Capítulo 2

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Unos besos húmedos en mi cuello me hacen despertar pero no del todo.

Gimo con molestia, removiéndome en la cama. Mis oídos logran captar una risa ronca, que claramente es de mi prometido.

—Hermosa —me susurra al oído. Su aliento caliente choca contra una pequeña parte de mi mejilla.

Me acomodo para dormir un poco mejor, sin embargo, me sorprendo cuando mi espalda choca con algo duro.

Con molestia abro lentamente mis ojos, fijándolos en aquella dirección donde había sentido la cosa dura. Me sonrojo cuando me topé con el pecho y abdomen descubierto de Marco.

—Eres tan hermosa —alcé mis ojos fijándolos en los suyos ambarinos que me demostraban cuanto me amaba.

Torpemente y presa del sueño le sonrío. Me moví, quedando cuerpo a cuerpo, e inevitable me lancé a Marco y abracé su torso, dejé salir un suspiro cerrando mis ojos en el proceso.

Luego de unos segundos sentí a Marco acomodarse en la cama para después acariciar con lentitud mis cabellos.

—Buenos días —murmuré cuando estuve un poco más consciente.

La mano que acariciaba mi cabello se detuvo y luego bajó para posarse en mi cintura, alzó un poco la tela de la pijama y metió su mano cálida para acariciar con lentitud la piel.

—Buenos días.

—¿Me cambiaste ayer? —pregunté al fin. La duda me carcomía pero sabía cual era la repuesta.

Obligué a mis ojos abrirse y los fijé en los ojos de él, topándome con sus ambarinos mirándome con intensidad y amor.

Me sentía muy afortunada de tenerlo para mí. Le doy gracias al destino para dejármelo a mí. No sé qué sería de mi vida sin Marco. Él es todo para mí, que pareciera que dependiera de él pero no es así. Su presencia es más que algo en mi vida. Simplemente él es el hombre indicado, mi corazón lo dice y no creo que dude.

Alzo mi mano y acaricio su mejilla, por el contrario Marco cierra sus ojos, dejándose llevar pos mis caricias.

Un suspiro sale de sus labios.

—Sí, cuando llegué a casa vi tus tacones tirados y subí a nuestra recámara para saludarte pero te vi durmiendo o, más bien tirada en la cama —lanzó una risotada.

—¡Oye! —me quejé.

La vergüenza florece con más intensidad en mi cuerpo, y a su vez obligando a que mis mejillas tomaran un color rosado.

—¡Está bien! —se detuvo cuando, seguramente vio mi rostro lleno de la vergüenza. Sin embargo podía ver como aguantaba las ganas de no reírse—. Bueno, la ropa que traías puesta era muy incómoda, así que busqué un short corto de algodón y una blusa de tirantes —finalizó, besando mi frente.

Suspiro feliz.

No deseo más nada en mi vida que no sea Marco.

🔥🔥🔥

Termino de colocarme el labial rojo en mis labios, después busco mi bolso y meto lo necesario en el.

Había imaginado que Marco me presentaría a su amigo por medio de una reunión o algo parecido pero nunca me imaginé que tendríamos que ir a un restaurante de lujo. Sin embargo, complacería en todo a Marco.

Coloco el bolso en mi hombro, posteriormente, decido en salir de la recámara para caminar entre los pasillos iluminados y silenciosos de la casa, luego, bajo las escaleras encontrándome a mi prometido en la sala, esperándome.

Nuestro Pecado © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora