2. Pentagrama

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      Una tormenta fue pronosticada para esta tarde

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      Una tormenta fue pronosticada para esta tarde. Cerré ventanas y puertas, asegurándome de que el viento no iba a entrar, ni siquiera el agua de la lluvia por un descuido nimio.

    Los nubarrones oscuros los observé antes de cerrar la última ventana, arrastré mis pies hacia el sofá, declarándome el amante del hastío y esposo del silencio. La depresión era una amiga fastidiosa, mientras que la tristeza era un niño que se quedaba en un rincón, llorando en voz alta.

   Los ojos se me inundaron de agua, creí que fue el techo que comenzó a gotear pero era yo. Solo yo. Tragué mi saliva, respirando lento; una pausa de silencio.

    Lloré al final cuando pensé en la música. Recordé los Nocturnos de Chopin, alguna de ellas eran tan tristes que, su musicalidad me provocaba llorar el doble.

     ¿Por qué me dolía? 

   —No puedo volver a tocar, mamá. No puedo —lloré, frágil y estúpido—, debes estar decepcionada de mí. Tú siempre...

   Un trueno apagó mi oración y la lluvia fue la única Orquestra que estabilizó mis emociones.

   —Tú siempre me apoyaste. ¿Por qué tuviste qué ser tú? Eras una buena mujer, ¡no es justo!

    Parecía enloquecer, no era así, en realidad dejé salir mi preocupación al creer que ella era la única que escucharía mi lamento. Y no necesitaba depender de alguien más, solo yo quería oír lo que mi corazón gritaba por dentro.

   Ardía mucho. Duele. Pero ese nudo en mi garganta, el cual por un tiempo dejé estancado, disminuyó.

   El golpe en mi puerta intervino en mi instropección, aquello parecía un tambor ruidoso y fuera de ritmo; perdí los cuatro por cuatro, era una batería que no acompañaba la lluvia, destruía una bella armonía.

    Tiene timbre.

   ¿Por qué no toca el timbre?

    Que fastidio.

    Esforcé a mi cuerpo a levantarme, molesto por la visita. Mis cabellos estaban revueltos, mientras que mis ropas eran del día anterior aunque me haya bañado.

     Dejaría que insistiera hasta el cansancio y se diera cuenta que nadie iba a abrir, sin embargo, sentí curiosidad por saber quien estaba al otro lado.

    Corrí las cortinas, dejando una pequeña separación. La figura en el exterior se mojaba por el aguacero, chapoteando y empapando sus prendas sin piedad, convirtiéndolas en una segunda piel. 

   ¡¿Acaso estaba loco?!

   Inmediatamente introduje la llave, deshaciendo la seguridad y por fin encontrarme cara a cara con el lunático que quería tumbar mi puerta.

   —No sé quien eres pero, deberías saber que golpear las puertas de casas ajenas te hace ver como un loco.

   Él labró una enorme sonrisa, estaba agitado, temblando de, ¿emoción?, ¿frío?, ¿euforia? Era una extraña mezcla que me provocó un escalofrío ascendente, cruzando todas mis tangentes. Fui cerrando la puerta, me había venido a la mente la posibilidad de que fuera uno de esos fans obsesivos que ha venido a matarme.

   Nunca se sabe.

   El mundo es inexplicable e impredecible.

   —¡No! ¡No cierre, señor Min!

    Gruñí. Odiaba que me trataran de anciano. Señor era demasiado formal... ¿Cuántos años tenía ese joven? Siguió forcejeando conmigo, revelando sus dedos en el marco para que no se los aplastara, maldito listillo.

    —Me costó mucho venir. Por favor... ¡Necesito hablar con usted!

   —Pues a mi no me da la gana. Eres una visita inesperada, tengo todo mi derecho a cerrarte la puerta.

   —Deje que yo le explique... —suplicó, podía sin mirarlo, sentir un puchero y un rostro arrugado, algo así como un perro bajo la lluvia, en el que le pedía a su dueño a ladridos entrar.
    —Hace... frío... Mucho frío, señor Min.

   —Nadie te mandó a venir acá con tormenta —decidí apiadarme solo un poco de él, no quería que se resfriara por mi culpa. Al abrir, brincó de alegría, sí, nuevamente con su enérgica actitud de cachorro.
 
    —Pasarás... pero hasta que la lluvia pare —le advertí—. Luego te irás.

   —¡Gracias, señ... —Frente a mi cejo fruncido, él sonrió, entendiéndose que no quería el formalismo o iba a echarlo a patadas.

  —Gracias, gracias.

Bxllshit Botton ─ myg + jhsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora