Él necesita

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   Él necesita que lo sorprendas.

   No pienses mal, te ama profundamente, pero le gustaría que mostraras esa faceta oscura tan distinta a como usualmente te comportas.

   Desearía que tomaras el control por una noche.

   ¿No se te ocurre nada?

   Quizá un juego. Con esa ropa íntima de sensuales encajes oscuros, puedes ser traviesa y creativa. Podrías alistar todo antes de su llegada, envolver en sombras toda la casa o jugar con luces tenues de unas cuantas velas.

   Sorprenderlo en cuanto cruze la entrada: que lo primero que perciba sea ese perfume tuyo que le encanta, puedes tapar sus ojos gentilmente con uno de tus adornos para el cuello, pasearlo hasta la habitación o detenerse en la sala, la cocina o cualquier lugar.

   Dile entre demandantes besos que esta  noche tú tienes el dominio de la situación.

   Y juega lentamente con su cuerpo. Déjalo palpar cada una de tus dulces curvas, rememorando, dibujando cada forma con caricias cargadas de adoración.

   No podrá verte, así que estimula sus sentidos lentamente.

   Recorre cada marca o lunar, cada músculo, mientras lo despojas de su camisa. Juega tal vez con un cubo de hielo desde su ombligo hasta su pecho, con un poco de vino da vuelta al camino o incluso con chocolate derretido descubre nuevas rutas mientras tus manos traviesas le quitan la playera.

   No olvides sujetarle las manos.

   Está bien por hoy, estás tomando lo que cada noche te reafirma como tuyo luego de llevarte más allá de la siguiente vida.

   Con tus dedos helados, después con tus labios, recorre suavemente cada palmo de piel: delinea sus costillas, muerde suavemente sus clavículas, observa el agitado subir y bajar de su pecho, mira como cada músculo se tensa ardiente de pasión.

   Deleitate con sus reacciones, bebiendo sus quejidos, mordiendo sus labios, arañando sus brazos.

   Besa con atrevimiento su cuerpo, devora lentamente cada suspiro. Él lo está disfrutando.

   Anticipa tu próximo movimiento: recorre lentamente con el borde de tu uña el camino que baja de su ombligo a su zona más sensible, su llave al placer más intenso.

   Observa las reacciones de su piel, cómo se eriza cada milímetro, ansiando tus toques, gritando por más. Contempla el sudor que comienza a aparecer y a su instinto primario despertando furioso por ti.

   Elige el momento preciso; con su labio entre tus dientes y tus uñas en su pecho.

   Muéstrale cuánto puede perderse en tí.

   Danza a diferentes ritmos y memoriza una a una sus distintas expresiones, su éxtasis y júbilo.

   Olvida el tiempo.

   Hazlo rápido, hazlo lento, él lo disfruta y tú también.

   Apóyate en él y viajen juntos por los distintos caminos que hay para recorrer. Es tuyo, llévalo a encontrar nuevos horizontes y pierdanse ambos entre miles de aventuras.

   Esto es distinto.

   Esto es una sorpresa esperada por mucho tiempo.

   Disfruta tanto como él, del ritmo que mece cada redondez y derrite tu piel.

   No te reprimas, hazle saber que ambos están unidos, que encuentran ello erótico y peligrosamente sensual.

   Y cuando el encuentro llegue a su fin: desata sus manos, libera sus ojos. Él querrá verte, besarte y acariciarte.

   Querrá mimarte, recorriendo lentamente tu espalda con sus dedos.

   Pretenderá arrullarte con cariños, recorriendo suavemente tus cabellos mientras sus cuerpos encuentran sosiego a su agitación.

   Y tú podrás relajarte entre sus caricias y el calor de sus brazos.

   Pero no esperes que la calma dure mucho tiempo.

   Él es un depredador y ahora mismo está famélico. Está acechando, esperando el momento para levantarse y comenzar todo de nuevo, para tomarte con igual voracidad como tú lo has hecho.

Relatos de ellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora