Capitulo 04

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«Algunos secretos no merecen mantenerse ocultos»

Viaje de Sanación

IV

"Motivos para avanzar"

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El pequeño Kwami de la destrucción observaba a su portador bastante fastidiado. El chico rubio no había podido dormir en toda la noche y como si fuera una bolsa de energía, había estado gran parte de la madrugada jugando con su pelota de básquetbol en la habitación.

Plagg negó con la cabeza al ver cómo, él solo, se felicitaba por volver a encestar en el aro. ¿Qué le pasa a su chico? Por momentos, le gustaría regañarlo, pero los recuerdos de aquel portador idiota que había tenido, estaban tan fuertes en su mente que temía que lo encerrara en su anillo.

No, sacudió su cabeza con negación, Adrien no le haría eso. Él no, lo necesitaba para salir de esa cárcel que era su casa. Lo necesitaba si la chica de Tikki volvía.

— ¿Qué te traes, chico? —preguntó, con algo de cuidado.

—Estoy haciendo tiempo —respondió, mientras pasaba la pelota de una mano a otra—. Quiero hacer algo y necesito escapar de la casa en cuanto la panadería de los Dupain-Cheng, abra.

—¿Tan temprano vas a visitar a los suegros? —la voz cantarina de Plagg hizo caer la pelota de las manos del rubio— ¿Qué? —las mejillas de Adrien se sonrojaron demasiado y el Kwami no iba a desaprovechar esa oportunidad. Se acercó y flotó frente a él, que trataba de ocultar su rostro— Ya lo habías pensado, ¿verdad? Ir a ganarte el favor de los suegros para que aboguen por ti. Tan listo, mi cachorro —dijo, palmeándole la cabeza.

—Plagg —gruñó el chico, pero tomó al pequeño ser entre sus manos y se lo acercó hasta pegarlo en su mejilla.

—¿Qué haces? ¡Qué asco! —protestó Plagg, tratando de liberarse.

—Ayer no me hablaste en todo el día y pensé que aun seguías enojado conmigo por lo de Tikki —se lamentó. Plagg lo miró, ¿en serio pensaba eso? ¡Y él haciéndose puros desastres mentales por nada! Ambos eran muy parecidos, después de todos.

—¡Claro que estoy enojado! —dijo, finalmente, soltándose del agarre—. Pero no puedo sentarme a llorar cuando mi chico es tan sentimental. Ya ve a bañarte que apestas y ya va a ser hora.

—¡Si! —dijo Adrien, dirigiéndose al baño ante la mirada aliviada del Kwami.

...

Chat Noir estaba frente a la panadería de los Dupain-Cheng antes de las ocho de la mañana. Había recordado que Marinette solía hacer muñecos de todos ellos y él quería una de esas muñecas para él. Si, infantil, pero la quería.

—¡Muy buenos días! —saludó el superhéroe, sorprendiendo a ambos dueños.

—¿Chat Noir?

—¡Tranquilos, hoy no vengo a pedir comida gratis! —dijo, mostrando un billete—. Vine a comprar mis propios Croissant —Tom no pudo evitar reírse ante aquel comentario.

—Por ser tú, te los venderemos al doble del precio.

—¡Mewfende! —exclamó el chico de máscara negra, riendo junto con él.

Viaje de SanaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora