Capítulo 3.

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Fueron entrando a clase todos mis compañeros y detrás entró el profesor.

Era un hombre de unos cincuenta años, de estatura media y con el pelo canoso.

-‘Buenos días, soy Alexandre, vuestro profesor de Matemáticas’.

-‘Vaya mierda, ahora matemáticas’. Pensé.

Odio las matemáticas. Las odio a muerte. Por suerte, este es el último año que las voy a tener, ya que en bachillerato de Humanidades no se dan.

Aunque eran un coñazo, debía atender si quería titular en junio.

Sólo habían pasado diez minutos desde que empezó la clase y parecía que había pasado una eternidad.

De repente, noté como alguien pronunciaba mi nombre súper bajito.

Me giré al reconocer la dulce voz de Daniella.

-‘Ey preciosa, ¿has visto que guapo es mi amigo Austin?’

-‘Sí, es bastante mono…’ –Contesté algo nerviosa.

-‘¿Te gusta?’

-‘¡No! Para nada, no es de mi tipo’ –Respondí algo molesta.

-‘Bueno, yo te digo que es muy buen amigo, pero es un cabronazo con las tías. Si te dice cualquier cosa, dímelo’.

-‘Vale…’ –Contesté confusa y me giré para mirar a lo que el profesor había escrito en la pizarra.

Coloqué mi mano izquierda sobre la barbilla para descansar un poco la cabeza.

Continué tomando apuntes aunque no me estaba enterando muy bien de lo que Alexandre estaba explicando.

Pocos minutos después, sonaba la sirena que indicaba que ya había acabado la segunda hora.

-‘Por fin, pensé que me dormía’. –Dije estirándome.

-‘Esta clase es un infierno’. –Dijo Daniella a pocos metros detrás de mí.

-‘Y, ¿ahora qué toca?’. –Pregunté.

-‘Pues no lo sé, la verdad’. –Dijo Daniella y se giró para preguntar a un chico que estaba sentado en su mesa.

-‘Eh, David, qué toca ahora’.

-‘¡Toca que me la chupes como lo solías hacer! JAJAJAJA’. Y riéndose les chocó la mano a todos sus colegas.

-‘¡Serás cabrón! –Gritó Daniella perdiendo los papeles.

-‘Tranquila nena, no te alteres, un día quedamos en mi casa y hablamos, o bueno, mejor vamos a la cama’. –Y soltando una fuerte carcajada salió de la clase.

-‘¡Eres un hijo de puta! –Gritó Daniella completamente fuera de control.

No sabía que pasaba, ni a que venía todo eso que aquel David le había dicho a mi amiga, pero intenté tranquilizarla.

-‘Daniella, siéntate y tranquilízate’. –Y cogiéndola del brazo la obligue a que se sentara en una silla.

-‘Respira tranquila, y cuando estés más calmada me explicas porque ese imbécil te ha dicho todo eso’.

Se me daba bien escuchar a las personas, es más me encantaba. Siempre hacía lo posible para que la gente estuviera bien, y más si es alguien que me importa. Aunque yo esté hecha mierda, voy a hacer hasta lo imposible para que la gente que tiene problemas, sonría. Prefiero ayudar y escuchar a la gente a que me ayuden a mí.

-‘A ver, David, es mi ex’. –Empezó a decir ya más relajada.

-‘Cómo has podido comprobar, es un capullo que solo piensa en él y en reírse con sus amigos que lo único que hacen es lamerle el culo. Bueno, llevábamos seis meses saliendo y aunque era un cabrón conmigo, yo le quería. Pues un día quedamos en su casa para ver una peli ya que no estaban sus padres, y bueno, surgió y lo hicimos. Era mi primera vez y estaba asustada, pero él no era virgen. Y tengo que reconocer que fue un bestia. Y bueno, esto fue un viernes, y el lunes cuando llegué al instituto, todo el mundo me miraba y cuchilleaba y se reían. No sabía que pasaba. Cuando entré en mi clase, en la pizarra había escrito: ‘Dani, guarra’. Y en mi mesa ponía: ‘tu comida favorita’ y había una polla dibujada. No sabía a que se debían todos aquellos insultos, pero me paré a pensar y solo podría haberlo hecho una persona; el cabrón de David. Mis amigas, me contaron que él iba diciendo que se la chupé cuando no lo hice, y más cosas que se inventó. Me puso de puta para arriba y yo tenía fama de guarra en el instituto. A mis amigas, que sabían toda la verdad, les dije que por qué no le dijeron que todo eso era mentira; y se empezaron a descojonar en mi cara. Desde ese momento no he vuelto a hablar con ellas y bueno, si quieres saber quiénes son, fíjate en el grupito de David. Son las dos chicas que siempre van a su lado. Que asco las tengo. Pasó un tiempo y le hizo lo mismo a una chica de segundo, y se fueron olvidando de que a mi me hizo lo mismo, así que, lo siento por la niña, pero ya no me dan más la brasa a mí. Y cada vez que me saca el temita, pierdo los papeles, y aunque le tengo más que olvidado, el tema me supera.’ –Dijo con un tono bastante agresivo.

Yo estaba concentrada escuchándola. Y llegué a la conclusión de que David era un cabrón y que no sabe aprovechar lo que tiene.

-‘Siento que hayas tenido que ver esta escenita’. –Dijo disculpándose.

-‘No te preocupes, al menos ya sé cómo es realmente ese capullo’. –Le dije.

-‘Gracias Anna. ¡Apenas nos conocemos de unas horas y ya te quiero!’. –Dijo con una sonrisa mientras me abrazaba.

-‘¡Y yo a ti! –Contesté mientras que le seguía el abrazo.

A todo esto, todos mis compañeros menos una pareja que estaba liándose, se habían ido.

-‘Creo que nos hemos saltado una clase’. –Dije algo preocupada.

No llevaba ni un día en el instituto y ya había hecho pellas.

-‘Bueno, si quieres bajamos a la cafetería’. –Dijo mirando el reloj. –‘No es de buena educación entrar en clase cuando ya ha empezado’ –Dijo riéndose.

Camino de la cafetería, iba dándole vueltas a la historia de Daniella con David, y se parecía bastante a la que yo viví con el capullo de Elliot.

-‘Sí, creo que debo contárselo’. –Pensé

Fireproof.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora