Capítulo 7: Cigoto

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   Sakamoto ya había ideado un plan con Gintoki y Katsura y ya habían pasado a la acción. Se infiltraron en las naves enemigas,  explotando los puestos de mando y saliendo corriendo. Hacían aquello para que no entrasen todos los enemigos al barco volador mientras venían los refuerzos pero, por extraña razón, nunca llegaban.
   Sakamoto empezó a impacientarse hasta vomitar varias veces a una bolsa, Gintoki hacía todo lo que podía junto a Katsura pero ambos ya estaban cansados.
   De pronto, sonó un estruendo en el barco volador de Sakamoto, causando estragos y se asustaron.
    «Kagura...», pensó Gintoki mientras quitaba a los enemigos de en medio con su espada de madera.

   Kamui siguió buscando a su padre y a su hermana, pero paró en seco cuando vio a Kagura malherida en la pierna e intentando levantarse. Fue en su ayuda pero alguien intentó atacar a Kamui, sin embargo no le llegó a dar puesto Shinpachi había puesto su espada de madera en medio y luego lo noqueó en la cabeza.
     —¿Puedes andar? —preguntó Shinpachi a Kagura mientras ponía un brazo detrás se su espalda y ayudándola a levantarse.
   Kagura asintió con un susurro, su herida no tenía muy mal aspecto pero ella estaba algo agotada, se apoyó con la ayuda de su propio paraguas. Su hermano miró a los alrededores, probablemente buscando a su padre. Ella se dio cuenta y señaló a un pasillo a la derecha, sin decir nada Kamui se fue y se quedaron solos Shinpachi, Kagura y Sadaharu.
     —¿Dónde se marchó Gin-chan? —preguntó ella. Estaba sentada encima de Sadaharu, los tres estaban siguiendo a Kamui, que iba aligerando el paso a medida que mataba a más enemigos solamente con sus puños.
     —Ayudando a Katsura-san y a Sakamoto-san —respondió él, la miró de reojo y se percató que ella estaba algo apenada.
   Kagura estaba preocupada por Gintoki, aunque ella sabía perfectamente lo fuerte y hábil que era, siempre sentía una corazonada de que algo podría ir mal. Había veces en las que ella se equivocaba y otras en las que no tanto. 
   Sin embargo, esta vez era diferente. Sentía que algo iba mal seguro, muchas veces también pensaba que sus últimos sueños iban ligados alguna forma a algo malo que pasaría o a Gintoki.
   Además estaba nerviosa, ya que en el último sueño había dicho el niño directamente que ella estaba embarazada pero que no podría vivir para contarlo, y aunque fuese pronto para saberlo ella ya empezó a manifestar algún síntoma pequeño.
   Se puso la mano sobre el vientre y cerró los ojos con fuerza, deseando que Gintoki estuviese bien.
   Kamui se encontró rodeado de enemigos pero Sadaharu se lanzó contra algunos mordiendo cabezas, Kamui sonrió y empezó a pelear también. Shinpachi muchas veces no hizo falta puesto Kamui hacía todo solo. Estaba enfadado, había muchos sentimientos y reflexiones en su cabeza, ni siquiera sabía lidiar con ellos. Cuando cayeron todos los enemigos, él se relamió la sangre que tenía en sus labios y siguió corriendo.
   Umibouzo se encontraba luchando con bastantes enemigos, veinte aproximadamente, pero intuyó de repente que alguien más peligroso se acercaba. Giró rápidamente su cabeza para observar, y se dio cuenta que era su hijo que se había abalanzado sobre la mitad de los enemigos.
     —¿Qué haces parado? ¿No eres el gran Umibouzo? —se mofó él de su padre. Umibouzo puso cara de disgusto pero empezó a luchar con él sin responder a la pregunta.
   Kagura bajó de Sadaharu, en ese momento ella ya se había recuperado y se lanzó contra los enemigos que estaban llegando con ayuda de Shinpachi.

   Gintoki, Katsura y Sakamoto volvieron a entrar en el barco volador y se sorprendieron al ver la situación allí dentro, por cualquier razón, la cual ellos desconocían, estaban empatando y no estaban muriendo muchas personas del Kaientai.
   Mutsu les encontró y les informó de todo, Sakamoto fue a luchar con ella por otra parte y Katsura fue a buscar a Elizabeth. Gintoki decidió buscar a sus dos compañeros.

     —¡Cinco! —gritó Kamui cuando había derribado a uno crujiendo el cuello en el acto.
     —¡Tres! —clamó Kagura, había disparado contra un hombre que estaba luchando contra Shinpachi.
     —¡Dejad vuestro concurso de mierda! —bramó Umibouzo mientras los miraba con recelo.
     —Por desgracia, eso es inútil —intervino Shinpachi, pasando al lado del padre de ellos para intercambiar lugares.
     —¡Diez! —volvió a gritar Kagura con júbilo.
    —¡Quince! —bramó su hermano que estaba sonriendo con sorna.
    —¡Eres un mentiroso! Llevas solo trece, gilipollas —se quejó Kagura, puso ojos de corderito pero su hermano no la miró en ningún momento.
   Sin embargo, Kagura paró de contar cuando vio a alguien con pelo blanco luchando por detrás de los enemigos que tenían en frente, ella fue a correr en su ayuda y al ver el rostro del hombre, ella sonrió feliz.
     —Os he estado buscando un buen rato, coño —dijo Gintoki al poner su espada de madera apoyada en su hombro.
    —Estamos bien, tranquilo. ¿Tú estás bien? —le preguntó ella mientras imitaba el movimiento previo de él con su paraguas y apoyando una mano en su cadera para echar peso en una pierna.
   Gintoki sonrió alegre y asintió con la cabeza, Shinpachi le saludó en un momento que pudo y los otros dos lucharon ayudando a Umibouzo, éste hizo un pequeño saludo con la cabeza, saludo que Gintoki devolvió de la misma forma.
   De un momento a otro sonó un estruendo por una parte del barco volador y se inclinó todo el barco al lado derecho, pero muy poco. Sin embargo, Kagura se deslizó un poco y con ayuda de su paraguas ayudó a recobrar el equilibrio.
     —¿¡Qué está pasando ahora?! — preguntó Shinpachi al chocarse con una pared.
     —Mirad por el ventanal —dijo Kamui, se agarró al calvo, éste intentó zafarse de su hijo. Kamui no paraba de burlarse.
   Gintoki miró por el ventanal que había señalado el hermano de Kagura, y vio lo peor. Una nave enemiga, la más grande de todas había dado el golpe y estaba cargando otro aún más. Gintoki se vio obligado a agacharse junto al resto y Sadaharu aulló y se tumbó, aguardando y protegiendo a Kagura y a Shinpachi. Pero el golpe no se hizo y nunca llegó.

   Sakamoto sonrió aliviado al ver otros barcos voladores del Kaientai que habían lanzado varias cadenas para agarrar al barco volador de Sakamoto, estabilizándolo, y empezaron a atacar a las naves enemigas. Al ser en número superiores, el enemigo se marchó sin dejar rastro y Sakamoto ordenó una retirada.
   Hubo muchos muertos por parte de los enemigos y del Kaientai, pero al menos no hubo pérdidas mayores. Aunque Sakamoto y Mutsu, evidentemente, lamentaron su pérdida mucho más que otros.
   Katsura, dentro de la gravedad de sus heridas, estaba estable. Tenía varias contusiones, heridas con arma blanca y de fuego en las piernas y en el pecho pero resistió con ayuda de Elizabeth, que en ese momento estaba sentado a su lado.
   A Gintoki y a Shinpachi se les tuvo que poner unas vendas en los brazos ya que tenían heridas superficiales, Kagura y su familia en cuestión de minutos ya se habían curado.

(GinKagu) Tiempos de oscuridad |Terminada/en proceso de edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora