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música resonaba por todo el lugar, ocultando los estruendosos gemidos que provenían del baño de los hombres en aquella lujosa discoteca.

gerard estaba sentado sobre el inodoro en uno de los cubículos del baño, con una linda moreno brincado sobre él, mientras sus gemidos solo podían escucharlos ellos. el esmeralda mantenía las caderas de aquella chica apretadas con fuerza, a punto de correrse dentro de ella.

un gruñido salió de sus labios, mientras aumentaba sus embestidas con cada espamo que su cuerpo recibía. hasta finalmente llegar al clímax.

un condón más a la basura esa semana.

a su corta edad, el pelinegro ya era todo un experto en drogas, alcohol y sexo, dejando a una familia muy decepcionada de su progenitor.

gerard era la oveja negra de su familia, la cual era estrictamente entregada al dios todo poderoso jesucristo.

él solo lo veía como una mierda, un amigo imaginario que las personas inventaron para buscar el perdón de sus pecados de alguna manera.

él no había pedido ser así, tan liberal, tan extrovertido. para su familia gerard era la reencarnación del mismísimo lucifer, y él lo único que hacía era reírse de tan estúpida acusación hacia su persona.

idioteces.

gerard volvió a casa alrededor de las cinco de la mañana, luego de haber vomitado en la entrada de su casa, cayó al suelo pues sus pies se tropezaron con su propio vomito y causo un gran estruendo.

─oh, mierda─ fue lo único que pudo murmurar antes de levantar su vista y ver a su padre frente a él.

este lo tomó de los brazos y lo sentó sobre el sofá, su sorpresa aumentó al ver lo que gerard portaba en su cuello. era un tatuaje con la forma de un gran dragón chino.

esta vez gerard había sobrepasado los límites de todo, para una familia cristiana eso era ¡lo peor de lo peor!

si ellos no podrían corregir a gerard, debían tomar medidas más drásticas.

habían soportado por mucho tiempo los deslices que el pelinegro habían tenido, ¡incluso habían perdonado esos piercings de metal! solo con la condición de que los usara lejos del público, la iglesia o ellos mismos.

todo eso para los way, representaba cosas demoníacas, incluso la música que su hijo escuchaba les parecía tan vulgar.

la música se había creado para cantarle a dios, y si no era así, no debía ser escuchada.

todas esas limitaciones, habían llevado tanto a gerard como a su familia al borde.

y donald no permitiría que su reputación se viera afectada solo por su defectuoso hijo.

tampoco no podían permitir que le hermanito menor de gerard, mikey, se viera afectado por tan terribles malos ejemplos.

por más cruel que sonara debían deshacerse del esmeralda, de una vez por todas.

¿y qué mejor lugar para corregir a esa oveja descarrilada?

un internado católico.

ʀᴜʟᴇᴢ ᶠʳᵉʳᵃʳᵈDonde viven las historias. Descúbrelo ahora