Luh buscaba el salón donde Asai se encontraba para entregarle las llaves que se había encontrado perdidas entre los cojines del sofá.
Caminó por todos los pasillos y se asomó por cada ventana que tenían las puertas y si estas no tenían se arriesgaba a tocar y preguntar si no estaba aquel muchacho al que estaba buscando.
A la distancia pudo divisar a su hermano sentado en una banca junto a Theo. Leiva abrazaba al niño y este tenía una cara de incomodidad que le causaba mucha gracia. Los observo un poco y después recordó que Asai tenía clase de filosofía. Así que rápidamente regresó sobre sus pasos y llegó a una pequeña área libre donde varios alumnos descansaban en el pasto escuchando atentamente lo que decía el profesor de extraña apariencia.
Busco durante unos segundos una melena ondulada y despeinada de color negro. Cuando por fin la encontró se aventuro a hablarle.-¿te molesto?- vio como Asai negaba con la cabeza y después reía ante su acción.
-No, ¿qué sucede?-
-¿puedes venir un momento? Estoy del lado derecho. Tengo que entregarte algo- Asai contesto de forma positiva.Miró con detalle cada movimiento que el menor hacía. Algo tan simple como levantarse, caminar y sonreír le parecía tan delicado viniendo de alguien como Asai. Alguien que se mostraba inocente, dulce y tímido con todas las personas.
Sus pensamientos sobre la inocencia de tal ser se vieron interrumpidos cuándo empezó a recordar el sonido tan puro de los jadeos y gemidos que su hermano había logrado arrebatarle al menor aquel día mientras los dos se entregaban de tal manera.
Sin darse cuenta su rostro estaba rojo y empezaba a hacer presión en sus puños.-¿Estas bien?- es pregunta que salía tan comúnmente de la boca de Asai hizo que se tranquilizara.
-Si, solo vine a entregarte esto- ante los ojos del menor se posaron unas llaves con un llavero que él mismo le había entregado a los hermanos.
-Son de Leiva, Luh- sonrió cálidamente- Es Panda, estas son de Leiva, mira-de su bolsillo saco otro juego de llaves y estas traían un llavero de Polar.Luh se disculpó. Ambos compartieron sonrisas haciendo que el ambiente se volviera más ameno entre los dos. Ambos miraron como todos empezaban a ponerse de pie y a dispersarse por todos lados.
La hora de salida había llegado.Leiva soltó a Theo y salió disparado a buscar a su amado para invitarlo a comer. El niño lo siguió por detrás, se detuvo cuando su mayor lo hizo.
Theo miró como Asai se reía junto con Luh. Volteo a ver a su amigo, este se encontraba serio y con la mirada fija en ellos. Lentamente Leiva se fue acercando a la no pareja, Theo lo seguía aun por detrás.-A, ¿vamos a comer?- Asai lo recibió con una sonrisa.
-Lo siento, Luh ya me invito.- el menor de los hermanos bajo la mirada y asintió de mala gana. Asai lo noto y trato de arreglar las cosas-Puedes venir con nosotros. Tu también, Theo- El más pequeño alzo la mirada y se sintió intimidado al tener a tres mayores con su mirada fija en él.Negó levemente y se presento con el hermano mayor. Su presentación basto con pocas palabras, nada fuera de lo común, pero a pesar de eso, el ambiente entre el más pequeño y el más grande se volvió algo incómodo; algo que los otros dos notaron.
Al notar la tensión que había entre sus tres mayores, Theo decidió irse junto con quien había llegado a ese lugar.
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Al llegar al departamento Leiva se tumbó en el sofá boca-abajo y soltó un grito, el cual fue bloqueado por el acolchado sofá.
-La chica de la que me hablabas, Lei. ¿Se llama Asai?-
Una risa nerviosa sacudió los oídos de Theo he hizo que sus sospechas fueran reveladas.
-Claro que no. ¿Que te hace pensar eso?-
-Nada, solo que se puede sentir la tensión sexual en el aire cuando los dos están en el mismo sitio. -se sentó al lado de él y continuo-También porque ambos me contaron de una chica, con la cual tuvieron "algo"- se acercó hasta quedar centímetros cerca.-¿Qué-qué haces?- empezó a retroceder mientras Theo se comenzaba a acercar cada vez más.
-Hombre, si es Asai de quien me hablabas- una sonora carcajada inundó la habitación- ¿Por qué no me dijiste que te gustaba él?-
Leiva tenía la mirada fija en sus zapatos, temeroso a levantarla y observar el rechazo de su amigo.
-¿no me vas a juzgar?escuchar esa frase de la boca de su amigo, el amigo a el cual no le importa la opinión de los demás. El amigo que no le teme a nada. Simplemente se le partió el corazón.
-Por supuesto que no- lentamente el más pequeño lo fue envolviendo en sus brazos hasta que ambos quedaron juntos en un reconfortante abrazo.
-Me gusta mucho- Theo sonrió con ternura y empezó a recordar cuando fue la ultima vez que sintió tanto cariño hacia alguien.
Leiva poco a poco le fue contando cada una de las cosas que hacían que estuviera enamorado de Asai. Cada que mencionaba alguna, Theo asentía o sonreía con ternura. En ningún momento se soltaron, de hecho, cada vez el abrazo se volvía más íntimo.
Todo marchaba tranquilamente, la preocupación de Leiva iba desapareciendo. Todo fluía de una manera única. Dos mentes y corazones se estaban conectando de una manera especial.
Lamentablemente terminó en el instante en el que el celular de Leiva sonó, anunciando una llamada de su trabajo.
Ambos se soltaron sobresaltados. El ambiente se torno un poco incómodo pero no tanto como para que se vieran a los ojos y compartieran una sonrisa.
El tiempo compartido entre los dos se terminó y cada quien se fue por su lado.
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Esa tarde Theo se preguntó si realmente le gustaban las mujeres como había jurado hace 5 años.
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.Muy cliche
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