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luego de aquella tarde en la que mi histeria había ganado contra mí, frank se había estado comportando de forma extraña.

no era para menos, lo sabía.

así que cuando entré a la habitación, vi que bob estaba con él. mi ceño se frunció.

entré el baño, y lavé mi cara, algo extrañado de ver al rubio ahí.

minutos después escuché la puerta ser abierta para luego cerrarse y salí finalmente del baño.

─¿qué quería?─ me acerqué amenazante al pequeño chico de ojos avellanas y la puerta fue abierta una vez más.

esta vez era ray. se veía distante al mismo tiempo que frank lo hacía.

me preocupé, ¿acaso había pasado algo y yo no me había enterado?

sentía una gran presión en la habitación, todo estaba pesado, incluso el aire y sus miradas.

era domingo, se supone que ese día no debíamos hacer ninguna entrega, y tampoco es como si fuese a hacerlo.

ese día, salí a fumarme el último cigarrillo que me quedaba. entonces escuché unos pasos y supe que era frank.

él solo se quedó junto a mí, viéndome. yo le pedí disculpas, por haberlo tratado tan mal, y él solo asintió.

entonces yo me pregunté, en que punto de mi repugnante vida, había parado en ese instituto de mala muerte.

la primera vez que vi a frank, sabía que sería mío y ahora lo era. luego, ray llegó a mí con aquella propuesta, que yo acepté.

cuando comenzó aquél negocio, lo vi como un simple pasatiempo. pero ahora estaba asustado, porque si llegaban a descubrime me iría muy mal.

frank y yo compartimos mi último cigarrillo esa tarde, y luego lo besé en los labios.

cuando llegamos a la habitación él se sentó sobre mis piernas, y tuvimos sexo.

él mordió mi hombro, para acallar sus gemidos, y una lágrima resbaló por mi mejilla por el dolor que sentí.

él solo tenía sus piernas enrolladas en mi cintura, y se movía con intensidad sobre mí.

su cara demostraba lo excitado que estaba, al igual que sus ojos, que se cerraban con fuerza cada vez que entraba por completo en él.

mis manos se hallaban en su cintura cuando ambos llegamos al orgasmo, sin embargo, esa noche lo besé.

así que ahora, luego de tanto tiempo de haber partido de casa, me sentía cómodo. con ese lindo chico de ojos avellana entre mis brazos.

esa noche él me contó algo, algo que debía saber, y si frank no lo hubiera dicho con una voz tan seria, no le hubiera creído.

“gerard.

ray y bob piensan hablar con la directora de lo que haces, mañana por la mañana”.

ʀᴜʟᴇᴢ ᶠʳᵉʳᵃʳᵈDonde viven las historias. Descúbrelo ahora