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Descubriendo

Hacía varios días que Hela no se aparecía por la Torre, o si estaba ahí, nadie se había dado cuenta. Tony estaba preocupado y no exactamente por ella, sino por su hijo. Peter estaba demasiado distraído, no comía bien y cuando volvía de la escuela, solo era para encerrarse en su habitación y no salir. Sabía perfectamente que nada bueno podía salir de la relación de su hijo y esa diosa; aunque tampoco estaba seguro de que tuvieran algo más íntimo que una relación de amigos.

Tony se mordió el labio inferior, antes de llevar a cabo la idea que rondaba su mente. Tony no quería entrometerse, pero quizás si era alguien más, el adolescente hablaría un poco.

—¿Cap?

—Tony, ¿Todo está bien?

—Sí. No. Bueno, no lo sé.

Steve sonrió suavemente.

—Se trata de Peter—Dijo acertadamente.

—Sabes que lleva días demasiado distraído, ni siquiera ha salido a patrullar y... no sé qué hacer, pensé en que tal vez tú... Ya sabes...

Steve alzó una ceja, indicando que no sabía exactamente a donde quería llegar el genio.

—Tú podrías hablar con él.

—oh, Tony—Bufó el rubio—de todas las personas en la torre...

—Tú eres el de los discurso patrióticos y del buen comportamiento, por favor, Rogers—Pidió el castaño.

—No voy a interrogar a tu hijo para que puedas saber qué tiene—Advirtió el rubio—. Además, ¿Por qué no puedes hacerlo tu?

—Sí lo hago yo, creerá que estoy siendo un paranoico y que soy demasiado pesado con su seguridad.

—¿Acaso no lo eres ya?—Soltó Steve con una risita—Eres un buen padre, Tony. Peter va a escucharte—Steve dió una palmadita en el hombro del genio y luego se retiró del lugar, dejando a un Tony con la boca abierta por su negativa.

—Traidor—Musitó el castaño para luego dirigirse a la habitación de su hijo.

***

Peter no le contó nada al respecto, pero cuando menos logró convencerlo para que saliera a patrullar y así se distrajera un poco.

Peter solo se balanceó por unos cuantos edificios cuando su sentido arácnido se encendió como loco y lo hizo descender hacia la fuente. Se quedó petrificado al encontrarse a Hela haciendo una demostración de su oscuro poder, succionando la vida de tres criminales.

—¡Hela!

La diosa se giró hacia el grito. Sus ojos verdes brillaban como dos gemas. Peter sintió que su sangre se congeló en sus venas.

—¡¿Qué se supone que haces?!—Rugió el menor, aterrizando frente a la dios.

La mujer no cambió su expresión indiferente. Solo se quedó observando el rostro de Peter como si le estuviera siendo un estorbo, y que lo pasado en el cine no tenía ningún peso.

Me Enamoré De La Muerte (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora