Capítulo Único

3.4K 141 34
                                    


Boruto y Himawari siempre habían destacado desde el día en que nacieron.

Ambos eran la estampa de sus progenitores, con algunas actitudes de ambos padres.

Desde pequeños ambos habían sido muy unidos. El día que nació Himawari, Boruto se prometió ser el mejor hermano que aquel angelito pudiera tener.

Había cumplido aquella promesa, pues para Himawari, Boruto era el mejor hermano del universo.

Durante su infancia no era sorpresa para nadie que fueran cariñosos y que dijeran cosas como que se casarian cuando fueran mayores.

Nadie podía saber que aquellas palabras no eran un juego para ellos. De hecho ni ellos mismos, podrían saber que aquello no era del todo mentira.

Cuando Boruto tenía 13 años y Himawari tenía 12; ambos se dieron cuenta que se amaban, no como hermanos, si no como un hombre ama a una mujer y viceversa.

Lo supieron de distintas maneras; pero ambos callaron su amor, lo negaban ante sí mismos. Era incorrecto sentir aquello.

Pero en el corazón no se mandaba y ellos inconcientemente se veían de manera distinta.

Pasaron varios años y ambos se convirtieron en unos guapos jovencitos. Inconcientemente siempre se dedicaban una sonrisa o una caricia que para ellos significaba más que mil palabras.

Cada que podían pasaban tardes enteras viendo películas cuando no tenían alguna misión, entre risas y sutiles caricias se demostraban aquello que no podían decir.

Sus actos hablaban más que mil palabras y es que ambos sabían que sus sentimientos eran correspondidos.

Era por ello que aunque estuviera mal, ambos se sentían dichosos.

Sus padres, familiares y conocidos no sospechaban nada de aquello, eso era debido a que desde pequeños eran como uña y mugre.

Fue una noche de frío invierno en la que sus sentimientos salieron a flote sin proponérselo.

Se habían quedado solos en casa, debido a que sus padres habían viajado hacia la aldea de la arena para asistir a una cena diplomática.

Ninguno de los dos había tenido misión aquel día, así que decidieron quedarse en casa y pasar el día divirtiéndose como solían hacerlo siempre que podían.

Todo había marchado bien, más no supieron en que momento habían dejado de prestarle atención a lo que estaban haciendo, cuando ambos fueron consientes sus labios estaban unidos en una sutil caricia.

Para ambos fue como tocar el cielo con sus dedos. Ambos quisieron detener el tiempo y quedarse así por la eternidad.

Pero aquello no pasaría y ambos eran consientes de ello. Luego de romper el beso, ambos se fundieron en un cálido abrazo, lloraron por el trágico destino de su amor. Su amor era imposible y ambos eran consientes de ello.

Aquel beso compartido sería el más preciado recuerdo para ellos. Luego de esa noche ambos trataron de seguir como si nada hubiera pasado.

Más no pudieron, no cuando a ambos les corroian los celos cada que alguien se le declaraba al otro. Ambos dejaron múltiples corazones rotos en toda la aldea (y aldeas vecinas).

Pero no podían ni querían intentar amar a otra persona. Sus corazones ya tenían dueño y estaban bien con eso. A sus padres les pareció raro que ninguno de sus hijos tuviera algún interés amoroso.

Cuando les preguntaron a que se debía, Himawari simplemente había contestado algo como:

— Tengo la meta clara de ser Hokage en un futuro, una relación solo sería un obstáculo en mi camino. Además solo necesito el amor de ustedes.

Con ello había dado por cerrado el tema.

Boruto por otro lado había contestado que:

— Esas tonterías no me interesan, soy feliz estando como estoy, no veo porque necesite una relación amorosa, ese tipo de cosas no son más que una molestia. Los tengo a ustedes y con eso me basta.

Aquello había salido en un tono frío y desinteresado, sin duda que pasará tanto tiempo con Sasuke le había pegado algunas cosas.

Hinata y Naruto dejaron el tema de lado. Sus hijos se veían felices tal y como estaban, eso era más que suficiente para ellos.

El tiempo siguió pasando, ambos continuaron con su vida como siempre. Pero era inevitable que en algunas ocasiones se dieran un beso que duraba hasta ambos tuvieran los labios rojos y agrietados.

Himawari se había convertido en la novena hokage de la aldea de la hoja. Se sintió realizada en cuanto a eso. Y se sintió aún más feliz cuando se enteró que Boruto sería su mano derecha.

El día de su toma de posesión, todos sus seres queridos estuvieron ahí viéndola con orgullo plasmado en sus ojos. Su madre y su padre no podían estar más feliz, sus hijos llevarían aún más alto el nombre de la aldea. Naruto y Hinata sabían que la aldea no podía estar en mejores manos.

Aquel día para la peliazul vio a cada uno de sus seres queridos felizmente; estaba dichosa por recibir miradas de orgullo por parte de todos, aunque para ella la mirada de su hermano era la más importante por sobre todas. Cuando ambos cruzaron miradas, pronunciaron un te amo sin decir palabra alguna.

Sabían que con solo mirarse, los te amo eran incontables. Ese día se permitieron abrazarse como lo hicieron aquella noche en el pasado cuando aún eran adolescentes.

Aquel sentimiento dentro de su corazón perduraría por la eternidad.

Aunque lo suyo estuviera destinado a no poder ser; ambos estaban felices de sentir aquel "amor prohibido".










Fin.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora