El Reflejo Tras el Espejo 2: Guerra Bioprotectora

Capítulo 8

Sarah se durmió en un asiento de la nave, y tuvo un sueño, de esos que no se pueden denominar como agradables:

En él se veía una isla. Era muy pequeña, pero casi unidas había otras islas. En una mini-playa de ésta, estaba Erick, con los brazos cruzados, como esperando a alguien o algo. Sarah estaba al lado suyo, pero éste parecía no verla. De repente, se oyó un gran rugido. Sarah y Erick se dieron la vuelta, pero no se vio nada, debido a la arena que levantaba aquella cosa. A Sarah no le afectaba; total, estaba en un sueño. Pero Erick tuvo que taparse los ojos y la cara. Cuando todo pasó, el enorme dragón que había huido de la pirámide de Keops, se posaba en esos momentos sobre aquella isla, ocupándola casi toda. Erick exclamó:

- Bien. No te inquietes, Sarah. Ya queda poco.

Esta vez, Erick la miró, desenvainó su espada, y se la clavó en el pecho, y ella se despertó.

- ¡Chicos! – Todos se dieron la vuelta, sobresaltados -Tengo que contaros algo.

Les resumió lo que había visto en el sueño.

- ¿Ya queda poco para qué? ¿No os habéis preguntado nunca por qué los malos te explican solo a medias sus planes, y te dejan con la intriga? – preguntó Finn.

- No sé a qué se podía referir Erick, pero no será muy bueno – Observó Kelly.

De repente, la nave se sacudió, y se paró bruscamente.

- ¡Dale al acelerador! - dijo Jessica.

- ¡Eso hago! Abre las puertas, Killian. Tenemos que saber que pasa.

Cuando Killian abrió las puertas, se encontraron sobrevolando el mar, pero Sarah en seguida se dio cuenta de lo que los impedía avanzar. Iturión tenía unas alas como las de Maite pegadas a la espalada, las cuales le permitían volar por la parte de atrás de la nave, agarrándola con una sola mano, e impidiéndola avanzar.

Sarah le fue a atacar, pero él la esquivó, y se quedó colgando de la rampilla de salida. Kelly, que ahora siempre llevaba una maceta con una planta en las manos, hizo que ésta creciera hasta soltar la mano de Iturión de la nave, pero el robot, antes de que se le enredase la planta, lanzó un chorro de agua a Kelly, que se cayó de espaldas. Mientras, Sarah ya había subido, y se enzarzó en una pelea cuerpo a mano contra Iturión. Le intentó dar una patada en la barriga (o lo que sea que tengan los robots ahí). Éste, con la mano que tenía libre, la bloqueó. Sarah sacó el hasttal con forma de goma del bolsillo, que creció y creció hasta alcanzar la longitud de una espada, y se la clavó a Iturión en el pecho. Luego la sacó, pero el agujero formado se volvió a cerrar, y el robot le pegó un puñetazo metálico a Sarah, que salió volando hasta el fondo de la nave, donde las cajas metálicas que contenían la comida le cayeron encima, aplastándola. Finn, que hasta el momento había permanecido sentado, utilizó el mar para formar un súper torbellino de agua. Utilizando la hidroquinesis, hizo que de éste saliera una mano gigante formada de agua, que agarró a Iturión por la mano, y tiró de él hacia atrás.

- ¡Los motores ya están libres! ¡Gracias, Finn! – dijo Yanick.

Finn mantenía los ojos cerrados, intentando contener lo máximo a Iturión, pero éste, con un simple puñetazo, rompió sus poderes.

- No estamos libres por mucho tiempo – observó Jessica – Acelera.

Sarah consiguió quitarse todas las cajas de encima, y se incorporó. Yanick le puso velocidad máxima a la nave, pero aún así, Iturión les consiguió alcanzar, pero no les atacó. Se quedó volando tras ellos.

- ¿Por qué se queda quieto? – preguntó Killian.

Sarah vio cómo Iturión miraba detenidamente el ala izquierda de la nave, y decidió prevenir. Se dirigió a Yanick, y le dijo:

- Gira a la derecha cuando te diga ya, ¿de acuerdo?

- Sarah, el que dirige soy yo.

- Vale, entonces veo que quieres morir.

- De acuerdo. A tu señal – dijo molesto.

Iturión lanzó una onda sónica que arremetió contra la nave.

- ¡Gira, ya!

Tarde. Se oyó un sonido de metal roto, y vieron cómo un ala de la nave caía hacia el mar.

- ¡Estamos cayendo! – Gritó Jessica – ¡Saltad!

Iturión se detuvo a observar cómo la nave se hundía en las profundidades del océano, mientras todos sus rivales saltaban de ésta. Sarah creyó escuchar a Iturión:

- Erick, neutralizados. Ya van.