Capítulo 1:Una dama en pedazos

1.5K 24 14
                                    

                                                                                      CAPITULO I

Es otro amanecer en la zona más sucia de la ciudad. Aquí el aire es espeso y las alcantarillas expulsan una delgada neblina gris, hecha de vapores tóxicos,  que corre  al ras del piso, todavía húmedo por la lluvia de la noche anterior.

Las calles huelen a mafias, a drogas, a ultraje. Las calles tienen el perfume de la violencia, la amarga esencia a la que se han  acostumbrado los hijos bastardos de una ciudad lúgubre, una ciudad en blanco y negro.

Es aquí donde nací, en  la ciudad maldita, rodeado de azoteas podridas y de viejos edificios que fueron mi jardín de juegos. Aquí es donde crecí, sorteando oscuros callejones y canales de agua fétida que surcan los suburbios en todas direcciones. Esta es la ciudad cuyo nombre fue mancillado por la corrupción y la decadencia. Ahora su nombre es Satania,  donde algún día moriré.

Disparos en el callejón, un despertador que nunca falla. Abro los ojos por el estruendo y una frágil luz naranja se infiltra a través de la ventana, lastimándome los ojos y haciendo que maldiga la hora en la que el sol se atrevió a salir.

Una fuerte resaca me nubla la vista y me hace jurar en vano que no volveré a probar el alcohol. Me levanto del sillón sosteniéndome de lo que puedo y luego camino tambaleante hasta mi habitación. El piso parece moverse de un lado a otro, en una danza mareante que me produce arcadas. A cada paso que doy siento fuertes punzadas en las sienes, un síntoma que pronostica algo inevitable.

 Poco a poco mi temblorosa visión se estabiliza y los recuerdos de una noche de tormenta, atiborrada de aguardiente, comienzan  a hacerse más claros. 

Un par de prostitutas yacen en mi cama. Las veo dormir y de alguna forma el sonido de sus respiraciones me sosiega. Inmersas en el mundo de sus sueños, ellas evaden la absurda pesadilla que tienen que aceptar como realidad. Pero las despierto de su corto escape y las devuelvo a Satania, al infierno del que no podrán librarse hasta su muerte. Les pido que se marchen y lo hacen sonrientes y agradecidas. Una habitación caliente y segura es lo más cercano al paraíso  para estas chicas, porque las calles son frías y peligrosas, devoran la piel, el aliento y las ganas de vivir.

Incontables botellas de licor, ratas, cucarachas y prendas de vestir que nunca lavo, adornan el piso de mi asquerosa guarida. Sí, mi apartamento es un asco, un basurero maloliente de paredes agrietadas y amarillentas en el que pocos podrían vivir. Huele a comida rancia, a vejez, a soledad. Huele a corrosión y a muerte lenta, progresiva y segura.

Me abro paso a través de mi basurero personal, buscando el camino a la cocina, y mientras lo hago, sólo pienso en un  vaso con agua y un analgésico. Entonces suena el teléfono.

Levanto el auricular y espero en silencio mientras escucho la respiración de alguien más.

¿Hola?... ¿Hay alguien? —Preguntan a través del aparato—¿Hablo con el señor Anthony Forscher?

―Sí, él habla —gruño, aún somnoliento.

—¿Seguro es usted, señor?

Nada como la llamada de un idiota, para comenzar el día, la receta perfecta para una resaca.

—¿Si llamas al número de Anthony Forscher, quién crees que responderá el teléfono? ―respondo malhumorado.

 ―Cierto, disculpe. Aunque, bueno, ya sabe, nunca está de más cerciorarse —La voz se apaga, como esperando que responda algo, pero no digo nada—. Entonces, buenos días, señor. Soy Andrew, Andrew Svikari, su nuevo compañero. ¿Se acuerda de mí? La semana pasada nos presentaron. Yo…

SATANIA-Nido de BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora