Me Enamoré De La Muerte (TERMINADA)

Epílogo

—¡Papi! ¡Papito! Cuéntanos otra vez como se conocieron mamá y tú.

Peter  sonrió, dejó a un lado sus herramientas y se giró hacia los pequeños que lo miraban espectantes.

—Fenrir, Rick ¿Qué les he dicho sobre entrar así a mi taller?

El pequeño Fenrir, el mayor de los dos niños, hizo un puchero y se cruzó de brazos, mientras Rick se quedaba tras él, con un dedito en su boca, mirando hacia su progenitor.

—El abuelo Tony dice que te saquemos a cualquier costo de tu taller.

Peter sonrió aún más, sus ojos brillando de emoción.

—¿Él está aquí?

—Todos estamos aquí—dijo una voz femenina desde el otro lado de su taller.

—¡Morgan!—exclamó Peter. Se puso de pie inmediatamente y se dirigió hacia la chica.

Ambos se sonrieron y se dieron un apretado abrazo.

—Tenemos que venir hasta acá porque si no, mi hermano grande no es capaz de buscarnos—regañó Morgan, tirando levemente de los mechones castaños de Peter.

Peter soltó una risita.

—De verdad lo siento.

—Vamos, Loki y Thor también están aquí y sabes que es extraño cuando tratan de hablar con Hela.

Peter asintió.

Al subir, la sala de su hogar se encontraba invadida por todos los vengadores, tanto los viejos como los nuevos. Los hijos de Wanda y visión corrían tras Fenrir, y James, el hijo del capitán y Nat. Peter sintió su pecho inflamarse de alegría.

—Mira, mocoso, qué fachas son esas de recibirnos—la voz de Tony sobresalió entre el barullo cuando se percató de la presencia de su hijo.

Peter viró sus ojos y se acercó a su padre para darle un abrazo. Era cierto que se había alejado un poco, pero nunca había dejado de hablar con él ni con nadie. Siempre buscaba una manera de estar comunicado con todos.

—¿Cómo estás, papá?

—Molesto porque no has llevado a estas cositas a ver al abuelo—dijo Tony, interceptado a Fenrir para alzarlo en brazos. El niño soltó una alegre carcajada al verse en el aire.

—No fue a propósito—dijo Peter, un poco avergonzado—Sabes como es trabajar con Industrias Stark.

Entonces, Natasha se acercó al arácnido y besó su mejilla.

—Te extrañamos, Peter. Tienes que ir más seguido porque no es fácil aguantar a este viejillo gruñón—señaló al genio.

—¡Oye!—dijo Tony, indignado.

Peter y Nat rieron al igual que los demás. El Capitán también se acercó y le dió un apretón de mano bastante fuerte que de no ser por su super fuerza, le habría roto la mano. Peter debía admitir que le sorprendía la vitalidad del capitán, aún cuando su cabello ya se había blanqueado.

Bucky no estuvo presente pues estaba en misión, según tenía entendido, se estaba haciendo cargo de un nuevo grupo de reclutas. Clint y su familia no pasaban desapercibido, todo era un escándalo. Sus ojos castaños recorrieron el lugar y reparon en algo importante.

—Estaran bien—murmuró Tony en su oído.

Hela, Thor y Loki no estaban presentes. Se inquietaba, pues desde que Hela abandonó su inmortalidad, Loki se había vuelto algo pesado con ella. Thor no le había dado demasiada importancia. Aún así, seguían siendo sus creadores.

—Tranquilo—volvió a decir Tony. Y justo entonces, los tres faltantes entraron en la sala.

Peter le sonrió a su mujer para darle a entender que estaba con ella. Por su semblante podía decir que no todo estaba mal. Al menos no se estaban gritando.

Peter estaba orgulloso. Se sintió aún mejor cuando, conforme avanzó el tiempo, vio a su chica convivir alegremente junto a Tony y Pepper, que había llegado después. Al ver a su alrededor y verse rodeado por todo su familia, no podía evitar tanta emoción. A pesar de que no tuvo a su madre, la vida le había dado demasiado, una enorme familia que se preocupaba por él. Quizás no compartía lazos sanguíneos con ellos, excepto Morgan y Tony, pero sabía que podía contar con ellos. Además,  con Hela, tenían casi 13 años de casados. Y su pequeño Fenrir que llegó algo tarde, era todo lo que necesitaba, al cual le siguió años después, el introvertido Richard que se parecía más a él que a su madre. Peter amaba su vida. Sin duda, lo mejor que le pudo pasar, fue enamorarse de la muerte.