Viaje de Sanación

Capitulo 09

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Palabras: 4501

Beteado: Princessqueen

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«A veces hay que retroceder un paso, para saltar más largo.»

Viaje de Sanación

IX

"Enfrentamiento"

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Marinette cayó agotada sobre el futon de la habitación que había reservado en Lijiang, demasiado cansada que ni siquiera quiso cenar. ¿Cómo la gente soportaba casi un día y medio para transportarse? Su cabeza latía con fuerza por todas las distintas presiones atmosféricas a las que había sido expuesta, así que cerró los ojos, con las manos apretándose ambas sienes, y trató de dormir.

Tikki la observaba con preocupación, aunque esperaba que este viaje fuera más satisfactorio que el último que había hecho con una portadora. Sacudió su cabeza y se acostó junto a Marinette. Ella también estaba cansada y casi no había podido comer eso dos días.

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Marinette dejó escapar una exclamación ante la magia de la escena frente a ella. El lugar, a donde había sido guiada por Tikki, era una belleza sin duda alguna. Un hermoso lago, templos antiguos, cerros cubiertos de árboles y de fondo, una majestuosa montaña cubierta de nieve. La parisina de ojos celestes, recorrió los caminos de piedras girando sobre sus pies, sin querer perderse ningún detalle de aquel lugar. Parecía perdido en el tiempo y agradeció que la gente de aquel recinto hablara inglés. Al menos, podía defenderse mejor que con el chino, ya que Adrien no estaba ahí para ayudarla en esta ocasión.

Pensar en el rubio le quitó la sonrisa de los labios y suspiró profundo, antes de alejar a su amigo de sus pensamientos para seguir disfrutando de aquel lugar de ensueño.

—¡La siento! —dijo Tikki de pronto.

—Pensé que solo Wayzz sentía la presencia de los Kwamis —curiosa, Marinette la miró. Tikki sonrió con algo de pena, pues si le contaba a su amiga lo que Plagg le había contado de esa Kwami, se volvería a burlar.

—Plagg y yo podemos sentir la ubicación de Niffa, además... —respondió, cerrando los ojos— tengo un asunto pendiente con ella.

—¿Asunto pendiente? —Marinette tomó su carterita, observó hacia todos los lados y se escondió tras la escultura de piedra de un dragón.

—¿Recuerdas a mi antigua portadora? —la de cabellos oscuros como la noche, afirmó con la cabeza— Niffa en esa época vivía en el bosque, cerca de donde Plagg y yo estábamos... Le fui a pedir ayuda para que sanara a mi elegida, pero se negó.

—Oh —Marinette apretó los labios con algo de duda—. ¿Puede que no me quiera ayudar a mí?

—No creo —Tikki negó con la cabeza—. Aquella vez, tenía que sanar a mi elegida y por eso no quiso hacerlo... Dijo que su alma estaba demasiado rota para ser sanada. En cambio, ahora necesitamos sanar a Duusu. ¿Cómo se negará a Sanar a uno de los suyos?