Capítulo 10: Nuevo inquilino

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   Kagura estaba sentada, acurrucada con unas mantas porque hacía demasiado frío, tanto que hasta tiritaba de vez en cuando mientras veía un programa de risa en la televisión. A su lado, tumbado en el suelo estaba Sadaharu, con los ojos cerrados y durmiendo tranquilamente, aunque movía su cola cada unos cuantos minutos, probablemente soñando.
   También ella se sentía últimamente más agotada, el tener una barriga que parecía como si tuviese un pez globo gigante hacía que cualquier cosa que quisiese hacer fuese el doble de pesado.
   Estaba embarazada de ocho meses y una semana y ya notaba pataditas y dolores en su panza en momentos aleatorios. Ella pensó en que nombre ponerle, ya que se sabía que iba a ser un niño, pero tenía problemas con Gintoki porque él quería ponerle otro nombre. 
   Kagura a veces tenía visitas, sobretodo de Otae y su padre. Su hermano no iba a visitarla porque estaba en el espacio haciendo de las suyas, aunque prometió visitarla en el momento que ella le avisase que tuviese el hijo.
   Sumida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que habían tocado al timbre como unas cinco veces seguidas, se levantó lentamente y caminó hasta la puerta para abrirla. Se sorprendió mucho de quien se trataba.
     —¿Puedo pasar? —preguntó Tsukuyo con cortesía, sin embargo Kagura se dio cuenta que estaba buscando con la mirada a Gintoki.
     —Claro —ella se echó a un lado y dejó pasar a la mujer. 
   Tsukuyo estaba algo incómoda pero se sentó, cruzando una pierna sobre la otra e inspiró sonoramente.
   Ambas no habían mantenido ninguna conversación en esos meses, eso apenaba a Kagura ya que ambas se llevaban bien e incluso ésta la cogió cariño en los años anteriores. Kagura, más de una vez, se sentía celosa de ella, ya que tenía la edad de Gintoki o tal vez algo menos y sabía que era bastante atractiva pero eso no quitaba que se llevasen bien.
     —Siento no haberos visitado antes, estuve ocupada con ciertas cosas y...
     —No tienes que excusarte —Kagura intentó hablar con un tono normal, pero sabía que su voz estaba fallando en eso. Se sentía triste, ella ya sabía que Tsukuyo sufriría con esto.
    —Sabes que sí, Kagura. Sé que te sientes incómoda, sabiendo de que yo estoy... —calló un momento y cerró los ojos, negando con la cabeza — estaba enamorada de Gintoki, pero...
     —Basta, Tsuki —Kagura se estaba agobiando cada vez más, le daba demasiada importancia — no pasa nada, entiendo lo que estás pasando.
     —¿Cómo puede ser que estés siendo compresiva? —ella arqueó sus cejas levemente, realmente estaba curiosa.
   Kagura se limitó a responder encogiendo los hombros, no quería hablar más del tema pero se frustró un poco porque Tsukuyo quería dejar claro las cosas para seguir adelante sin tener que pensar más en ellos dos. Kagura, de un momento a otro, empezó a sentirse mal, un dolor intenso le dio en el vientre y se puso la mano sobre el vientre y empezó a soltar suspiros para relajarse. Tsukuyo se dio cuenta de esto al momento y se incorporó, asustada, se puso al lado de ella.
     —Kagura, vamos al médico —dijo Tsukuyo, poniendo sus manos alrededor de sus hombros para intentarla levantar pero Kagura soltó un grito ahogado.
    —Llama a Gin-chan, por favor —susurró ésta, intentando acomodarse en el sofá.
   Kagura sentía un dolor demasiado intenso que parecía hasta más doloroso en comparación a una espada incrustada en su cuerpo. Tsukuyo la hizo caso de inmediato y llamó a Gintoki desde el teléfono de la casa, habló tan deprisa que hasta a Gintoki le costó entender.
   Después de unos quince minutos, Gintoki llegó apresurado y se arrodilló junto a Kagura para ver su rostro.
    —¿Qué es lo que ha pasado? —preguntó Gintoki, mientras la cogía en volandas con mucho cuidado.
     —Estábamos hablando cuando, de repente, empezó a ponerse la mano sobre su panza y estuvo gritando de dolor por varios minutos —respondió Tsukuyo, evitando la fiereza mirada de Gintoki.
     —¿De qué?
     —De ti —respondió ella con nerviosismo.
   Gintoki suspiró pero no dijo nada puesto que le preguntaría a Kagura después sobre ello. Gintoki llevó a Kagura al hospital sin estar acompañado por Tsukuyo, ya que ésta dio una excusa de que tenía que irse por unos motivos importantes.
   Él no entendía a que venía esa visita, y menos cuando faltaba menos de un mes para que ella tuviese el hijo, pero no le dio demasiada importancia.
   Al poco, Kagura salió de la sala con el rostro más suavizado, y con una ligera sonrisa.
     —El niño está bien, tranquilo —dijo ella, al acariciar suavemente el rostro de Gintoki.
     —¿Y tú? —inquirió él, algo preocupado. Kagura supo a que se refería y no sabía si decirle la verdad.
    —Tsuki vino a hablar de porque no había venido en los anteriores meses. Evidentemente sé que una de las razones era por ti así que no quise hablar más de ello, después pasó lo que ya sabes y nada más —Kagura suspiró después de responder, como si se hubiese quitado un gran peso de encima.
   Gintoki quitó la mano de Kagura para ponerla entre sus manos, y luego dio un beso pequeño a aquella mano pequeña. Sabía que ella lo estaba pasando mal, pero no podía ayudarla con aquello, aparte tampoco quería que Tsukuyo estuviese mal teniendo en cuenta que la consideraba su amiga aunque fuese la única en no visitar a Kagura.
   Kagura sonrió, intentando aliviar la situación solo se le ocurrió cambiar de tema repentinamente.
     —¿Vamos a casa? Shinpachi estará esperándonos.
     —Cierto —respondió él, empezando a caminar para salir del hospital. Volteó para ver a su novia y vio que andaba con un poco de dificultad—. ¿Quieres que te lleve en brazos?
   Kagura se sonrojó levemente y se rascó la nuca.
     —No hace falta, Gin-chan.
     —La verdad es que pesas como una vaca ahora mismo, algún día de estos voy a pensar que tengo una novia gorda...
   Kagura crujió sus huesos de las manos y le golpeó a su novio en la cabeza, haciendo que cayese estrepitosamente contra el suelo.
     —Perdón, ha sido un impulso —ésta sonrió y empezó a caminar lentamente.
   Gintoki se quejó, dolorido, pero se incorporó rápidamente y le dio la mano a Kagura para que ambos fuesen juntos cogidos de la mano.

   
   Pasaron dos semanas realmente insoportables para Kagura, no paraba de quejarse de sus dolores de espalda, sus antojos de comida eran demasiados y de repente ya no quería comer, su panza estaba más grande que antes y sentía que se le iba a explotar. Aunque, en el fondo, ella estaba muy feliz. Gintoki y Shinpachi siempre la estaban cuidando, y ambos se iban a trabajar para ganar algo de dinero, sin embargo Gintoki volvía a los pocos minutos para observarla. Realmente no tenía porque preocuparse, o eso pensaba Kagura, porque Otose cuidaba de ella de vez en cuando junto con Otae.
   Aunque, el día 12 de Diciembre, Kagura se levantó con muchos dolores, a su lado estaba Gintoki que la veía con curiosidad y algo de consternación. De repente, ella rompió aguas y se quedó petrificada al ver todo mojado en el suelo. Gintoki, que había visto eso, se puso las manos a la cabeza y cayó al suelo dramáticamente, no esperaba que pasase eso tan rápido.
   Shinpachi fue el que actuó para llamar a un taxi y que les llevaran a los tres, Kagura no paraba de resoplar con la cara roja y sudando de los dolores, Gintoki tenía la cabeza sacada por la ventanilla ya que no podía calmar sus nervios y Shinpachi era el único que intentaba ayudar a Kagura.
   Cuando llegaron al hospital, metieron en una sala a Kagura rápidamente y Gintoki entró aunque se arrepintió nada más ver el rostro de ella. Su rostro era amenazante y a la vez se veía a leguas que estaba sufriendo por los dolores. Él, entonces pensó que tenía que darla apoyo, le dio su mano y se lamentó ya que Kagura le había cogido la mano y empezó a apretar tanto que crujió sus huesos y la mano de Gintoki estaba tornándose a color morado.
     —¡Gin-chan! ¡La otra mano! —gritó Kagura mientras empujaba para ir sacando al niño.
     —¿Cómo que la otra? —su pregunta había salido con tartamudeos y estaba realmente asustado, no por ella sino por sus manos.
   Kagura, sin poder responder, cogió la mano izquierda de Gintoki y volvió a apretar demasiado, Gintoki intentó reprimir un quejido pero era demasiado para él. Intentó soltarse del agarre fuerte de ella pero no podía, y ésta, al ver lo que estaba tratando de hacer, le fulminó con la mirada.
     —Ni se te ocurra —dijo ella, haciendo un énfasis en el "ocurra".
   Kagura gritó de dolor y volvió a empujar, a su lado estaban dos enfermeras y una doctora ayudando en todo lo que podían pero hasta incluso a ellas les intimidaba el carácter de su paciente.
     —Inspira y expira...
     —¡Es lo que hago joder! ¿No lo ves? —ella le gritó a la enfermera, realmente estaba enfadada.
   Kagura apenas podía empujar y notaba que su cuerpo se desmoronaba por dentro hasta que consiguió escuchar un llanto de un bebé, tan fuerte que podría reventar los tímpanos de ella. 
   Después de que limpiasen al bebé y mirasen si estaba todo en condiciones, lo pusieron en el regazo de la madre con cuidado. Kagura lo meció en sus brazos, sonriendo extasiada pero triunfante al verlo sano. Gintoki, por otro lado, literalmente se había caído desplomado al suelo quejándose de sus manos quebradas y estando a punto de desmayarse, pero en el fondo se sentía muy feliz.
     —¿Cómo quieres que le llamemos, Gin-chan...? —ella miró a todos lados, sin encontrar a Gintoki—. ¿Gin-chan? —se incorporó para sentarse dolorida y vio a su novio desplomado en el suelo, ésta sonrió levemente—. Bueno, viendo que no estás capacitado para decidir el nombre conmigo, se lo pondré yo.
   Estuvo un rato pensando, estaba entre tres nombres pero consiguió decantarse con uno.
   Bajó la cabeza del niño con cuidado y lo puso sobre su pecho descubierto para que mamase un poco, era una sensación extraña pero no la incomodaba en absoluto.
     —Te llamaré Kazuki —dijo ella, sonriendo y mirando con complicidad a su hijo recién nacido.
   Gintoki levantó el pulgar hacia arriba dando su aprobación y cayó derrotado, dormido en el frío suelo.

   Cada unas cuantas horas, alguien aparecía en la sala para darle la enhorabuena a los padres, Otae y Shinpachi fueron los primeros. Ambos estaban orgullosos y felices por ellos. Sin embargo, era cierto que cuando ciertos enfermeros preguntaban sobre que edad tenían los padres, las opiniones cambiaban sobre si estaba bien o no el que tuviese un hijo los dos, teniendo en cuenta la diferencia de edad y que la madre era muy joven.
   Kagura hizo oídos sordos como Gintoki, y dedicó todo su tiempo a mirar al pequeño con un brillo que su pareja ni nadie lo había visto antes, pero Umibouzo, el que llegó uno de los últimos, vio que la forma en la que observa a su hijo era la misma cuando Kouka contemplaba a sus hijos, una mirada llena de amor y ternura.
   Kyuubei, aquella chica que quería ser un hombre a toda costa, sintió como una sensación de envidia al ver a Kagura con su hijo, sosteniéndolo con delicadeza. Cuando salió de la sala, se encontró con Otae, que la miró con una pizca de curiosidad y de suspicacia.

   A los dos días le dieron de alta a Kagura y ya se podía ir con el niño de vuelta. Kagura llegó a la casa y vio que la vieja y Catherine habían preparado una fiesta de bienvenida al nuevo miembro.
     —No te olvides de pagarme el alquiler —susurró Otose, entrecerrando sus ojos como si fuese una amenaza hacia Gintoki.
     —¿Desde cuándo me he olvidado yo de pagarte el alquiler, eh? —bufó Gintoki. Otose le miró como si tuviese ponzoña en sus ojos y él, al ver esa mirada, se apresuró a hablar con otra persona y beber su cerveza con tranquilidad.
     —¡Pero bueno! ¿Qué me perdí? —Kamui había entrado con Abuto a su lado, ambos sonrientes pero la sonrisa de Kamui era más agradable de lo normal.
   Kagura sonrió y le puso en las manos a su hijo, Kamui se quedó medio boquiabierto y se fijó en como era físicamente. Por lo pronto, tenía los ojos y la piel como su madre. Kamui sonrió y se regodeó por dentro de que el niño parecía que había sacado más los genes de su familia que los genes defectuosos de su padre.
   Al poco tiempo, llegaron los que faltaban. Entre ellos estaban Sougo, Hijikata, Kondou y Nobume, que dieron todos la enhorabuena a los padres.
   Sougo se acercó a Kagura y empezó a hablar con ella como si fuesen casi amigos.
     —Veo que os divertisteis —dijo éste, sonriendo ligeramente y mirando a Gintoki.
     —Eh, no digas marranadas —replicó Kagura entrecerrando los ojos, aunque posteriormente sonrió.
     —Me alegro de que ambos estéis juntos, aunque voy a tener que avisar a el jefe de tus actitudes mediocres...
   Kagura le dio un puñetazo en la cabeza, haciendo que el rostro de Sougo se estampase contra el suelo provocando un ruido sonoro en todo el local. Ella se limitó a encogerse de hombros y comprobar como estaba su hijo.
   Kamui miró a todos lados, hasta que sus ojos encontraron a Nobume. No se interesaba en ella, tan solo encontraba raro que una chica como ella se acercase a este tipo de situaciones. Se acercó a ella decidido para entablar una conversación amena.
     —Es extraño que tú estés en sitios como este —habló Kamui cuando se puso al lado de Nobume, examinándola con curiosidad.
     —Tendría que preguntarte lo mismo —dijo Nobume, su tono era seco como de costumbre pero su rostro estaba suavizado por el ambiente en el que estaba.
     —Las personas cambian —Kamui se encogió de hombros al decir aquello, y cruzó los brazos sobre su pecho.
    —¿Tú has cambiado? —inquirió Nobume, le miró con sumo interés. Ambos se dieron cuenta de que era la primera vez que ella le miraba a los ojos y que estaba curiosa de saber algo de alguien que no fuese de Edo.
    —Sí y no, sigo siendo el mismo. Solamente que esta vez valoro más a la familia que tengo, aunque siga teniendo sus defectos —respondió Kamui, apoyando su espalda contra la pared y observando como su hermana hablaba alegremente con su padre.
    —Supongo que los defectos pasan en ti.
     —Me siento débil, por interesarme por ellos pero sé que es algo que no puedo evitar —Kamui sonrió, algo nostálgico por algunos recuerdos que le vino a la cabeza, no muy felices.
     —No eres débil. Al menos, eso demuestra que tienes corazón, y eso no se ve a menudo en estos años —susurró Nobume, apenas se la escuchaba cuando lo mencionó.
   Kamui decidió callarse y sumirse en sus reflexiones como de costumbre y Nobume también estuvo atenta a sus propios pensamientos, lo que era claro para ambos era que lo más probable es que hablasen de vez en cuando, ya que ambos son algo parecidos.

   La fiesta terminó, y cada uno se fue a sus casas respectivamente.
   Gintoki se acostó en el futon velozmente, a su lado estaba la cuna donde reposaba el recién nacido, dormido. Kagura se acostó a su lado, aunque ella estaba reflexionando.
     —¿Crees que Kazuki estará bien aquí? —preguntó Gintoki, dando la espalda a Kagura.
     —Es mejor que esté aquí que en el salón...
     —Me refiero en Edo —susurró, mientras daba la media vuelta mirando a su pareja con curiosidad.
   Ella alzó las cejas, esperando a que se explicase, ya que no entendía la pregunta de Gintoki.
     —Pienso que aquí es demasiado peligroso para él. Vivir en otra parte nos sería mucho mejor, aquí ya nos conocen demasiado y no estaríamos tranquilos —explicó Gintoki, bajando los ojos para evitar la mirada penetrante de ella.
     —Creo que es una ventaja que estemos aquí —replicó ella, mirando al techo y escudriñando mientras pensaba cual sería la mejor opción —. Me refiero a que nos conozcan, que sepan quienes somos. Si eso lo saben, no creo que nadie se acerque a nuestro hijo para hacerle algún mal, ¿entiendes?
   Gintoki negó con la cabeza, sin subir la vista a ella. Realmente creía que Kagura no estaba entendiendo las preocupaciones de él.
     —Es malo para él, ¿sabes cuántas veces han destruido este lugar? —preguntó él, haciendo un esfuerzo para no sonar frustrado y mantener la calma, a su vez contempló el rostro de ella y el corazón por dentro se le torció, Kagura tenía el ceño fruncido, parecía enojada.
     —Varias, pero eso no quiere decir que pase más.
     —También eso no quiere decir que no pase más —enfatizó él en el "no" de que pasase más veces.
   Kagura suspiró, agotada. Llevaba siendo unos días largos para ella como para hablar de esos temas, así que se giró para no ver el rostro de su pareja. Al mismo tiempo, Gintoki se giró al lado contrario y miró la cuna mientras pensaba si estuvo bien lo que había dicho.
     —Entiendo de que estés preocupado por tu hijo. Yo también lo estoy, pero debemos confiar en que todo irá bien, realmente sabes que todo este país es peligroso, por no decir el mundo entero en estos momentos, quien sabe lo que pasa ahí fuera, pero para eso estamos nosotros y la gente que te rodea y te aprecia —explicó Kagura, pensando en como reaccionaría Gintoki con aquello.
     —Siento por haber dicho lo anterior —se disculpó Gintoki, en un susurro apenas inaudible.
     —No deberías disculparte, vuelvo a repetir que entiendo que te preocupes por él pero, si miras desde mi punto de vista, verás que estaría en peligro en cualquier otro sitio —ella giró para ver a su pareja, el cual seguía girado hacia el otro lado. Le abrazó por la espalda, cruzando sus manos sobre su torso y sonrió levemente.
     —Sois lo más importante que tengo —dijo él, poniendo sus manos sobre las manos de ella para sentir su calor, le relajaba.
     —Sé que nos protegerás, pero yo también te protegeré a ti. Protegeremos a todos, ¿vale? —ella se aferró más a su espalda para luego caer dormida.
   Gintoki no respondió, puesto ya sabía que tenía razón.




   ¡Buenas! Siento decir que este capítulo es bastante más corto de lo que suelen ser mis capítulos, aprox una media de 3500 a 4000 palabras, pero he de decir que este fic terminará en el siguiente capítulo. Aclaro, para el/la que tenga dudas, que en el siguiente capítulo me despediré apropiadamente y que va a haber un salto en el tiempo, probablemente ubicaré que el niño tenga tres años o cinco, ya que es posible que haga un segundo fanfic que sería la continuación de este. Sin embargo, dentro de poco empezaré un fanfic de otra pareja así que es muy probable, que depende de la aceptación que tenga este, lo haré más rápido o no el segundo.  Por cierto, la pareja del otro Fic es Kacchako(ni me pregunten porque, estoy obsesionada), que es odiado por muchos/as, lo sé pero aún así lo haré igual. Y el que quiera leerlo se puede pasar :D
   Dicho esto paso a despedirme ya por hoy, que no quiero dar más la lata. Espero subir el último capítulo dentro de poco, ya sabéis un me gusta y comentarios son más que recibidos. ¡Hasta la vista!





  

(GinKagu) Tiempos de oscuridad |Terminada/en proceso de edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora