Viaje de Sanación

Capitulo 12

¡Un nuevo lunes!

Un nuevo capitulo...

No tengo más que decir, ¡A leer!

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Palabras: 3559

Beteado: princessqueen

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«A veces lo equivalente es injusto»

Viaje de Sanación

XII

"Intercambio"

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Cuando Marinette y Adrien abrieron sus ojos, estaban sentados en uno de los bancos de la plaza, cerca del colegio, aquella que tenía en su entrada, una brillante estatua de ambos superhéroes de París.

—¿Volvimos? —preguntó Adrien, poniéndose de pie para revisar a sus alrededores. Definitivamente estaban en París— Pero, ¿Cómo? —se preguntó y al no tener respuesta de su compañera, la observó. Marinette tenía la mano en su pecho, lo que hizo que el rubio se agachara para verla— ¿Estás bien?

—No —dijo, soltando el aire con pesadez—, me duele el pecho y un poco la cabeza.

Adrien levantó la mirada hacia la panadería, pero las cortinas estaban bajas, prueba de que estaba cerrada, así que tomó con cuidado la mano de Marinette y la hizo poner de pie.

—Vayamos por algo dulce. Quizás es una baja de azúcar por el esfuerzo —Marinette se puso de pie, pero trastabilló, cayendo en brazos del chico— ¿Estás bien? —la chica lo miró fijamente y afirmó, se incorporó y ambos se acercaron a una cafetería cercana para comer algo.

Marinette se fue a sentar en una mesa alejada de todo, mientras sostenía su cabeza con ambas manos. Respiró profundo, cerrando sus ojos, y luego los abrió hacia donde estaba el rubio, pidiéndole la orden a la dependiente que le sonreía de sobremanera. Esperaba sentir algún tipo de celos, o molestia, pero aquella escena no le produjo nada. El dolor de cabeza solo empeoró.

—Listo —dijo Adrien, sentándose frente a ella—. Te encargue un batido de fresas con crema batida y un trozo de tarta de merengue. Se veía deliciosa.

—¿Pediste algo para ti? —preguntó, bajando las manos.

—Sí, un Café Latte y un trozo de pastel de maracuyá —dijo sonriendo. La mirada de Marinette se desvió hacia unas chicas que no dejaban de mirarlos, ¿Salir con Adrien sería así de fastidioso? Había olvidado completamente que una de las razones por la que se volvieron tan amigos, había sido esa, la poca privacidad que tenía en las calles, y la comodidad y tranquilidad que solo encontraba en su casa— ¿Qué pasa?

—Esas niñas no dejan de mirarnos —protestó, cuando observó cómo, entre las tres, se daban empujones sutiles para acercarse. Marinette suspiró, llevando su mano derecha a su frente.

—Disculpe —dijo una de las jovencitas, las cuales no llegarían ni a los catorce años— ¿podría darme su autógrafo? —la risa de las tres hizo que Marinette abriera los ojos al ver que Adrien no respondía nada, encontrándose con que las chicas no querían un autógrafo del modelo, sino de ella.