Allí estaba Dabani Lewis a sus 89 años en la sala del hospital, con su cuerpo lleno de estrías, flacidez y cicatrices que obtuvo a lo largo de los años, pegada a un respirador artificial, tratando de dar los últimos respiros que le quedaban de vida, sintiendo que pronto iba a dejar de hacerlo.
Ella tuvo 2 hijos, un hombre y una mujer, ya eran adultos que también asi como ella tenían hijos, sus nietos, ella adoraba a sus nietos, tanto que su corazón se llenó con ese amor y por ello una arteria le había fallado teniendola en ese lugar por dias.
Mientras esperaba la muerte recordaba con nostalgia su vida, al hombre que siempre creyó era su gran amor, pero nunca tuvo, él jamás la miro como ella quería, y aunque amo al padre de sus hijos, quien se había adelantado hace años, aquel otro era el número uno en su corazón.
En lo más profundo de sus pensamientos agradecía a Dios por todo, lo bueno y lo malo que le había pasado, cuando frente a sus ojos y a aquella cama en que reposaba su frágil cuerpo alguien con una gran capa negra y el rostro cubierto, acompañado de una oz la visitaba.
— Eres realmente bella—
Escucho de ese ser.
—¿Eres...eres la muerte?—
Pregunto ella.
—Lamentablemente si, tu tiempo ha terminado.
—Yo...siempre te he esperado.
—Entonces es hora de irnos— extendiendo su mano hacia ella.
— Antes de eso, déjame ver tu rostro, quitate eso—Le pidió.
El ser lo pensó unos instantes dudando, mas accedió a su deseo, ese seria el último en pedir y se lo concedió.
Quitándose toda aquella vestimenta negra dejo ver su figura, un hombre alto, corpulento, muy apuesto, toda mujer que lo viese se enamoraria de él.
Aunque ella vio su rostro y quedo encantada ante tanta elegancia y belleza, en su mente imagino el rostro de su gran amor, viendo su rostro en lugar del de aquel hombre tan apuesto.
— Antonio...
Ella lo mencionaba, él estaba frente a ella de nuevo.
—Eres realmente bella—
Le escucho decir otra vez.
Cuando ella se quitó aquella mascarilla que le daba un poco de aliento y él se acercó, admiro su belleza que en ella miraba y acaricio su rostro, decidiendo acto seguido darle un beso, Dabani al cerrar los ojos y sentir aquellos labios tan fríos sintió tocar el cielo, el beso de la muerte, el beso de su amor de toda la vida se le había llevado el alma en un último aliento...
