Sonó el pitido, y en ese preciso momento me arrepentí de muchísimas cosas.- - - - - - - - - - - - - -
La chica no era mala, pero tampoco buena, le faltaban perfeccionar en algunos aspectos.
Logré parar todos sus golpes, cuando vi que ya estaba bastante cansada, así que ataqué yo, como una vez me dijo E, en el estómago es lo mejor para acceder fácilmente a la nariz.
Le di un puñetazo en el estómago, la chica se encogió colocando sus manos en la barriga por auto reflejo, aproveché su posición y le di un rodillazo en la nariz.
Ahora esta llevó sus manos a la nariz y de repente escupió sangre, eso significaba que también había afectado a alguna otra parte de la cara.No sé rindió, se ve que tenía ganas de ganar, pero eso yo no lo iba a permitir, al final me cansé, dirigí mi mirada a Tarifa quien asintió con una sonrisa, yo se la devolví.
Fui hacia ella y le clavé otro puñetazo en la barriga y en la barbilla obligando le a retroceder, le cogí de la mandíbula coloqué su brazo detrás de la espalda haciendo que se retorciera a causa del dolor.
Le hice la travanqueta de modo que esta cayó al suelo de morros, apoyé mi peso dejando su cuerpo totalmente pegado al suelo.La chica empezó a dar palmadas en el suelo a causa del terrible dolor que estaba aguantando, el árbitro se acercó y al ver la situación hizo sonar el silbato. Fue hacia mí y levanto mi brazo, la gente empezó a bitorear y a gritar.
El hombre se rayas blancas y negras se retiró.
Tarifa corrió hacia el ring donde yo estaba parada, sin ningún movimiento, solo examinando detalle a detalle lo que acababa de pasar.
Primero me abrazó, luego limpió sangre que tenía en el labio y por último juntó nuestras frentes para decir.
-Lo has logrado.
-Lo hemos logrado-le corregí.
Nos separamos lentamente, para luego saludar a todos mis conocidos y amigos.Más tarde lo celebramos y cuando llegó la noche y volvió a mí cabeza el miedo que tenía esta mañana pero alguien se acercó a mí sacando me de mis oscuros pensamientos.
No lo conocía, era un hombre, quizás rozaba los cuarenta, conservaba el pelo, era muy alto y poco más pude llegar a ver.
-Hola, soy Alan Brown y soy de Inglaterra, Londres-se presentó-y soy entrenador profesional.
En ese momento me atraganté con mi propia saliva, también flipaba lo bien que hablaba español.
-¿Qué, qué?-pregunté.
-Lo que ha oído, entrenador profesional y me has interesado mucho ¿Te gustaría convertirte en boxeadora profesional allí en Londres?-no dudé la respuesta.
-¡Claro que sí!-grité.
-Mañana mismo paso a por ti para irnos, toma mi contacto-ne entregó una targeta con un número de teléfono.
Pero de la nada apareció Tarifa.
-¿Ey, Alan, has estado en el compate?
-Como me lo iba a perder, a estado genial, veo que ganaste, ya hacía falta.
Tarifa le dió un pequeño golpe en el hombro a modo de burla.
-Le he sugerido que se viniese a Londres a hacerse boxeadora profesional.
-¿Y qué a dicho?
-Que sí.
Su rostro pasó de la alegría a la tristeza absoluta, sus ojos dejaron de brillar, fue como si una flecha le hubiese atravesado de lado a lado.-Tarifa, tengo que hablar contigo.
-¿Des de cuándo estás ahí?
-Des de que has llegado.
-Oh.Lo arrastré fuera del local, donde ya estaba atardeciendo con el sol en el horizonte y el cielo estaba anaranjado.
-Oye, emm, esto me ha preocupado un poco.
-Cuenta.
-No estoy segura de querer irme.
-Es tu sueño, aprovecha lo.
-Pero...¿Volveremos a vernos?
-Claro que sí-dijo abrazando me.
Estuvimos dos horas más en el local, cenamos y volvimos al ala Norte.Las chicas recojieron todo y se fueron, yo era la única que quedaba.
Pero cuando me iba a ir Tarifa me preguntó.
-¿Tienes a dónde ir?
-La verdad es que no...-dije cerrando la puerta.
-Quédate, la última noche-dice rascándose la nuca.
-Gracias-le abracé.Volví a dejar la mochila en el suelo.
Fui al armario para ponerme por última vez esa camiseta que tanto me gustaba.
Fui al baño y salí, Tarifa estaba esperando ya en la cama.
Hacía calor pero igualmente me pegué mucho a él, igual que él a mí.
Lo abracé por la altura de la cintura y él pasó su brazo por encima de mi hombro.
Empezó a hacer caricias en mi pelo y espalda, obligándome así a cerrar poco a poco los ojos y más tarde a dormirme.
Me desperté como todos los días del año des de que él estaba en mi vida.
Abrazada a él, sonreí.
-Así tienes que estar, sonriendo siempre-dijo Tarifa a lo que me sobresalté.Al momento empezó a acariciar mi pelo.
-Sí sigues así volveré a dormirme.
Rió a la vez que separaba la mano, pero fui más rápida, la cogí y volví a colocarla donde antes ya había estado.
-Por favor, no pares-supliqué entre susurros.
Me hizo caso y siguió.
A los quince minutos sugirió de levantarme por que sino iba a llegar tarde, el día anterior habíamos quedado en la entrada del aeropuerto.Preparé mi mochila con las pocas cosas que tenía, eso se ne hacía cómodo ya que no tenía que facturar nada.
Bajé a desayunar y nos encontramos a todos donde siempre desayunabamos.
-¿Última noche o qué?-preguntaron a Tarifa, yo solo hice una mueca de asco a lo que Tarifa rió y no llegó a contestar.Ellos iban hablando de sus cosas mientras yo pensaba en que me depararia el futuro allí, en otro país, con otra lengua, con otra gente, me cuestione varias veces si hacía bien con aceptar eso.
Pero luego noté algo muy nostálgico, noté como unas manos frías se deslizaban por debajo de mi sudadera negra, más específicamente por mi cintura, obligando a mi cuerpo a que un escalofrío recorriera toda mi espina dorsal.
-¿En qué piensas?-susurró en mi oído a lo que mi piel se erizó, estaba notando su respiración muy cerca de mí.
-No se si hago bien-dije no muy segura de mis palabras.
-Claro que sí, venga que llegarás tarde.
Lo seguí, me despedí de todos ya que no sabía cuando volvería a verlos.Tarifa me llevó al aeropuerto donde nos encontramos con Alan.
-Hey Alan, cuida me la muy bien-dijo Tarifa nada más ver a Alan.
-Claro tío.Me puse seria ya que yo sola sabía cuidar me pero al final lo pasé por alto, no me iba a enfadar con él el día de la despedida.
Fuimos caminando poco a poco, no llevábamos prida, el vuelo aún tardaría dos horas, pero aseguraba que se iban a pasar volando.
En darnos cuenta quedaba solamente una hora, habíamos hablado como sería mi vida alli, todo cambiaría drásticamente.
Pasado el control Tarifa ya no podría ir con nosotros.
-Pues hasta aquí llegamos-dice mirando los controles a poco más de 100 metros.
Nos abrazamos.
-Adiós-intentó decir a duras penas.
Se quedó allí parado mientras nosotros levantamos las maletas para luego caminar hacía lovque sería mi futuro.Mi cabeza decía:
"No te gires"
"No te gires"Pero tuve que pararme y Alan se dió cuenta.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-Un segundo, por favor-le pedí, este asintió.Solté la maleta, me giré y lo vi con una lágrima recorriendo su mejilla, ahí no pude, salí corriendo en dirección a él, cuando lo alcancé me aferré a él como si fuese a morir al instante, enrollé mis piernas en su cintura.
Le empecé a acariciar el pelo, entonces paré, le tiré del pelo, sin llegar a hacerle daño y obligando lo a que me mirara.
Comencé a acercarme a su cara, donde nuestras respiraciones se juntaban y hacían una sola.
Corté la distancia de nuestros labios convirtiendo nos en uno, era tierno y lento, pero el quiso profundizar el beso pidiendo paso en la mía con su lengua a lo que le permití con gusto.Poco a poco nos separamos con las respiraciones agitadas.
-No me iba a quedar con las ganas-pude llegar a decir-además estabas muy bien con máscara.Se sonrojo.
-¡Nos volveremos a ver!-gritó mientras me iba.
-¡No lo pongas en duda!-contesté con una sonrisa en la cara.Le perdí de vista, pasamos los controles y subimos al avión.
Poco a poco el avión se fue elevando dejandome ver una gran barrera de nubes que tapaban lo que sería mi vieja ciudad.
~Te prometo que volveré a por ti~
Fin de la primera temporada
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Nunca supe decir adiós
Fanfiction[PRIMERA TEMPORADA ACABADA] Laia es una chica no muy normal, con una vida difícil y llena de dificultades, al llegar a la residencia donde estudia se encuentra con algo inesperado e inevitable. Desde que conoce a alguien muy especial cambiará drásti...