CHAPTER 19:

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Heaven isn't too far away, closer to it everyday... {Part I}

Llegamos bien entrada la tarde, Harry ya estaba disfrazado, peluca rubia, lentes de contacto marrones y gafas gruesas, definitivamente no parecía él. Reíamos mientras bajábamos y no nos percatamos de la presencia de mi madre hasta que nos llamó.

-TN__...-caminó hacia mí y nos miró extrañamente-Señor Cox, mucho...gusto-miró a Harry con cautela, él solo asintió, carraspeó-.

-Hola-dijo él, con una voz excesivamente gruesa y una sonrisa gigante-es un placer conocerla, su hija me ha enseñado algunos locales de la isla-mamá solo asintió, luego se hizo a un lado-.

-Pase, por favor, mi sobrina, Marianne lo llevará a su habitación-él asintió y a paso lento entró a la villa, con expresión triunfante, sonreí-así que... ahora eres guía turística-me regañó, mi sonrisa se borró momentáneamente y carraspeé-.

-Ay, mamá, solo estaba tratando de ser cortés, ese hombre se quedará con nosotros por una semana-justifiqué, y me encaminé al jardín delantero, ella me siguió-.

-Dejaste a Max solo, y fuiste con ese extraño, ¿Qué clase de novia eres?-me paré en seco, volteé y la miré, la confusión se leía en mi rostro-.

-¿Qué dices?-me acerqué a ella, la miré ladeando la cabeza, cerré los ojos e inspiré ruidosamente-Maximilian no es mi novio-enfaticé cada palabra-creí que eso te había quedado claro-abrió la boca para decir algo, pero me adelanté-de eso hablaremos en otro momento-retomé mi camino dejándola sola en el jardín-.

****

Durante la cena, Harry, mejor dicho, el señor Cox, no bajó, justificando cansancio, me ofrecí a llevarle la cena. Su habitación, se hallaba en la tercera planta, allí solo habían dos habitaciones, la de Marianne y Zayn, y la de Harry, así que para futuro debía de tener cuidado.

Toqué la puerta, y dos minutos después, logré escuchar un grueso "Adelante", ingresé con una charola de plata y una sonrisa, al descubrirlo, disfrazado, sentado en la cama.

-Hola, te traje la cena-anuncié, dejé la charola con comida, sobre una mesita de café frente a la chimenea, en la que crepitaba el fuego, él me sonrió-.

-Por favor, dime que la cena eres tú-rogó quitándose la peluca, sacudió sus rizos, solté una risita-.

-No, yo tengo que volver abajo. Pero-dije, y me senté en su regazo, al instante me envolvió en sus brazos-esta noche-besé su frente-esta noche, espérame despierto-le planté un casto beso en los labios y luego sonreí-.

-Esta noche y hasta que nos marchemos, vas a amanecer conmigo, linda-dijo serio-¿Acaso crees que permitiría que duermas con ese?-negó con la cabeza-ni en sueños, señorita-.

-Bien-besé sus labios como si fuera la última vez y me levanté-tengo que volver abajo, cariño-él bufó-.

-Buen provecho-dijo cuando me paré-.

-A ti-lo besé tiernamente de nuevo y me fui-.

****

Todo era como antes, o mejor... Pero-ahí estaba el asqueroso pero arruinándolo-no sabía si podría confiar en él. En una relación hace falta confianza, y yo estaba tratando de volver a tenerla, quería de todo corazón confiar, en él, en su amor, bueno... fue hasta Grecia por mí. Era demasiado estúpida para aceptar que tenía un buen hombre, que me amaba y que había volado desde Inglaterra por mí, que se había disfrazado para estar conmigo y que me hacía feliz. Esa noche hice un pacto conmigo misma, dejar de pensar. Carpe Diem, me dije.

Cuando había contado hasta mil, después de cepillar mis dientes, escuchar el silencio de la casa y la respiración de Max en el sofá,decidí que ya era hora. Silenciosamente, me dirigí a la tercera planta, con cautela, a paso lento, me sentía un animal salvaje cazando de noche, esperaba no chocar con nada, y gracias a la luz de la media luna que entraba por los ventanales del techo así fue. Abrí la puerta dela habitación de Harry.

La chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora