Medianoche II

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Era mismo paseo escolar, todos hablando de varias cosas, algunos cantando, otros comiendo, y uno que se mareaba por el movimiento del auto. OMG! En que circo me fui a meter; sentía ganas de estacionarme y dejarlos abandonados; no íbamos directo a acampar en el bosque o playa, nuestra misión era averiguar como estaba Cris, y si sólo tenia una pequeña marca, Alberto conocería el verdadero infierno en vida… ¡oh si!

Tenemos que ponerle mas espíritu navideño – Añade Yael – Primito anda sirviendo la cena navideña.

Joaquín no se hace esperar, y ya trataba de mantener el equilibrio y dar a cada uno un vaso con chocolate caliente, junto a una porción de panetón.

Hubiéramos traído adornos para el auto uhm… - Andrea les seguía el juego a este par de necios – a ya se… Yael busca villancicos en la radio.

A la orden – Es así como la navidad se apodera del ambiente – Esta te gusta, o si no tengo un cd por aquí, lo empaque en la mochila de Mía – Yo levanto la ceja ligeramente, desconcentrándome de la carretera.

¿Cómo lo guardaste?  Lo tuve todo el tiempo – Ella sólo se ríe, y rebusca mis cosas para conseguir el dichoso disco – Ok!, ok, sigan con el juego…

El olor del chocolate me hace daño… estaciónate – Luis se la paso con la cabeza fuera de la ventana – Please, estaciónate.

Así nunca llegaría a mi destino; el juguete de Yael se pone mal cada kilometro; tengo que dejarlo en la farmacia mas cercana que cruce, o no se, en una estación de servicios, donde sea.

Chicos en serio agradezco que estén conmigo… pero – Mi cabeza apoyada sobre el volante del auto. Todos nos quedamos sentados, aguardando por el regreso de Luis – no puedo perder el tiempo, Cris me necesita.

Mía tranqui, aunque no lo creas también sentimos tu estrés -Siento una palmaditas en mi espalda, es Yael – Sin embargo no ganas nada poniéndote histérica, queremos calmarte… por eso nos comportamos como unos niños tontos.

Ey… habla por ti. – Las risas de estos tres, es un alivio. Ok, ya veo que están preocupados – jajaja pequeño Grinch, no seas aguafiestas, mira que después de años que la pasamos tan bien…

No fue necesario voltear y darle un golpe a mi hermano. Yo no la pasaba bien, no es mi “diversión” el querer saber si mi novia sigue viva, que mis padres estarán en casa viendo si me desheredan, o que le arruine tal vez la ultima navidad a mis abuelos; uhm… no es genial.

Auch! Andrea… - Mi amiga le da un pellizco.

A veces no tienes tacto, cariño… Mía, ya vas a ver que Cris esta bien, seguro no puede comunicarse para avisarte, como tu dices su celular se desconectó – Esas eran las palabras que buscaba, por fin algo de comprensión – Además, las noticias malas vuelan rapidísimo. Lo que si concuerdo con tu hermano y Yael es que debes mantener la calma, el camino no se hará más largo si tú te relajas.

Si… lo sé – Me recuesto en el asiento del conductor, cierro los ojos unos instantes. Espero mi amor que no te pasara nada, espérame – Lo siento por ser una mal agradecida… tienes razón Andrea.

¿Cambio de canción? – Interviene Yael, liberándonos del momento sentimental – Ya viene Luis, uff… ¿Dónde tienes el ambientador?  - Saque del compartimiento delantero el aromatizador.

Disculpen. – Me daba pena por los que se sentaban a su costado jajajaja quien sabe Yael por eso decidió ser mi copiloto jajaja – En la próxima tienda que encuentres me bajo.

No tengo objeción. Prendí el auto; nuevamente estamos en marcha. Sólo han pasado unas horas y ya todo esta oscuro, aún no atravesamos por completo la zona de bosque.

Relatos de Cristal: EpilogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora