he visto que no.

    —Entiendo... —murmuró, quedándose callado, más de lo usual—. ¿Y usted, profesor? ¿Qué le atrae de una persona? 

     Lo pensé. Nunca me había fiajdo en esas cosas. Mi primera y última relación fue en la secundaria, no fue buena, fue fugaz pues solo me concentré en mis estudios, lo que provocó que la otra persona se sintiera herida por mi frialdad. No le di lo suficiente al pensar en mí.

   —No lo sé. ¿Eso importa?

    Se hundió en el asiento, su humor se había esfumado repentinamente, susurrando:
   —A mí sí...

Bxllshit Botton ─ myg + jhsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora