Todo iba bien hasta ahora, llevaban viviendo juntos por lo menos unas 7 horas y en ese lapso, Asai despertó con Leiva encima y Luh lo había llamado maricón cada que se refería a él. Aun así él pensaba que era agradable tener con quien compartir el desayuno después de desayunar una semana entera en total silencio.
-¡LUUUUUH!- los tres estaban sentados en la barra de la cocina, Luh de frente a sus menores-¿Le harías el favor a tu pequeño hermano de pasarle la miel del estante?-canturreo como niño pequeño provocando le una sonrisa a Asai.
-No eres manco. Levántate y ve tú- Leiva lo miró mal, después hizo un puchero logrando que su hermano pusiera en blanco sus ojos en muestra de frustración- Esta bien. Eres un chiflado, Nero- puso el bote de miel delante de su hermano y se volteo dándole la espalda para lavar el plato que recién ocupo.
Asai sonrió por lo bajo al escuchar como Luh le decía a su menor y al ver que este hacia un puchero de enojado, Leiva a pesar de ser atractivo, se comportaba como un niño pequeño y emberrinchado cuando quería y eso provocaba algo en su amigo.
Cuando terminaron de desayunar eran ya casi las 11 de la mañana y para Asai era la hora perfecta para ir a dar un paseo, comprar algunas cosas para su estudio y conocer un poco más la ciudad. Justo cuando estaba por salir de su casa alguien lo agarro del brazo.
-¿A donde vas?- Era Leiva que tenia la mirada fija en él y le brindaba una sonrisa cálida.
-Voy a dar un paseo, quiero conocer. Aparte, tengo que comprar unas cosas que me faltan para la escuela ¿Recuerdas? Nos faltan unas cosas- Le devolvió la sonrisa- ¿Quieres que te traiga algo, Nero?- Lo ultimo lo dijo en tono burlón.
-No lograrás que me enfadé, no contigo. Y no, no necesito nada- le soltó el brazo y como si le gustara-que si es así- que Asai se sonrojara - Solo que regreses con bien, ¿si? Mucho cuidado- Y cerro la puerta, dejando a Asai totalmente sonrojado.
Definitivamente llevaba mucho tiempo solo, sin ningún tipo de contacto físico por que su amigo lo estaba matando lentamente y aunque conocía las intenciones de este pues, algunos compañeros le habían dicho que Leiva solo buscaba simple sexo casual, tenia la idea de que este no se comportaba así con sus ligues. Aun que, también pensaba que la mirada que Luh le brindó cuando estaba semi-desnudo no era la mirada de alguien heterosexual.
Dejo de lado todo tipo de pensamiento sobre sus compañeros cuando visualizo muy cerca la biblioteca que había querido conocer desde hace ya dos días. Apresuro sus pasos y logro descubrir que no solo era una biblioteca ¡TAMBIÉN ERA CAFETERÍA!. En la parte de enfrente tenia un pequeño puesto de café que se conectaba con dicho local, no tardo mucho en recibir su orden y se adentró al lugar. Al abrir la puerta se escucho una pequeña campana, casi inaudible para las personas que estaban sentadas a unos metros. De debajo del mostrador salio un muchacho, no mayor de 20 años y este le sonrió.
-Bienvenido a Cheester, esperemos y se sienta cómodo. Mi nombre es Theo- el muchacho sonrió amplia mente. Un sonido de -shhh- se hizo presente.
Asai le regreso la sonrisa y empezó a observar que no había mucho espacio donde sentarse, algo que Theo noto de inmediato.
-En la parte de arriba casi no hay gente, es muy poco usada pero los mejores libros se encuentran ahí- Salio de detrás del mostrador- Acompáñeme-
-Oh, por favor. No me hables de usted, me llamo Asai. Un gusto, Theo- y lo siguio a traves de unas escaleras en caracol que se encontraban en un rincon.
-Esta bien, Asai. Cualquier cosa que ocupes no dudes en tocar el timbre que esta ahí- y señalo un boton que estaba del lado izquierdo a unas mesas. Como respuesta solo le sonrió y Theo se marcho.
pasaron al menos dos horas en las que Asai estuvo sentado en un cómodo pouf leyendo un libro acerca de mitología. Dando las tres de la tarde se levanto y con un levanto de mano se despidió de Theo que le regreso la despedida.
Antes de regresar a casa, paso por un mercado a comprar despensa. En camino encontró una tattoo shop. Se prometió regresar en otro momento cuando dispusiera de más dinero.
Al llegar a casa vio a Leiva con los pies por encima de la mesita y a un Luh tecleando rápidamente en el teclado de su computador, inmerso en sus cosas. Leiva volteo y su mirada se iluminó.
-Volviste- sonrió
-Si que eres observador, Lei- dejo las cosas sobre la barra y se sentó en uno de los sofás individuales.
-Oye, no seas grosero- Hizo un puchero y sonrio, le tomo la mano a Asai y lo encamino hasta la habitación de este ultimo. Luh los miro extrañado y al parecer, algo molesto.
Al entrar a la habitación, Leiva lo pego a la puerta del baño y le coloco las manos por encima de su cabeza, quedando a escasos centímetros. Asai juraba que estaba temblando en ese momento de lo nervioso que estaba. Mientras tanto, Leiva analizaba su rostro detalladamente.
Y sin previo aviso dijo -¿Eres gay?- acercándose aun más.
Asai negó con la cabeza rápidamente.
-¿Por qué tiemblas?- Sus respiraciones se mezclaban, Asai tragó duramente.-Deja de temblar, siento que te estoy obligando, ¿Te estoy obligando?- La respiración de Leiva ahora estaba en el cuello de su amigo, respirando el aroma que este emanaba.
-N-no soy gay- Asai por fin contesto y fijo la mirada en la de su amigo.
-Que lastima, eres muy lindo- sus narices rozaban -¿estas seguro de que no lo eres? Te sonrojas cada que te digo algo lindo es más, estas sonrojado en este momento-
-Eso no tiene nada que ver. Soy alguien que se sonroja fácilmente- Leiva soltó una sonora carcajada y soltó a su amigo de las muñecas para agarrarlo rápidamente de las caderas y cerrar todo tipo de espacio entre ellos con un diminuto roce de labios.
-Te creeré- Leiva besó el cuello de Asai, escuchando la respiración entre cortada de este. Y lo soltó.
Salió de la habitación dejando a Asai colorado hasta el cabello y con una erección que ya le dolía.
...
Al salir, Leiva se topo con la mirada de su hermano. Lo miraba curioso y en esa mirada se notaba algo de molestia.
-No quiero que te metas con él, Nero- se puso de pie y caminó hasta él-Aléjate de ese maricón-
-No lo haré, me gusta. Y tu, ¿desde cuando te metes en mis asuntos?- Leiva se estaba molestando, su hermano jamás se metía en sus cosas. Jamas le había importado con quien se metía.
-Desde ahora me meteré en tus asuntos. Él nos esta hospedando, ¿no entiendes? No hagas que se sienta incomodo- Luh lo seguía mirando con enojo.
-¿Es eso o te gusta Asai?- Leiva sonrió burlona mente al ver como su hermano esquivaba su mirada con cierto nerviosismo. No duró mucho cuando Luh volteo a verlo y le dijo:
-No me gustan los hombres- y se fue hacia el baño.
...
Asai quería hacer como que no había escuchado a su amigo admitir que gustaba de él.
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