SATANIA-Nido de Bestias

Capítulo 11: Un monstruoso hallazgo

 Nota del Autor: Gracias por estar leyendo esto. Si aun estás aqui, es que has tenido paciencia, sé que me he demorado bastante en actualizar jajaja. Es algo que estoy corrigiendo. Espero que disfrutes de este capítulo y me regales tu voto si crees que lo merezco. La canción que puse aqui es parte del soundtrack que oigo para imaginar las escenas, puede servir de acompañante a la lectura, o quizá no. Nos leemos, espero que pronto. 

                                                                   Capítulo 11: Un monstruoso hallazgo

En una mesa fría y plateada yace el cuerpo desnudo de la joven que hallamos en las mazmorras. La chica de piel canela, convertida en una asquerosa muñeca de carne sin vida, está bajo las precarias luces de una lámpara fluorescente donde puedo ver sus ojos huecos y llenos de oscuridad como los de las calaveras. Desde las cejas hasta los párpados está llena de heridas a causa de las costuras con las que le mantuvieron los ojos cerrados, pero no, no hay ojos adentro, y su torso, abierto en canal desde el centro de sus pechos hasta la parte más baja de su vientre, expone el interior de su anatomía llena de corrupción.

Las luces parpadean y el lugar apesta al más crudo olor de la muerte, al de la carne podrida que ha sido manipulada con químicos, la receta perfecta para un ataque de náuseas.

El forense nos recibe en la morgue. Tiene una estúpida sonrisa llena de dientes amarillentos, exageradamente separados, y unos anteojos enormes que multiplican el tamaño de sus ojos haciéndolo parecer una grotesca mosca humanoide. Se aplasta el cabello hacia un lado en un esfuerzo inútil de cubrir su calvicie, sacude se delantal salpicado de sangre y se acerca a nosotros extendiendo su mano para saludarnos, gesto al que ni Andrew ni yo accedemos.

Randall Bosch, un hombre que ama su trabajo de manera exagerada y no disimula la emoción que siente mientras lo lleva a cabo. Dicen haberlo descubierto un par de veces conversando con los cadáveres, jugando con ellos a quien sabe qué, supongo que algunos buscan desahogo en el silencio de los muertos, un muerto es el mejor de los oyentes.

—Cuéntame lo que descubriste, Randall —le digo, con la mirada todavía fija en la abertura del torso de la joven.

Andrew, cuyo rostro se ha tornado un poco verde, lo saluda con un movimiento de cabeza y se dirige a la mesa, como buscando detalles que quizá no pudo ver en la oscuridad de las mazmorras.

—Comencemos con la chica, si les parece. Como saben había una verdadera colonia de larvas viviendo dentro de ella y la piel está muy dañada, pero después de una pequeña reunión privada con esta hermosa muñeca pude sacar en limpio algunas cosas —dice dándole unas palmaditas en el hombro al cadáver y riéndose silenciosamente como si acabara de contar un chiste que solo él entiende—. Andrea presentaba hematomas localizados en muslos, hombros y antebrazos. Tenía escoriaciones en la espalda, lesiones punzantes en el pliegue del codo izquierdo y ambas muñecas...

—¿Ha dicho Andrea? —Pregunta Svikari, quitándose el sombrero y dejando que su flequillo infernal vuelva a caerle sobre la frente— ¿Ya la identificaron?

—No —contesta mostrando sus enormes dientes separados—. Es un pequeño juego personal, a veces les pongo nombres, así no les digo cadáveres o cuerpos—Sus enormes ojos desaparecen cuando el reflejo de la lámpara fluorescente le ilumina los anteojos—. Cuando se logra identificarlos con las huellas dactilares o el reconocimiento de algún familiar o amigo, puedo saber si acierto, esta chica tiene cara de Andrea, si quieren apostar es el momento.

—Continua, Randall, se me está haciendo difícil no romperte la nariz —le digo impaciente y busco en vano un cigarrillo en mis bolsillos.

—Sí —dice Randall mientras se pasa la mano por el cabello—. Por esas heridas profundas y sumado a la fractura en el cráneo, podría suponer que Andrea...