Me levanté, me vestí y desayuné, pero noté como si algo me faltara.
Tras eso, fui a buscar a Tris Grier, a su casa.
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Cuando me acerqué decidí cogerle unas flores, nuevas, y me adelanté hasta su patio delantero, fui a llamar a su casa, pero antes de eso su madre salió y me recibió.
Señora Grier, ¿sabe dónde está Tris? - le pregunté y ella me miró extrañada.
Debes caerle muy bien, para que te deje llamarla así. Puedes pasar Christian Brooks - contestó ella con una sonrisa.
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Minutos después, observó las flores que llevaba y las metió en un jarrón. La señora Grier dijo que Tris estaba en una librería y tardaría una media hora. La señora Grier era muy amable, me invitó a un chocolate caliente con crema.
Estuve conversando con la señora Grier, o más bien con Rose; ella era igual a Tris.
Más tarde su padre, el señor James Grier, bajó al salón al oírnos hablar, se supone que quería conocerme, pero no es que le pareciera muy bien que estuviera con Tris. Esa familia escondía algo y el señor Grier no quería que yo me instalara allí.
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Bueno, Christian Brooks, ¿De dónde eres? - me preguntó sin quitarme la mirada de encima.
Soy, yo soy de Carolina del sur. - le contesté y él sonrió.
Quería daros el pesame por Lia. - dije tras minutos de silencio incomodador. Y Rose entristeció.
¿Has tenido o tienes hermanos? - me preguntó la señora Grier.
Sí, bueno él murió el año pasado en un accidente. Eso es la raíz de que yo ahora viva en Canadá, mi madre no podía seguir viviendo en la casa donde nosotros vivíamos. - le contesté fríamente.
'Siempre se van, los que no lo merecen.' - susurró el señor Grier, y de repente entró Tris, me miró extrañada, y acto seguido me llevó a su cuarto.
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¿Estás loco? ¿Por qué has venido? - me preguntó y la observé durante unos minutos.
No me mires así... - dijo ella avergonzada, y sus pequeñas mejillas se sonrrojaron.
¿Puedo...? - le pregunté abriendo mis brazos, quería abrazarla, quería sentirla.
Ella tan solo miro a los lados y suspiró... Sin respuesta alguna la abracé bastante fuerte.
¿Puedo comprobar si me convienes...? - le pregunté y ella sonrió, pero no por mucho tiempo, ella escondía algo, y esa cosa hacía que no estuviera bien del todo.
¿Quieres conocerme? Pues bien, puedes preguntame lo que sea. - contestó ella mirando un libro que leía.
Suspiré y pensé bastante bien, en lo que preguntar, ya que si fallaba en algo, podía comprobar que soy un verdadero idiota.
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Déjame soñar.
Romance'A veces lo que más deseas, nunca se cumple y a veces lo que menos esperas que suceda, ocurre. Conoces a cientos de personas y ninguna te deja huella y de repente conoces a una persona y esa persona, sin duda, te puede cambiar la vida para siempre.'