No olvidar

278 0 0
                                    

   Esa noche me pediste un abrazo. Y yo te dije que tomaras todos los que necesitaras, incluso me atreví a acariciarte. Todo era sincero, siempre fue cierta cada palabra que te escribía o pronunciaba cuando hablábamos.

   Creí que tenía bien sujeta tu mano, que te sentías seguro conmigo, que estaba logrando ayudarte, que había quedado claro que contabas realmente conmigo.
Pero no me di cuenta que estabas más herido de lo que me hiciste saber. No me di cuenta que necesitabas que te abrazara más fuerte y no te dejara ir.

   ¿Y ahora?

   Llorar no sirve ni cambiará nada y me desespera que sea lo único que puedo hacer.

   Llorar no va a traerte de vuelta, aunque desearía que lo hiciera.

   Quiero dormir, para despertar y descubrir que esto fué una pesadilla. Hablar contigo y reírnos de mis ideas extravagantes, de mis chistes malísimos... Volver a escuchar tus pensamientos, volver a estrecharte con mis palabras y demostrarte que eres importante, cantarte miles de veces más esas canciones que te gustaban oír.

   Esta mañana he despertado con tu mensaje.

   Odio las despedidas, pero por primera vez me hubiera gustado tener una. Así hubiera tenido oportunidad de sujetarte, de hacerte cambiar de opinión, de rogarte que me permitieras pintar de colores tu vida y me habría encargado de mostrarte que incluso en el dolor hay belleza si tienes con quién acompañar bien las tristezas.

   ¿Qué importa si critican por rogar de afectos a una dama? Preferiría mil veces ser señalada a llorar hoy por no haber podido hacer nada.

   Si pudieras escucharme, sabrías que ya no podré ver de igual forma las noches con estrellas. Ya no me darán sólo el misterio del romance o la tranquilidad de la esperanza: ahora también me darán recuerdos bañados en nostalgia. Porque estando tan bellas y lejanas nunca podré si quiera rozarlas como tampoco podré volver a sentirte a ti.

   Digan lo que digan, tu ausencia siempre me pesará en la conciencia. Siempre sentiré que como persona, como confidente y amiga, te he fallado al momento de hacerte sentir amado.

   Y sé que deberé continuar mis viajes por la vida, pero ahora mismo duele tanto como pesa tu ausencia a mi lado.

   Hoy más que nunca me duele la frase que yo misma he adoptado, pero cumpliré con ella como lo has pedido en tu último recado, querido amigo. Te juro que pondré todo mi empeño para no fallarte en esto aunque sienta que el alma se me quiebra en ello.

   No, no lo haré. Por ti, por mí, no olvidaré sonreír.

Relatos de ellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora