Parte II

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Lorena, Lorena, Lorena. ¡Gracias! El mejor regalo adelantado de Navidad. Eres la mejor, me repetía mientras conducía hacia la villa, puse la radio, sonaba un concierto de piano de Bach, me gustaba pero era demasiado lúgubre y triste, y yo sinceramente estaba demasiado feliz, cambié de estación y la voz de Britney Spears, raramente me llenó de energía, y me puse a cantar, estaba tan feliz.

-¡GIVE ME A SIGN HIT ME BABY ONE MORE TIME!-canté, más bien grité, escuché la risa de Harry, atrás, sonreí, Max me miró extrañado, él nunca me había escuchado cantar así, bueno, últimamente no escuchaba música-lo...lo siento-me encogí de hombros-.

-No tienes por qué, señorita Lindhagen-vi una perfecta sonrisa por el espejo retrovisor, las mariposas en mi estómago despertaron de su letargo a la velocidad de la luz, desde que toqué su rostro en el aeropuerto-.

-Llegamos-dijo Max, bajó, y yo estaba a punto de apagar el motor del jeep cuando sentí unos dedos largos y huesudos descender por mi antebrazo desnudo, ya que me había remangado el jumper-.

-Por favor, enséñame la isla, señorita Lindhagen-susurró mientras se pasaba al asiento delantero, estaba sin saco, estaba hermoso, yo asentí, al ver esas dos esmeraldas a las cuales mi sueños y recuerdos no hacían justicia, para nada-La señorita Lindhagen va a mostrarme las inmediaciones-se dirigió a Max, que muy confundido, asintió con la cabeza, luego de dudar un poco-.

-¿Estás bien?-preguntó Max, cuando se acercó a mi lado-.

-Perfectamente bien-traté, de veras traté de sonar normal, y de que mi sonrisa no fuera tan grande-.

-Bien-miró al asiento trasero del jeep-Señor Cox, ¿Le parece si llevo su equipaje a su habitación?-preguntó de lo más cortés, Harry lo miró, analizándolo-.

-Sí, si no es molestia-dijo, con voz modulada, pero en el fondo seca-.

-Por supuesto que no-Max cogió el bolso de cuero marrón impregnado de jugo de manzana y entró, nos despidió con la mano, y le devolvimos el gesto, al fin me encontraba a solas con Harry-.

Narra Harry.

¡Estaba ahí! La amabilísima de Lorena había reservado con otro apellido para esto, fue una verdadera y encantadora sorpresa. Sus manos en mi rostro, su calidez, su cabello hermoso, y... ¿Teñido en las puntas? Me gustaba más su cabello al natural, pero de todos modos lucía hermosa, perfecta como una escultura. Cuanto había extrañado esos intensos ojos chocolate, que en ese instante me miraban con asombro, felicidad y hasta me atrevería a decir...amor. Luego, ahí estaba él. El tal Max George, tan cortés. Estúpido, quería clavarle las endemoniadas garras a MI TN__. No lo iba a permitir. No, de ninguna manera. Ella extrañamente lucía feliz de verme ¿Acaso ya me había...? No, no te adelantes a los hechos, me dije. Le pedí que me llevara a conocer la isla. Se estacionó en un callejón, iluminado por el sol, y desierto, culpé a las festividades, de seguro cruzarían transeúntes en otra época del año.

De un salto bajó, yo la seguí, y con una fuerza titánica, sorpresivamente, me agarró del cuello de la camisa e hizo que mi espalda chocara contra pared blanca de piedra de una casa, anonadado y un poco temeroso la miré, se estaba mordiendo levemente el labio, bajó mi cara, se puso de puntitas, y un segundo después sus preciosos, tibios y sabrosos labios estaban sobre los míos.

Desmesuradamente había extrañado el sabor de ellos. Me pertenecían, la abracé la cintura y la alcé, mi mano derecha recorría su espalda mientras que la izquierda, ubicada en la parte baja de su espalda, la sostenía, enrolló sus piernas a mis caderas, y la empujé contra el capó de la jeep. Comencé a besar su cuello, qué maravillosamente bien olía. Se respiración se volvió errática después de un tiempo, la mía de seguro también. Yo quería más, quería poseerla en ese instante, pero me empujó levemente, la miré suplicante, pero ella negó con la cabeza.

-Bienvenido a Creta-murmuró sin aliento sobre mis labios, desenredó las piernas, y bajó del capó-.

-Me encantó esta exótica bienvenida...-musité, ella literalmente se echó a mis brazos, yo la apreté lo más fuerte que pude y me hundí en su cabello y lo acariciaba, ella se mantuvo escondida en mi pecho-.

-Te extrañé tanto, más de lo que podrías imaginar-confesó, se empezó a agitar. No, no puedes llorar-no quiero que pase de nuevo-dijo con voz distorsionada, me miró-por favor...-rogó, cerró los ojos y volvió a esconder la cabeza en mi pecho, ay, mi pequeña...-.

-Nunca más, te dije que te daría tiempo, pero como ves no pude aguantar hasta que me buscaras-rió, y yo también-hay que agradecérselo a Lorena, de verdad, es una genio-ella asintió, y me estrechó más fuerte entre sus finos brazos-.

-Te iba a buscar al regresar-me sonrió entre lágrimas, la besé de nuevo, un beso corto, pero lleno de sentimiento-pero Lorena tenía otros planes, al parecer-dijo-.

-No quería perderte, y tú viniste con ese tipo, algo tenía que hacer-fijé la mirada en el suelo, ella me levantó el rostro, portaba una sonrisa gigantesca-.

-¿En serio pensaste que iba a dejar de quererte? ¿Por Max? Ay, Harry-negó con la cabeza divertida, fruncí el ceño, me pasó el dorso de los dedos por la mejilla, le limpié las lágrimas con mis dedos-.

-Son viejos amigos-contesté secamente, me encogí de hombros y le di la espalda, pero enseguida me arrepentí y volteé, ella no tenía idea de lo que el idiota ese tenía preparado para apartarla de mí, ella me miraba divertida-.

-Créeme, hay una gran diferencia entre un viejo amigo y el amor de mi vida-se encogió de hombros sonrientes-al menos para mí-el corazón se me llenó de un sentimiento agradable, había dicho "el amor de mi vida", ¿Ese era yo? ¿Cierto? Me le quedé mirando un poco aturdido por las revelaciones-.

-A ver, ¿Quién es el amor de tu vida?-pregunté realmente confundido, se llevó la planta de la mano a la frente y luego me miró-.

-¿Me hace un cartel luminoso pegado en la frente que diga "Soy de Harry Styles", verdad?-preguntó exasperada, la miré sin decir nada-¿Te drogaste antes del vuelo?-los estallamos en risas-.

-Te amo-dije, ella dejó de reír y me miró seria-.

-Yo también-respondió, volviendo a reír, elevé una ceja-.

-¿Tú también qué? ¿También te amas?-ella achinó los ojos y comenzó a carcajearse, se acercó a mí y me abrazó-.

-Te amo a ti, con todas mis fuerzas-susurró-.

La chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora