Capítulo 11: Un nuevo comienzo

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      Cinco años después...

   
Las calles estaban repletas de gente, tanto que si buscabas a alguien lo más probable es que no lo encontrases hasta que una calle estuviese vacía. Aunque era algo bueno, la gente estaba relajada, los años pasaron normales con las típicas rencillas de cada ciudad. Las naves seguían pasando por el cielo anaranjado, un bonito atardecer para todos los que estuvieran mirándolo. Demasiado bullicio atraía la atención de un chico pequeño, con los ojos blancos, piel muy blanca y ojos azules claros. Correteaba mirando a todos lados, muy feliz y con muchísima curiosidad puesta en algunas tiendas. Detrás corría una persona, mucho más mayor, llamandole por su nombre repetidas veces, algo frustrado porque el niño no le hacía caso, pasaba de él y eso, el hombre que le perseguía, no le gustaba. Pedía perdón cada vez que sin querer empujaba a alguien para pasar, la verdad es que el hombre estaba angustiado, le gustaba estar tranquilo tirado en el sofá pero su mujer era de carácter fuerte y no le quedaba más remedio que ser dócil respecto a ella.
   El niño pequeño paró en seco, al ver alguien con el pelo oscuro y medio largo, unas gafas era lo que más se veía de el rostro de aquella persona. Se acercó rápidamente y se abalanzó sobre él de un salto, tanta fuerza para un niño pequeño de cinco y tres meses de edad no era bueno. El chico se cayó con el niño encima de su cuerpo, abrazándolo y riéndose a carcajadas.
     —La próxima vez que huyas de mí de esa manera y me metas un susto de muerte, tu madre nos va a matar, ¿lo entiendes? —dijo el hombre que perseguía a el chico, respirando agitado, mientras miraba la escena delante de sus ojos, éste sonrió levemente y ladeó la cabeza, divirtiéndose.
     —Vaya formas en las que te crían, Sakata Kazuki —susurró el otro chico, observando la expresión de su amigo—. Definitivamente, es tu viva imagen. 
   El hombre de pelo blanco, sonrió para después no contenerse y reírse. Después cogió al niño en brazos para quitarle de encima de el chico con gafas, pero el niño no se le ocurrió otra que zafarse de el abrazo fuerte de su padre con una patada en la cara. El padre cayó al suelo de bruces, y el niño empezó a dar las palmas entusiasmado y riéndose a carcajadas de como se encontraba el hombre tumbado boca abajo con sangre en la nariz.
    —Ayúdame a levantarme, Shinpachi —dijo Gintoki, casi como si lo estuviese ordenando.
   Shinpachi chasqueó la lengua, pero le ayudó a incorporarse y ambos se quedaron mirando a Kazuki, éste ladeó la cabeza sin entender porque le miraban de una forma incomprensible para él.
     —Gin-san —dijo Shinpachi, recordando la patada que le había metido el niño anteriormente — creo que ha sacado bastante los comportamientos de su madre.
     —No sabes lo difícil que es —suspiró Gintoki, aunque le gustaba que fuese como Kagura.
   El niño se encogió de hombros y vio, como a el fondo de la calle en la que se encontraban, una figura con cabello rojo anaranjado. Fue corriendo velozmente hasta saltar a los brazos, su madre le dio unas palmaditas suaves en la espalda mientras le daba un beso en la frente, aunque ella, por dentro, estaba pensando que el niño pesaba demasiado.
   Kagura se acercó a los otros dos hombres lentamente, observando todas las tiendas de alrededores hasta que llegó a ellos, esbozó una sonrisa amplia y su hijo no hizo más que imitarla.
     —¿Qué tal te encuentras, Shinpachi? Me sorprende que aún estés vivo con la comida de tu hermana —Kagura guiñó el ojo derecho al terminar de bromear.
     —Mucho mejor, gracias por preguntar —sonrió Shinpachi, algo incómodo.
     —¿Qué te pasó? —inquirió Gintoki, sin entender la conversación en absoluto.
     —Gin-chan, te lo dije hace una semana lo que le pasó. ¿Cómo te puedes olvidar de que estuvo ingresado en el hospital por una intoxicación? —Kagura sonó algo decepcionada, pero Gintoki pasó desapercibido con ese detalle.
     —A veces pienso que tu hermana te quiere matar —dijo Gintoki, posando un dedo bajo la barbilla con el semblante serio, estaba pensándolo de verdad.
   Shinpachi suspiró profundamente y volvió a sonreír, contemplando con detenimiento a Kagura y a Kazuki, y era cierto que se parecían demasiado físicamente solo que el pelo es algo que le recordaba a el otro idiota que estaba a su lado, prácticamente hurgándose la nariz con gesto de estar aburrido.
     —¿Quieres volver ya a casa, Kazuki? —preguntó su madre, mirándole con ternura.
     —Ese no es mi nombre —el niño infló los mofletes, haciendo un puchero.
   Kagura suspiró, agotada.
     —Sephiroth —susurraron su padre y su madre, al unísono.
     —¿Está obsesionado con Final Fantasy? —preguntó Shinpachi, mientras se ajustaba las gafas.
     —¿Solo eso? Quiere ser todos los personajes de todos los Final Fantasy, pero le encanta Sephiroth...
     —Lo soy —replicó el niño, mirando a su padre con los ojos entrecerrados.
     —No lo eres y lo sabes, Kazuki. Deja de decir esas cosas —se quejó Gintoki, calmado.
   El niño decidió no discutir, pero para sus adentros seguía siendo Sephiroth, Cloud, Tidus... Las locuras de sus padres se le habían pegado pero, en el fondo, estaba bromeando.
    —Bueno, es hora de volver a casa —anunció Kagura, dejando el niño en el suelo con cuidado y cogiendo su mano con delicadeza. Empezó a caminar, pero se paró y giró media vuelta para esbozar una sonrisa alegre y miró a Shinpachi—. Vente a cenar —era una afirmación, la cual Shinpachi no pudo denegar.
    —Prepárate para la guerra de verdad cuando lleguemos a casa —susurró Gintoki, sonriendo preocupado.
     —¿Tanto se asemeja a Kagura? —inquirió Shinpachi, aunque no sorprendido. Gintoki y Kagura tenían unos comportamientos y unas formas bastante peculiares y similares depende del momento.
     —No tienes ni idea de cuanto hasta que lo veas en su pleno esplendor —respondió Gintoki, mientras contemplaba a Kazuki y a su mujer.
   Ambos se casaron cuando Kazuki cumplió dos años, y ya desde ese momento quedó claro que él era como su madre en muchos sentidos, aunque a veces se parecía a su tío Kamui, éste se llevaba muy bien con su sobrino, como si fuese su padre. Luego el abuelo, Umibouzo, tenía demasiada paciencia con Kazuki, tanta que hasta Kagura aseguraba que realmente aprendió de unos cuantos errores y que estaba cuidando a Kazuki mucho mejor que a Kamui y Kagura cuando eran pequeños.
   Llegaron y abrieron la puerta, Sadaharu se lanzó rápidamente a Shinpachi y le mordió la cabeza, como señal de afecto. Kazuki acarició las piernas del perro con suavidad. Gintoki suspiró al sentarse en el sofá, apoyando sus pies en la mesa.
     —Quita tus pies de la mesa —ordenó Kagura, que fue a preparar té para todos.
     —Sí, señora —refunfuñó Gintoki. Puso sus pies sobre el sofá y abrió la revista JUMP. Su hijo se acercó a él y apoyó su cabeza pequeña en el hombro de Gintoki para mirar lo que estaba leyendo—. ¿Quieres leer un poco? —preguntó el padre, al sentir una presión pequeña en su hombro izquierdo.
     —Eso solo lo leen la gente que están solos —respondió el niño, serio. Gintoki miró a su hijo con incredulidad, y el niño guiñó un ojo mientras le quitaba la revista y salía correteando por el salón—. ¡Te has despistado!
   Gintoki se incorporó, tratando de que no se le viese el rostro, casi le iba a estallar varias venas de la cara. Crujió su cuello repetidas veces, y sonrió. Kazuki solo reía porque consiguió que su padre fuese detrás, corriendo los dos como si estuviesen jugando.
   Shinpachi se sentó, a su lado estaba Sadaharu que miraba a los dos corretear como tontos. Shinpachi se dio cuenta que el perro ya no estaba tan activo, le gustaba más descansar esta vez pero vio en sus ojos una alegría desbordante.
   De repente, sin darse cuenta la revista acabó chocando con su cara y se le cayeron las gafas. Cuando abrió los ojos, estuvo a punto de descojonarse de la risa, observó que el padre y su hijo estaban delante de él, alzando los brazos, como si estuviesen en una clase y Shinpachi fuese su profesor, pidiendo la revista sin decir nada. Shinpachi, se le ocurrió una idea mejor, se la dio a Sadaharu, éste abrió la boca y mordió pero no muy fuerte.
     —¡Sadaharu, dámelo a mí! —gritó Gintoki, horrorizado porque el perro apretó más sus dientes para morder más fuerte.
     —¿A qué yo soy mejor que papá? —inquirió Kazuki, regodeándose al ver el rostro de su padre.
     —Calla, niño.
   Sadaharu dejó caer la revista, y ladró, acto seguido sonó un pitido que Shinpachi conocía demasiado bien, era el traductor de perros. Kazuki lo cogió rápidamente de un cajón y sonrió antes de leer lo que ponía:
     "Tu padre es mejor. Él está en una lista de que personaje es más popular de Gintama y tú ni siquiera existes ahí."
     —Me cago en la... —Kazuki se cabreó e intentó abalanzarse sobre el perro pero Gintoki le cogió de los dos brazos y le sentó en el sofá.
     —No digas esas feas palabras —dijo Gintoki. Cogió la revista y se asqueó, estaba toda llena de babas pero al menos se podía leer, aunque lo dejó en su escritorio.
     —Perdón —susurró Kazuki, bajando los ojos para evitar las miradas de Shinpachi y de su padre.
   Gintoki le puso una mano sobre la cabeza, acariciando suavemente su cabeza y sonrió levemente, luego se sentó en el sofá, esperando a que Kagura llegase con el té hecho.
   Ella llegó con tres tazas de té verde y una taza pequeña con chocolate caliente, fue dando cada taza a cada uno.
     —¡Chocolate! —gritó Kazuki con júbilo y alzando las manos para coger la taza que le dio su madre.
   Kagura se sentó al lado de Gintoki, y ambos se dedicaron una pequeña sonrisa.
   La vida de ellos había cambiado mucho desde hace casi seis años, primero ambos se dieron cuenta de sus sentimientos que se habían estado desarrollando por tanto tiempo, después un embarazo inesperado pero que los dos querían entusiasmados por probar una nueva experiencia, y por último su casamiento y su hijo. Aunque era algo difícil, ya que Gintoki muchas veces salía por algunos contratos que le llegaban para ayudar, algunas veces Shinpachi lo ayudaba y Kagura también lo hacia cuando dejaba a su hijo en el colegio. Tenían el dinero justo para comer todos los días y el tiempo libre para los dos padres era escaso. Aún así, ambos querían mucho a Kazuki, que tenía demasiadas cosas de los comportamientos de sus padres, también tenía una fuerza extrema para un niño de su edad, incluso superaba la fuerza de los niños Yato con su edad. A veces, Kagura se cabreaba demasiado con él, cuando lo llevaba a veces al colegio al poco rato Kazuki se escapaba, de ahí que Sadaharu cogiese una especie de manía por vigilar por si salía e iba a donde fuese con Kazuki.
   Kazuki se sentó en el regazo de su madre, y mientras tomaba el chocolate caliente, se hurgó la nariz y se sacó los mocos. Otra costumbre que había cogido de Gintoki.
     —Mami —le llamó su hijo, mirando hacia arriba para ver el rostro de su madre —. ¿Qué habrá de cena?
   Kagura pensó por un buen rato, resopló con suavidad cerrando los ojos.
     —Creo que arroz con huevo...
     —¡Bien! —bramó el pequeño, juntando las palmas de sus manos y bajando del regazo de su madre.
     —En eso se parece a...
     —Kagura —dijeron Gintoki y Shinpachi al unísono, ambos recordaron momentos del pasado.
   La verdad los tres sentían demasiada nostalgia por no estar como hace años pero ya eran mayores todos ellos, Gintoki ya pasaba los treinta, Shinpachi tenía veinte y seis años desde hace meses y Kagura tenía veinte y cuatro desde el mes pasado. Llevaban conociéndose desde hace diez años, y aún quedaba para ver que les deparaba la vida.
   Muchas veces Gintoki pensaba que la vida que tenían estaba siendo demasiado tranquila para él, seguía habiendo problemas en Edo, como de costumbre, pero cada vez habían menos y eso aburría un poco a los tres.
   Aunque en ese momento, tenían otra cosa con que concentrarse, y es que faltaban pocos días para el cumpleaños del pequeño Kazuki, éste era algo molesto de llevar cuando su fecha de cumpleaños se acercaba, ya que quería mucha atención de los demás puesta en él. También era una fecha de "descanso", los tres no trabajaban en ese día y además venía toda la familia de parte de Kagura, la hermana de Shinpachi, Otose, Catherine, Katsura con Elizabeth e Ikumatsu, Tsukuyo con Hinowa y el hijo de ella, Seita que ya tenía sus dieciocho años y parte del Shinsengumi.
   Sin duda era una fiesta que siempre era complicado por tanta gente que entraba al local, pero tenían razones, a pesar de que Kazuki sea un chico problemático y demasiado ruidoso, tanto que a Otose le molestaba tanto su presencia al principio, con todo eso aún así se hacia querer. Era un niño con una sonrisa que podría iluminar la vida de todos que le rodeaban, unos ojos color océano azul que sinceraba a todo lo que mirase y el pelo blanco y rizado que hacia juego con su piel blanca.
   Era, básicamente, la alegría de todo y de todos quienes le conocían.
   Después de unas horas, llegó la hora de la cena donde todos comieron un plato de arroz con huevo, evidentemente Kagura y su hijo repitieron varias veces. Una de las cosas que han cambiado en cinco años es que Kagura ya comía mucho menos de lo que comía antes, pero aún así repetía tres o cuatro platos de lo que comía, normalmente. Su hijo repite por lo menos como siete veces, y seguía siendo flaco.
   Tuvieron, entre los cuatro, una charla agradable y también recordaron viejos momentos. Shinpachi se fue a su casa para dormir como siempre, y vio a Kondou y ella juntos hablando tranquilamente. Se habían casado hace dos años, lo cual sorprendió a muchos pero Shinpachi ya sabía que los dos estaban mucho tiempo juntos desde hacia tiempo.
   Otae estaba embarazada de seis meses esperando a una niña en concreto.
     —¿Dónde estabas? —preguntó su hermana a él, con curiosidad.
     —Estaba visitando a Gin-san, Kagura y a Kazuki —respondió Shinpachi, observando que los platos de la mesa estaban vacíos.
      —Me alegro de que hayas pasado un rato con ellos, deberías salir más de casa...
     —Sino está tu marido muchas veces por tema de trabajo, tengo que estar yo entonces, ¿no? —dijo Shinpachi, algo cansado de que su hermana hablase de ello casi siempre.
    —Shin-chan puedo cuidarme yo sola —protestó ella, con seriedad.
   Kondou sonrió con incomodidad, e hizo una serie de gestos detrás de ella para avisar a Shinpachi que no siguiese con ello.
   Shinpachi se encogió de hombros, suspiró y fue a su cuarto después de susurrar un "buenas noches", se acostó en su futon, no sin antes recordar muchos momentos pasados y, sin querer, una lágrima salió de su ojo izquierdo pero sonrió y tardó poco en dormir.

   Kazuki estaba jugando con Sadaharu mientras Gintoki y Kagura habían salido afuera para mirar el cielo estrellado, una vista que les encantaba, casi todos los días, ver.
     —Ya mismo va a cumplir seis años, han pasado tan rápido... —susurró ella, con la vista puesta en la luna.
     —Impone que los años pasen tan rápido, ¿no crees? —dijo Gintoki, mientras cogía la mano de ella con la suya y entrelazaron los dedos.
     —¿Quieres otro hijo? —preguntó ella, algo avergonzada por la pregunta que acababa de decir—. Olvida lo que dije —se retractó y miró hacia otro lado.
     —A mí me gustaría —respondió él, sincero. Apretó con suavidad el agarre para que le mirase, y dio un beso suave en sus labios.
     —Pero habría que trabajar más... —dijo Kagura entre besos.
     —¿Y qué? —Gintoki se alejó un poco para apoyar su frente con la de ella—. Si ambos queremos y ahora vamos, técnicamente, bien podríamos intentarlo.
     —Mmm —musitó ella, pensativa mientras cerraba los ojos, sonriendo—. Tienes razón, ahora quiero una hija.
     —No puedes elegir eso —replicó él con una sonrisa agradable.
     —Ya pero me gustaría —se encogió de hombros y acarició con suavidad la mejilla de él, éste cerró los ojos por el tacto de sus dedos suaves sobre la mejilla de él.
   —Creo que a Kazuki no le gustaría...
     —¡Yo quiero tener una hermana! —protestó Kazuki, cruzando los brazos sobre su pecho y haciendo un puchero con su rostro.
   Gintoki y Kagura se rieron y ambos miraron con ternura a su hijo, éste sonrió levemente y se acercó para darle un abrazo a ambos padres.
     —Entonces quieres una hermana, ¿eh? No esperaba eso de ti —susurró Gintoki, mientras le daba unas palmaditas suaves sobre la cabeza de el pequeño.
    —Sería más fácil de vacilarla —respondió Kazuki, encogiendo los hombros pero se llevó una mano sobre su cabeza cuando su madre le había golpeado con suavidad.
     —Como tu padre tenías que ser —susurró ella, negando con la cabeza repetidamente y haciéndose la decepcionada.
     —Ser como yo no es algo malo —dijo Gintoki con un mohín de desagrado.
      —Eso está por verse cuando sea más mayor —protestó Kagura, cruzando los brazos sobre su pecho y formando una mueca de desprecio, que evidentemente era broma, hacia su marido.
     —¿Quieres apostar? —preguntó Gintoki, acercando su rostro a Kagura, ésta por impulso se echó un poco hacia atrás pero ella también le encaró.
     —Adelante, ¿qué propones?
   Kazuki carraspeó sonoramente con los ojos cerrados y sonriente, Gintoki y Kagura les miró y se percataron que su hijo no tramaba algo bueno, tenía una sonrisa socarrona, casi la misma que de su tío Kamui.
     —Me gustaría que no enseñaseis vuestra tensión sexual delante de mí...
     —¡¿De dónde coño has aprendido eso?! —preguntaron sus padres a la vez, esta vez Gintoki fue el que le dio una colleja suave.
     —Lo aprendí de ti, papi —respondió Kazuki, con un tono inocente propio de él cuando se metía en líos. 
   Kagura empezó a mover su mandíbula, amenazante y crujió sus manos, Gintoki salió corriendo por la calle y ella le empezó a seguir. Gintoki estaba realmente asustado y Kagura estaba muy furiosa.
     —¡No le enseñes esas cosas al niño, estúpido! —bramó Kagura, impulsándose para hacer un salto, levantando una pierna para darle un golpe en la cabeza.
   Gintoki cayó al suelo, deslizándose un metro.
     —¡No eres la más apropiada para decirlo! —protestó él, horrorizado. Se incorporó lentamente y vio que Kagura le miraba con furia en sus ojos.
    —¿Por qué? —inquirió ella, lentamente, enfatizando cada palabra.
     —Las burradas que decías con catorce años...
   Kagura se echó sobre él, puso sus piernas a los lados del cuerpo de Gintoki y levantó el puño para darle un golpe en la cara, pero a Gintoki se le ocurrió algo mejor. Cogió sus manos con las suyas con toda la fuerza que tenía y, al ver que Kagura iba a quejarse, la besó con una furia desenfrenada. A Kagura se le estremeció el cuerpo entero y su corazón bombeaba muy rápido, notó también como sus mejillas se acaloraban con el paso del tiempo.
   Mientras tanto, Kazuki evitó mirar la escena porque le daba asco e incomodidad y se fijó en algo que surcaba por el cielo.
     —¡Papá! ¡Mamá! Mirad —dijo él, señalando al cielo.
   Ambos se separaron y buscaron a donde se refería su hijo, y vieron a algo blanco pasar rápidamente por todo el cielo que veían.
     —¿Era una estrella fugaz? —inquirió Kagura, con el entrecejo fruncido.
   Gintoki al principio estaba dudoso, pero luego sonrió con los ojos cerrados y asintió, ambos contemplaron el semblante de Kazuki, que estaba muy feliz ya que era la primera vez que veía una estrella fugaz.
     —Pedí un deseo —dijo el niño, bajando corriendo las escaleras y acercándose a sus padres, les miró a ambos y sin decir nada los abrazó fuertemente.
     —¿Cuál? —preguntaron sus padres al unísono, mientras se aferraban más al abrazo de su hijo y le cogían en brazos.
   Kazuki esbozó una sonrisa socarrona y negó con la cabeza.
     —Si lo digo no se cumplirá.
   Con esto, los tres subieron las escaleras, Sadaharu estaba fuera, sentado y esperandolos a que entrasen. Cuando entraron, el perro lamió el rostro de cada uno dejando muchas babas. Gintoki soltó un quejido de asco, su mujer y su hijo se rieron a carcajadas de su reacción.
   "Que siempre estemos juntos", ese era el deseo que el pequeño pidió.

 
   Pues bueno, el final de este fanfic ya llegó. Aunque bueno ya dije que a lo mejor hacia una segunda parte, eso depende de las ganas que tengáis para ello porque la historia ya la tengo más o menos pensada. Quería agradecer a las pocas personas que habéis leído, votado y comentado los capítulos, que al menos somos unos pocos. Y espero que os haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo desde el mes pasado, ¡un saludo! Y nos vemos en otro fanfic o quien sabe, la segunda parte de esto ;)
   ¡Hasta luego majos/as! 
   PD: Editaré los primeros capítulos, que por lo que vi se subieron un poquito mal con los guiones puestos donde le da la gana y hubo ciertos caps que le puse música y ni siquiera se pusieron, así que eso.



 

(GinKagu) Tiempos de oscuridad |Terminada/en proceso de edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora