Preguntas sin Resolver

457 19 2
                                    

Bueno, si quieres conocer las respuestas a las interrogantes del capitulo final... eso si, bajo tu propio riesgo.

¿Y qué paso en el hospital?

“Vas a dormir por siempre – Le hice cosquillas en la barriga – ey no te hagas la dormida – sonreía y seguía con los ojos cerrados.

Está bien, tu ganas – Me detiene – Que manera la tuya de despertarme todos los días.

Jajaja ¿si deseas mañana no vengo a verte? – No hubo que esperar ni un segundo para escuchar su respuesta.

Nooooo, yo no dije eso – Se movió mucho en la cama.

Ya, tranqui, lo digo de broma – Le acomodo las almohadas para que este mas cómoda – Tendré que llamar a la enfermera, la aguja conectada a tu brazo se ha movido.

Uhm… está sangrando – No le daba importancia a la pequeña herida que se hizo - ¿me puedes alcanzar mi mochila?

La de ahí – le señalo la mochila que estaba encima del sofá.

Si, esa misma – Asiente.

Ok, ¿y qué tienes ahí? – Pregunte toda inocente.

Lo lógico, mi equipo para suturar – Me detuve antes de que pudiera atrapar el aza de la mochila – ey, más cerca.

Estás loca!! ¿Crees que es un juego el que estés en el hospital? – De la cólera termine golpeando una de sus rodillas – uy lo siento, perdón.

Auuuuu Cris, no seas así, estoy a las justas sanando – Si que le había dolido – ahora si llama a la enfermera – Me muestra su brazo, y ahora sí que goteaba mucha sangre.

Serás idiota! Aish quédate quieta o te amarrare – Me voy a buscar quien la atienda – porque a veces siento que en vez de novia tengo una hija.

Eso no es verdad Cris – Con una vocecita de niña resentida me contesta – Jum si quieres puedes irte.

¿Estás segura? – Ni volteo a saber qué cara tendrá, la conozco demasiado – no respondes.

¿A qué hora llega el desayuno? – No tiene sutileza jajaja – o te lo comiste de nuevo.

Ya vengoooo – Cerré la puerta de su cuarto.

*** ***

Vamos Mía, otro paso – Me irritaba cuando me pedía más de lo que era capaz de darle – tu puedes! Demuéstrame tu fuerza.

Eso hago, no lo ves – Me aferre fuerte a las barandas que tenia a ambos lados – no doy.

Si puedes Mía, confío en ti – Parece que estuviera viendo una carrera de caballos, y le aposto al equivocado – Ya llegas, falta poquito…vamos!!

¿Estás bien? – Pregunta la enfermera – Si deseas podemos detenernos.

Si, si, no quiero seguir – Estaba a punto de rendirme, mi cuerpo no quería obedecerme aun y me lastimaba el autoestima el no poder dar más de 30 pasos seguidos.

Espera – Cris se interpone entre la enfermera y yo, y la obliga a alejarse – No la consientas, se que puede sólo que no quiere hacerlo.

Pero… - La enfermera duda.

Mañana lo intento, ya no doy Cris – Estiro mi mano para buscar su apoyo pero ella retrocede – Fuck! Ven aquí, me voy a caer.

No, no lo harás. Así que deja de sentir compasión por ti, tu eres fuerte, demuéstramelo. – En serio me dolía mis brazos, mis piernas, y estaba sudada por todo el esfuerzo que trae aprender a caminar – Estoy contigo. Ahora, termina el recorrido.

Relatos de Cristal: EpilogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora