—Tu alumno llegó, les dejo. ¡Adiós! —mencionó Park, soltó una risita que hizo que mi sangre hirviera.
Froté mi rostro reiteradas veces, su carácter me daba jaqueca, y como no pude detener el cuerpo de Ho Seok, me rendí cuando se inclinó frente a mí. Por esa sencilla razón, le permití que entrara con facilidad. ¿Por qué me ponía blando si quería lo contrario? Ho Seok había traído una mochila sobre su espalda. Fingí no sentir ningún tipo de curiosidad, aunque él mismo sacó sus cuadernos musicales y una cartuchera con la caricatura de Doraemon, un anime exitoso de Japón. Parecía un pequeño, listo para su primer día de escuela.
Mi boca formó una pequeña mueca, rasqué la punta de mi nariz y evité fruncirla.
—La cartuchera era de mi hermanita —confesó avergonzado, arrugó sus propios labios y formó dos bultos prominentes—, se la robé. Me gusta mucho Doraemon.
Crucé mis brazos, e ignoré su adorable expresión.
—¿Desayunaste?
Fui brusco, me preocupaba que haya venido con hambre dada la falta de dinero en su casa, además que ha hecho un enorme esfuerzo en venir hasta aquí. ¿Habrá venido en autobús? ¿Dónde vivirá? ¿Será lejos? Sería malo estudiar con el estómago vacío. No. ¿Dije que iba a estudiar? ¡No va a estudiar nada conmigo! ¡Debo dejar de preocuparme por ese bendito muchacho!
—Desayuné... —Y sonrío amplio al percatarse de ese pequeño detalle: —¿Se preocupa por mí, profesor?
—No seré tu profesor, grábatelo... —Y caminé hacia la cocina, dándole la espalda tras añadir: —Pero no dejaré que te mueras de hambre, no soy un ser malvado.
—Lo sé, sé que no es malvado, es una hermosa persona. Solo está triste.
Frené mis pasos, sí, estaba muy triste...
Mis actitudes asociales solo eran producto de mi deseo de pensar en soledad, permitirme encontrar un equilibrio conmigo mismo. ¿Por qué él estaba esmerado en creer qué lo ayudaría? Lo que me enfurecía era que, yo podía verme reflejado en él, cuando apenas comenzaba a estudiar música y piano.
Me había enamorado por primera vez del instrumento cuando una vi a una mujer que tocaba en una plaza, sin nada más que ella y su alma; entonces supe que lo que yo quería ser. Tiempo más tarde, mi madre con sus ahorros me compró mi primer piano, fue el mejor regalo de cumpleaños que pudo haberme dado y aunque aún no podía pagarme los estudios, no hubo día y noche que no dejara de tocar esas teclas blancas y negras.
—Dentro de poco es su cumpleaños, profesor. —Me giré ante sus palabras, lo tenía demasiado cerca de mí. ¿En qué momento me había seguido?
—Le prepararé algo —dijo seguro.
¿Iba a prepararme qué? ¿Con qué dinero? ¿De dónde sacaría un regalo para mí? ¿Por qué estaba esforzándose en convencerme? Lo iba a lograr a este paso. Y no quería que me convenciera. ¿Cuánto más podré hacerme el díficil con él?
—Ho Seok, no creo que...
Me calló poniéndome un dedo en mis labios, gesto que me dejó helado. Su atrevimiento y sonrisa amplia me resultaron desconcertantes. Jamás en mi vida me había topado con alguien así como él. El tiempo pareció detenerse teniéndole frente a mí.
—No tiene porque pasar solo en su aniversario, vendré y le traeré su regalo —realizó un ademán, como si no fuera algo díficil para él cumplir con su palabra—. Siempre se lo he querido dar, no se preocupe.
—Espero que no sea cursi —dije sin pensar, lo que provocó que Ho Seok comenzara a reírse nasal, aplaudió rojo y apenado—. Oh, ¿es cursi?
—Un poco, poquito —formó con sus dedos pulgar e índice una medida inexacta, como si sostuviera una pequeña cajita entre ellos. No me convencía su respuesta—. Bueno, sí es muy cursi, lo siento. ¡Pero no lo rechace, por favor!
—No lo haré —negué con mi cabeza y caminé a la cocina para sacar dos tazones, Ho Seok se sentó en un taburete, apoyando sus codos sobre la mesada—, estoy habituado que me entreguen flores y dulces después de cada concierto.
—¡Lo sé! —exclamó eufórico, parándose incluso—, los dulces se los regalaba a su madre, era un gran hijo, profesor.
Entrecerré mis ojos, le había dado la espalda en el instante que llené de cereales los tazones. Me sentí sonrojado, sonreí mínimamente. Era extraño curvar una sonrisa así que la borré porque me sentía estúpido. Esa sensación nueva, estalló fuerte en cada parte de mí, realmente se transformó en algo incómodo. Nuevamente sentí la ansiedad caminar por mi espalda, por mis dedos...
—¿Por qué has venido temprano, Ho Seok? —Dejé frente a él, el tazón—. Disculpa, no sé cocinar. Mi especiaildad es el cereal con yogur... Si tan solo hubiera yogur, claro. No he estado yendo al supermercado últimamente. No he salido, mejor dicho.
Había escupido las palabras de forma atropellada. ¿Por qué estaba contándole estas tonterías? No es que fueran interesantes o importantes, pero él me observó como si todo lo que dijera lo fuera. De nuevo aquel brillo especial, sus orbes parecían estrellas.
Despabiló y contestó:
—En la tarde debo recoger a mi hermana, también me ocupo de las tareas de la casa ya que mis padres están trabajando...
—¿No vas a la universidad? —Pregunté tonto.
Él dio una negativa tímida y le entregué una cuchara; me senté a su lado, donde estudié atento su perfil pór mera curiosidad. El puente de su nariz se veía distinto desde mi ángulo, su mandíbula era más afilada y su mentón era pequeño, al igual que sus orejas, las cuales estaban cubiertas por unos mechones rebeldes. Antes de comer, dio las gracias, devoró con gusto aquel tazón y bebió la leche con sonidos generosos. Pestañeé un par de veces, olvidé de comer al ver su apetito.
—Oh, perdón... —Al darse cuenta del desastre que estaba causando con la leche y los cereales bajó su cuchara—. ¿Estoy haciendo mucho ruido, verdad?
—No me molesta, solo que nunca vi a alguien tan entusiasmado por comer cereal.
—Están ricos, nunca tuve oportunidad de probarlos.
—¿De verdad? —Mi expresión me delató. Oh, no lo digas, Yoon Gi, no lo digas... —Podría comprarte cereal entonces, para que compartas con tu hermana.
Y lo dije.
—¿Haría eso por mí? —Enarcó su ceja, como si me hubiera burlado de él o algo parecido, pero cambió en segundos—. ¡Qué honor!
—¿A qué hora te irás?
Apresuré en cambiar el tema como si pensara en echarlo. Vi el reloj colgado en la pared y miré la hora. El plan era que fuéramos pronto al supermercado, tenía que buscar provisiones para toda la semana, por lo que no me molestaría que él me acompañara. Hice el inventario en una lista, no dependía de muchos gastos así que no fueron tantos artículos.
Saqué el auto del garaje, poniéndome serio en el asiento del conductor y pidiéndole que se pusiera el cinturón de seguridad. Su entusiasmo fue explosivo. Hizo ruidos molestos, le pedí que se callara unas cuantas veces y cuando el silencio surgió entre nosotros, prendió la radio por aburrimiento.
—No enciendas la radio. —La apagué, él insistió de nuevo, y de nuevo.
—¿Por qué no? Ni siquiera quiere conversar conmigo, profesor.
Buscó un programa adecuado, la estación predilecta fue la de música clásica.
No tuve quejas al respecto.
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Bxllshit Botton ─ myg + jhs
FanfictionMin Yoon Gi es un pianista reconocido, con diez años de carrera a sus espaldas. Su sueño era volverse el mejor a nivel nacional e internacional. Su madre en sus tiempos de novato, estaba muy enferma, así que el camino de su meta fue díficil, lleno d...