CAPITULO LXXVII

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Mo GuanShan miraba a Tai como si viniera de otro planeta, como si fuera un bicho raro o como si le fuera a salir un tercer ojo en la cara.

No podía creer lo que ese hombre había dicho, el descaró con que había pronunciado aquellas palabras, sin importarle lo más mínimo los sentimientos del pelirrojo, los de su madre o ni siquiera los de su padre; aquel hombre a quién alguna vez llamará “amigo”.

Un capricho.

A eso se reducía todo el sufrimiento de tantos años, a un jodido capricho de un amor no correspondido; al escucharle y verle comportarse de aquella manera, GuanShan pensó en sí mismo y si bien él jamás llegaría a los extremos a los que el mayor había llegado, él también había sido un completo idiota antes de conocer a He Tian.

He Tian.

El idiota que había llegado a cambiarle la vida de todas las formas posibles, se había adueñado de todo en la vida del pelirrojo, incluyendo su madre. Había sido la persona que siempre creyó en él y que juro estar siempre a su lado; promesa que hasta ahora, mientras le sujetaba para no golpear a su padre, estaba cumpliendo.

Después de escuchar a Tian decir todas aquellas palabras a su padre, se calmó un poco; como siempre, el pelinegro era más hábil para hablar que él y había expresado en palabras lo que el pelirrojo había querido demostrar a golpes.

Estando ya más calmado, Mo volvió a hablar, había ido a aquella casa a obtener respuestas y no se iba a largar sin ellas.

-¿Por qué lo hizo?- preguntó el pelirrojo en un tono más calmado.

Tai se tocó las cienes con la mano, al parecer estaba perdiendo la compostura que había mantenido hasta ahora.

-A ver mocoso, acabo de decir ya la razón o acaso no es…- el mayor no pudo terminar la oración, Mo volvió a interrumpir.

-La verdadera razón ¿cuál fue? Si es verdad que amaba a mi padre ¿por qué hacerlo tan miserable?- cuestionaba el pelirrojo mientras sentía un leve apretón en el hombro, era la manera de He Tian de hacerle saber que estaba con él y que lo apoyaba o tal vez era para advertirle que se estaba pasando de la raya con su padre, no estaba muy seguro.

-Yo no quería hacerlo miserable a él…- empezaba a hablar Tai pero fue interrumpido una vez más.

-¿Cómo pretende que me crea esa? Usted lo hizo infeliz todos estos años, solo porque no quiso quererlo de la forma que usted deseaba.- replicó Mo, quería llevar al mayor al límite, quería que en un arranque dijera todo lo que necesita oír.

-Tú no entiendes.- contestó en un susurró el mayor.

El pelirrojo apretó los puños a sus costados, la irá empezaba a burbujear nuevamente en sus entrañas.

-¡Pare de decir que no entiendo! ¡Claro que entiendo! ¡Entiendo que es usted un miserable! ¡Alguien que no podía ver feliz a la persona que decía amar, por pura envidia!- gritó Mo sin poder contener sus palabras.

-¡TODA LA CULPA ES DE ESA MUJER! ¡SI ELLA NO SE HUBIERA METIDO ENTRÉ NOSOTROS! ¡SI ELLA JAMÁS HUBIERA APARECIDO EN SU VIDA! OTRA SERÍA LA HISTORIA.- gritó Tai perdiendo la compostura.

-¡DEJE DE CULPAR A MÍ MADRE! Ella es la única persona que no tenía ninguna culpa en todo esto, ella siempre fue una mujer fuerte y comprensiva; esperando a que mi padre saliera de la cárcel, sabiendo la verdad de su injusto encarcelamiento…- al pelirrojo se le hizo un nudo en la garganta. -…siendo siempre tan condenadamente buena y ahora, por su culpa ella está muerta.

HOPE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora