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Harry.

El domingo traté de decirle a ____ toda la verdad y lo que hablé con Margaret, su amiga me aclaró varias cosas.

-¿Entonces creíste conveniente ocultarle tu asqueroso pasado a mi amiga, te aprovechaste de ella para que te dé trabajo y vives de eso ahora?-exclamó, Margaret furiosa, a punto de arrojarme el cenicero que se ubicaba en la mesa del bar en donde Niall y yo cantábamos-.

-No, no, no-tranquilicé poniendo mis manos frente a mí, protegiéndome de un posible próximo ataque-no es eso, tengo miedo de que ella no me acepte, me eche a la calle y nunca más vuelva a verla ni me perdone-la miré, ella estaba seria, con la mirada despectivamente clavada en mí-.

-Eso hubieras pensado mucho antes de haberla engañado, yo se lo diré-se levantó de la mesa, rápidamente la sostuve del codo y la obligué a sentarse de nuevo-¿qué haces?-gritó forcejeando, los pocos clientes que habían nos miraban-.

-¡Tú no entiendes!-grité-ella es el rayo de sol que alumbra mi vida, mi miserable vida, me hace no odiarme tanto, no sabes dónde estaba yo antes, y planeo decirle la verdad, créeme que lo haré, lo quiero hacer, mañana mismo si es posible-dije, ella dejó de forcejear, me miró apenada-.

-Veo que eres sincero-dijo, se cruzó de brazos-veo también que lo tuyo va más allá de cariño de amigos hacia ella-eso era cierto-así que, te advierto de una vez, le llegas a romper el corazón a esa sensible y hermosa mujer y te juro que como que me llamo Margaret Marie Stewart Lloyd, te lo voy a hacer pagar con sangre-amenazó-.

No pude decirle nada, lo iba a hacer, después de pensarlo innumerables veces esa noche, dando vueltas en la cama. El domingo nos quedamos viendo una película, con Salma Hayek, era una de sus favoritas, ella no era de llorar por las películas ni libros, por eso me gustaba, no era la mujer más

sensible del planeta, pero eso no le quitaba lo profunda, pocas cosas la hacían llorar, era una mezcla de ángel y la mujer de acero, me enloquecía. Ella quería ir a ver mis presentaciones, pero yo cantaba y no actuaba, como ella creía. Era pequeño, a las afueras del centro de Londres, comenzamos a tocar en él cuando a Niall se lo ofreció el primo de su alumna la violadora, Janice, luego él me lo dijo a mí y aceptamos, eso pasó una semana después de abrir TB, tocábamos covers o en ocasiones canciones escritas por él mismo, dábamos funciones de viernes a domingo, por la noche, las tres primeras canciones siempre las cantaba solo, y las restantes él y yo. A Niall le llovían chicas, y para qué negar, a mí también, solo que el único que aprovechaba era mi rubio amigo.

-¿Estás bromeando? ¿El cumpleaños de la sexy jefa es el mismo día que el mío?-incrédulo, con una botella de cerveza en la mano, habló Niall-.

-No, déjame terminar, ¿quieres?-él asintió-ella quiere celebrar su cumpleaños y...-volvió a interrumpirme-.

-¡Por más que te ofrezca una mamada no me dejarás solo el día de mi cumpleaños Harold Edward Styles Cox!-gritó, el barman del bar en el que trabajábamos nos miró divertido, le golpeé la cabeza con un manotazo-Oye-se quejó-.

-¡Con un demonio que me dejes terminar, idiota!-luego de retorcerse, bebió su cerveza-quiere celebrar su cumpleaños y te invitó-casi me escupe en la cara-.

-¿La sexy jefa quiere tenerme ahí?-con cara de asombro se pasó la mano por la nuca-Wow, de seguro habrá comida, con eso de que es chef-pensó un segundo, si es que esa cabeza rubia podía pensar-dile que iré, iremos porque quiero conocer a la protagonista de tus sueños eróticos-volvió a
soltar una carcajada-oh si, mmm, sigue ___, no te detengas, ¿así te gusta? Duro y fuerte, oh si, Ah-le golpeé para que callara, por más de que fuera cierto no tenía por qué molestarme con eso-sabes que es cierto, el otro día te grabé y tú mismo lo viste-rió por última vez, porque nos llamó un sujeto bien vestido, fuimos hasta su mesa y nos ofreció un trago-.

La chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora