Al entrar al aula Leiva noto un papelito en un pupitre al medio del salón, y como buen chismoso que es se acerco a leerla. Llegar temprano a la escuela tenía sus beneficios.
"Marlo. Hoy conocí a alguien, es un chico. Es muy lindo. Es realmente lindo. Su nombre es Asai"
Eso para él no era un beneficio. Volvió a sentir esa presión en su pecho. Gustar de Asai despertaba un lado de él que había muerto hace apenas unos pocos años, ¿Por qué todos tenían que gustar de la misma persona que él? Estaba planeando seriamente en encerrar a su pequeño en una habitación para solo ser él quien lo viera.
Era una foto de un mensaje de Facebook, no la típica screenshot. Empezó a crear teorías demasiado estúpidas, pero para él tenían todo el sentido del mundo.
-¿Qué miras?- Le arrebato el papelito y lo observo -¿Marlo? No conozco a nadie con ese nombre. Es más, creo que en esta clase no hay nadie con ese nombre- volteo a ver a su amigo.
Se le había olvidado por completo que Asai y él habían decidido ir juntos a la escuela. Había perdido su orgullo muy rápido ante su amigo. Lo cual es gracioso porque quería parecer enojado durante más días y ver como reaccionaba su amigo. Leiva quería ser igual de importante para Asai, como Asai lo es para él. Empezó a creer que la actitud que estaba tomando ante él le haría ver como alguien reemplazable.
-¿Si te pues quitar, por favor?- salió de su trance y se dio cuenta de que varios asientos ya estaban ocupados. Él estaba estorbando en el estrecho espacio que dividía los pupitres.
Su compañero tomo lugar al lado de su amado, al observar bien se dio cuenta de que todos los asientos cerca de este estaban ocupados. Los únicos libres eran al final del salón, junto a unas chicas que le estaban lanzando besos y hacían un intento fallido de guiñar el ojo.
-Ese es mi asiento- Escucho la leve risa de Asai. Al parecer le causaba risa que Leiva discutiera por motivos un tanto estúpidos. -Muévete, por favor-
El muchacho se negó. Asai no dejaba de reír ante su amigo que se negaba a aceptar ese "no". Estaba perdiendo la paciencia, el chico lo tenia vuelto loco. Al parecer nadie le había explicado la regla del profesor de historia. En pocas palabras, estaba haciendo el ridículo.
-Hombre, que molesto eres. No te lo puedo dar. - el joven se levantó y quedo a la altura de Leiva-Piérdete, anda. O ¿Tienes miedo de que te pueda quitar a tu noviecito? Que va, a mi no me van los hombres. Degenerado de mierda.-
Estaba preparado para tirar el primer golpe, cuando sintió que algo lo jaló desde el fondo de su ser, haciendo que regresará a la realidad.
-Lo lamento. El profesor nos hizo tomar estos lugares por el resto del ciclo- Su compañera le sonrió dulcemente -Me llamo Nala, un gusto-
-¿No eras hombre?- esta sonrió y negó con su cabeza. Asai, algo preocupado, le tomo la mano.
-Deberías de descansar más y trabajar menos. Te estas acabando. – Juraba que cuando tuvieran un momento a solas lo iba a llenar de besos por todos lados. -Anda, ve a tomar asiento. Las próximas clases nos sentamos juntos, ¿bien? -
Debía admitir una cosa; estar sentado hasta atrás le daba el beneficio de ver la mayoría de las cosas que hacen sus compañeros. Pudo observar a algunos que sacaban su comida, otros dormían. Había algunos que incluso hasta se drogaban ahí mismo. Pero lo que más le llamo la atención, es que mientras todos hacían su resumen, el profesor no le quitaba la mirada de encima a su no-novio.
-¿Qué tanto le mira? ¿Le gusta?- buscar problemas con sus mayores nunca había sido algo de él. Confirmo que Asai movía muchas cosas dentro de él. Al parecer las peores cosas. No quería ser de esas personas "toxicas". El quería ser lo mejor que hay para su pequeño y las actitudes que estaba tomando sin duda no eran las mejores.
-¿Quien se cree usted para hablarme así?- lo observo bien-Usted no va en mi clase ¿Qué hace aquí?-
-Cl-Claro que voy en esta clase, ¿Diseño?- Todos comenzaron a reír en voz baja. El maestro negó con la cabeza.
-Es clase de historia, joven.- Miró a Asai- ¿Es amigo de usted?- el menor asintió y se puso de píe.-Quédese después de clases, de nuevo-
-Largo- y solo así Leiva decidió abandonar el salón, dejando solo al chico que le gustaba.
Las siguiente hora transcurrieron tranquilamente entre el profesor y Asai, no hubo más problemas aunque la mirada del docente seguía fija ante su subordinado. Mientras tanto Leiva perdió sus clases de diseño.
. . .
-¿Es tu novio?- la pregunta tan repentina de su profesor lo saco de su trance.
-Eh. . . No, es algo celoso conmigo. Solo eso- cada que estaba solo con su mayor el ambiente se ponia muy incomodo.
-¿Eres gay?- el menor negó repetidas veces -¿Seguro, honey?- De nuevo ese sobrenombre. Lo recordaba. Sus recuerdos estaban tan bloqueados que le costaba tanto recordar al autor de ese apodo que antes tanto le movia sus sentimientos.
. . .
En su tiempo libre durante las clases Leiva fue en busca de Theo para contarle sus penas, claro que sin mencionar el nombre de su amigo.
Al pobre Theo le iban a resultar dificil las proximas dos horas.
