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«Hola, me he vuelto a equivocar

antes de empezar».


Miki tenía un secreto.

No había sido difícil adivinarlo. Solo había bastado una pregunta subida de tono de María para que sus mejillas se tornasen del mismo color que dos cerezas y bajase la cabeza sin saber muy bien dónde mirar. Miki tenía un secreto que giraba en torno a una misteriosa chica y todos estaban intentando averiguar de quién podía tratarse. Todos menos yo.

Porque yo también tenía un secreto que giraba en torno a una misteriosa chica y entendía la necesidad de protegerlo. Las ganas de mantenerlo oculto, de cuidarlo. Porque si hablaba, entonces el secreto pasaría a ser de todos, y por el momento, prefería que siguiera siendo mío. Que nadie escuchase sus letras, ni pudiese oír su voz, ni pudiesen ver su mano tatuada acunando la guitarra. Si lo hicieran, entonces el pequeño santuario en el que se habían convertido sus canciones ya no me protegería de la forma en la que lo hacía. Si lo hicieran, no lo entenderían.

Así que, mientras mis amigos bromeaban sobre la chica de Miki y se dedicaban a hacer preguntas comprometidas para ver si podían sonsacarle alguna pista sobre su identidad, deslicé la mano hacia el bolsillo trasero de mi pantalón y me permití mirar la pantalla del móvil.

[01:36] eilanbay: no me digas que al final has salido

Me mordí el labio inferior para evitar que se me escapase una sonrisa y comencé a teclear.

[03:12] albxreche: qué te ha dado la pista?

Estaba conectada. Y cuando vi los puntos que indicaban que estaba escribiendo, sentí un revoloteo nervioso en la boca de mi estómago del cual me había olvidado por completo. ¿Qué hacía despierta tan tarde?

El pensamiento absurdo de que podía estar esperándome se me pasó por la cabeza tan fugazmente como desapareció. No podía ser eso. Era imposible que fuera por eso.

[03:13] eilanbay: nunca estás tanto tiempo callada

Lo observaba todo casi tanto como yo lo hacía. Minuciosamente, evaluando cada detalle como si escondiese un significado oculto. Y no me había costado demostrarlo, porque había dejado el móvil en mi bolsillo de forma estratégica solo para comprobar si ella notaba mi ausencia. Era infantil y era estúpido, pero de repente me sentía más viva que nunca.

Podría culpar al alcohol. Pero no había bebido tanto como para hacerlo responsable.

[03:15] albxreche: oh, me echabas de menos? qué tierna

Dejó de escribir.

Esperé un minuto a que respondiese, pero no lo hizo. Ni al siguiente minuto. Ni al siguiente. Y tras cinco minutos esperando una contestación que no llegaba, empecé a sentirme culpable. Tal vez había malinterpretado sus palabras, o había querido ver más allá de lo que ni siquiera existía. Imbécil, imbécil, imbécil. ¿En qué momento había pensado que ese mensaje era buena idea? ¿Quién era yo, al fin y al cabo, sino una chica más que le había mandado un mensaje de admiración que de una forma u otra había acabado convirtiéndose en una conversación durante semanas? Y mientras que para mí esa conversación era una distracción y un refugio que me hacían sentir que todo estaba bien al menos durante un rato, para ella tal vez solo era una más.

Una más.

Guardé el móvil de nuevo en el bolsillo y me incliné sobre la mesa, con una desagradable sensación en el estómago.

wanna feel a thousand hands (from you)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora