~11 capítulo~

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La frase esa me descolocó, también hizo que algo en mi se encendiera.

-...

— — — — — — — — — — — — — —

-No es mío ni de nadie, es de él o de quien quiera ser, no te metas ni con él, ni con los míos y menos conmigo ¿Entendido?-le dije muy seriamente y segura de mí misma, apretando aún más los dientes por la rabia acumulada.

E me tocó el hombro haciéndome soltarla de mí agarre y seguidamente que estas tres salieran por la puerta a paso rápido.
La gente que había hechado empezó a entrar, me rodearon y se pusieron a aplaudir.

También se acercaron mis hermanos:
-¿LJ, podemos hablar?-preguntó M.
-Luego del entrenamiento-le contesté.

Todos me observaron a mí y a Tarifa durante el entrenamiento, pero siempre en silencio, igual que hizo Tarifa el primer día.

Al salir del vestuario estaban todos parados delante mía.
-¡Vamos a fuera!-sugerí, mientras salíamos fui a ver a E-adiós E.
-Adiós LJ, nos vemos mañana.

Salí y estaban los cuatro y apartado Tarifa callado y mirando a un punto fijo de la puerta.
-Hola-saludé captando la atención de los cinco chicos.
-LJ, tenemos que hablar contigo, en privado-dijo TJ mirando a Tarifa.
-A venido conmigo-confieso al ver como le amenaza con la mirada a lo que yo le miré aún peor.
-Bueno, papá quiere verte-dice M.
-¿Qué quiere?-le pregunté alzando una ceja.
-M-G-C-dice L serio.
-Noooo-dije alargando la "o"-era una falsa alarma, ahora lo he confirmado, no hay MGC.

Preguntaréis, pero que es eso, bueno, mí família utiliza códigos con las siglas, MGC es:me gusta un chico.
Lo creó mí padre para momentos así.

-Vale-dice AJ.
-Pero a ti, te estaré vigilando-amenazó TJ a Tarifa con el dedo índice.
Nos despedimos todos y se fueron.
-Gracias por lo que dijiste antes, tenías toda la razón-dijo al fin Tarifa abrazando me y asegurándose que mis hermanos no estaban a la vista.

Volvimos al ala Norte, llegábamos tarde a cenar.

-Si que habéis tardado hoy-dice Logan mientras vio que entrábamos.
Los demás miraban a Tarifa con cara de pillos a lo que él contestó con un sonrojo.
-Mis hermanos han aparecido-dije seca mientras me sentaba.
-¡Hay los nueros!-gritaron todos.
-¿¡Os callais ya o os tengo que callar!?-amenazé.
-A Tarifa no me importaría-dijo Logan por lo bajito pero yo lo oí.
Sin más cogí el cuchillo y lo lancé al costado clavandolo en la pared y rozando lo.
-Y eso queda como aviso-amenazé con el tenedor a todos los presentes.
Logan movió los labios como si dijera algo pero esta vez no llegué a oírlo.
-¿Has dicho algo?-dije alzando la voz.
-Nada-dijo a regañadientes.

En la cena hubo un silencio muy incómodo cargado de tensión por saber quien iba a ser el primero en hablar, pero después de acabar todos la cena, la gente se fue levantando, dejaban los platos en la cocina y se iban a las habitaciones, supongo que a dormir o al menos irse de esa habitación donde era imposible sentirse bien.
-Buenas noches-dijo Viruzz, que era el único que quedaba ya por irse, solo quedábamos Tarifa y yo.
-Tendríamos que irnos ya-sugirió Tarifa sacando me de mi mundo.
-Si, mejor vamos.

Así había ido mi día, como el putísimo culo.

Al tocar las sábanas de la cama sentí alivio y al notar un peso a mí lado, también.

Me acerqué a Tarifa lentamente y lo abracé como si al día siguiente no fuese a despertar, como todas las noches desde que él apreció en mi vida.

Era miércoles, el día siguiente, ya por la noche, acabábamos de cenar y nos disponíamos a dormir, hasta que Tarifa rompió el silencio que había entre nosotros dos.
-¿LJ has visto las heridas que tienes en los nudillos?-preguntó comiendo me de la mano, al levantar la cabeza me encontré un Tarifa que reflejaba pura preocupación.

Es verdad que me dolían después de los entrenamientos pero no quise darle importancia y no mirar por si luego me arrepentirme.

Al momento de fijarme vi la mano roja con los nudillos pelados y alguna que otra mancha de sangre, algunas secas y otras más recientes.

-Tengo vendas en el bolsillo pequeño de la mochila-dije mientras me sentaba en la cama y Tarifa rebuscaba en mi mochila.

No ne hacía ninguna gracia que Tarifa mirara mi mochila, pero si no le dejaba lo haría a la fuerza, y eso, iba a ser peor.

Se acercó a mí, cogió mi mano y vendó mis nudillos.
-Gracias-murmuré en voz baja.
Él se limitó a sonreír y a guiarme hacía la cama, esta vez fue él quien me abrazó como si de una almohada se tratara.

La semana pasó lentamente sin esperar nada nuevo de ella, cada vez veía menos a Olivia por culpa del chico con el que estaba, o se veía, que más daba, solo sabía que pasaba mucho, demasiado tiempo con él, a parte, no sabía nada de él, ni su nombre ni como era, Olivia se negaba a presentarme lo todas las veces que le suplique, seguramente pensaría que lo quería matar, tampoco la culpo de ello, a veces soy muy impulsiva.

Cada día tenía que cambiar me la venda si no quería que esas heridas fueran a mal, y eso sería malo, también cada vez los entrenamientos eran más duros, no vi a mis hermanos más, pero recibí varios mensajes suyos y de papá.

La semana que venía iba a ser buena, y compensaría la mierda y el aburrimiento de esta.

Nunca supe decir adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora