s i e t e

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Me hubiera gustado que mi hermano, que no aparecía desde que me instalé en la residencia, me hubiera acompañado en el primer día de curso. El campus de la universidad era enorme, y yo me sentía como un pez en el océano: en mi hábitat, pero también en un lugar inmenso y lleno de peligros. Jimin me preguntó, a la hora del desayuno, si quería que me acompañara a clase, pero quise hacerme la valiente y le dije que no, que lo tenía todo bajo control. Él asintió con una sonrisa y me recordó que, si necesitaba algo, sólo tenía que mandarle un mensaje o subir hasta su habitación. Sus clases comenzaban más tarde que las mías.

Me arrepentía enormemente de dos cosas: una, de arrastrar una mochila cargada con un ordenador portátil, cuadernos y unos cuantos libros que seguramente no iba a utilizar; y dos, de no haber tenido el valor suficiente para decirle a Jimin que viniera conmigo. Estuve a punto de sacar mi teléfono móvil cuando vi una figura bastante familiar a lo lejos, caminando hacia mí. Vestía con pantalones anchos y llevaba colgada del hombro una bolsa de tela. Cuando se fijó en mí, agaché la cabeza y me quedé paralizada unos segundos. Lo mejor que se me ocurrió para evitar a Taehyung, que caminaba con aire despreocupado, fue pararme en seco y fingir que se me había aflojado el cordón de los zapatos... cuando no llevaban cordón. Eran unas sandalias.

Contra todo pronóstico, Taehyung se quedó parado a mi lado, con las manos en los bolsillos. — Hey. — saludó... a su manera. 

Tragué saliva. No pude evitarlo. Con una sonrisa cargada de vergüenza, señalé hacia el edificio principal de la facultad de artes, un moderno cubo de cristal y acero rodeado de césped y árboles poco frondosos. — Voy con un poco de prisa. — mentí, o al menos en parte. No llegaba tarde a mi primera clase en la universidad, pero tampoco quería quedarme allí quieta. Todo era demasiado incómodo. 

Taehyung asintió con una mueca. Parecía que se le atascaban las palabras, pero preferí no imaginarme qué quería decir. Finalmente, antes de que yo casi saliera corriendo, se dio la vuelta y se colocó a mi lado, guardando las distancias. — Te acompaño. 

Fruncí el ceño. ¿De verdad me estaba acompañando el mismo chico que, con frialdad y casi desprecio, me dijo que me quedara con su sudadera? Pensé que no quería volver a verme... 

— ¿N-no ibas hacia el otro lado? — hablé tan bajo que temí que no me hubiera escuchado, pero sí que lo hizo. 

Se encogió de hombros. — Da igual. — hubo un largo silencio. Ninguno de los dos lo rompimos, así que la incomodidad en el ambiente fue en aumento, casi de forma exponencial. Caminamos una larga distancia hasta que, a mitad de camino, se sinceró: — Apenas nos conocemos, así que por eso he sido un poco frío contigo. No quiero que pienses que soy un idiota. Supongo que lo siento; no quería tratarte tan mal como el otro día. 

Me dediqué a asentir. Él continuó acompañándome a paso más bien lento. Aunque yo intentaba de todas las formas posibles no caer en su palabrerío acaramelado, en su disculpa -si es que se podía llamar así- y en su empeño en caminar conmigo hasta la puerta principal del edificio de la facultad de artes, todo me parecía mágico, romántico, de película. Taehyung tenía ese aura misteriosa pero atrayente, y alguien como yo, recién salida de una burbuja de sobreprotección, no podía evitar ver aquello como el inicio de una maravillosa historia de amor.

— ¿Entonces...?

— No, no. — soltó una risilla entre nerviosa e irónica — Olvida lo de esa — puso énfasis en la palabra — noche. Ya te lo dije: no quiero nada contigo. Fue un error, los dos estábamos borrachos y...

— I-iba a preguntarte si entonces podíamos ser amigos. — le interrumpí.

Él abrió los ojos y la boca de par en par, sorprendido porque había cortado su discurso -que parecía saberse de memoria, seguramente porque no era la primera a la que se lo soltaba- y porque mi pregunta estaba algo lejos de la que él se había imaginado. Miró hacia el horizonte e hizo un gesto con la mano a modo de despedida tras frotarse la nuca con algo de vergüenza. — Ah, tengo que irme... — sonrió, o al menos lo intentó, aún con la mano en alto — Buena suerte en tus clases.

New Rules » Maknae line; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora