Capítulo 4

3K 245 79
                                    

Despierto algo desorientada y confusa. En segundos logro captar la voz de Marco.

—¡¿De verdad lo dices?! —murmura alegre.

Su repentina alegría me confunde. No sé con quién habla.

Me remuevo, girándome por completo para poder verlo mejor.

La vista borrosa se me dificultaba verlo, pero cuando los segundos pasaban y parpadeaba constantemente la vista se me aclaró. Su semblante era alegría pura. Supongo que la noticia que le estén dando es buena para él.

Inesperadamente se gira en mi dirección y al verme abre sus ojos y boca con asombro pero no se deshace del semblante alegre, es más, aumenta.

—Bien —hace una breve pausa para verme y añadir:—. Le diré, adiós.

Estudio cada uno de sus movimientos.

Sus cabellos castaños caen por su frente y a los costados. Marco recién levantando es la misma gloria.

Despega el móvil de su oreja y lo deja sobre la mesita de noche. Se gira para verme, quedando frente a frente. Me inclino más para que nuestras frentes estén casi rozándose.

Su cálido y fresco aliento impacta con mi rostro. Sus ojos ambarinos brillan tan intensos que logran que se viese tierno.

La boca de él se curva con sutileza, formando una sexi y mañanera sonrisa. Sus blancos dientes me dan la bienvenida. Con el poco sueño yaciendo en mí le sonrío con amor.

—¿Me dirás? —pregunto después de unos minutos en silencio.

La sonrisa en sus labios se expande más.

Mi mano voló a su mejilla, lentamente la acaricié y él se apoyo en la misma para poder sentir la caricia, involuntariamente Marco soltó un pequeño suspiro y a la vez cerró los ojos que en segundos calentó mi corazón.

La imagen que presiento en este mismo momento es único.

Olvidé por completo el recuerdo del beso que me di con Ryan ayer, y me concentré por completo en el momento y en el amor de mi vida.

—Ryan se quedará en la ciudad por un tiempo indefinido... —murmura sin darse cuenta que la noticia es muy mala para mí.

Las caricias en su mejilla se detuvieron y con ello el golpeteo en mi corazón aumentó.

No debería de ser así. No.

Rogaba que Ryan se fuese para siempre y fue todo lo contrario.

El recuerdo del beso golpeo mi cabeza y mi consciencia empezó a atormentarme de nuevo.

Hice un esfuerzo para mantenerme como si no pasase nada, aunque por dentro esté llorando o insultándome por hacer aquello.

Debería de decirle sobre el beso pero no quiero perder a Marco y que él me odie por mi acto. No soportaría perderlo.

—¿Natalia? —la voz de Marco me vuelve a la realidad. Parpadeo unos segundos ante su atenta mirada.

Hago un esfuerzo sobrehumano para no largarme a llorar y que mi voz saliese dificultosa.

—Si, si —contesto rápido—. Es sólo que... no me esperaba que Ryan se quedase aquí. Me sorprendió la noticia, amor.

La confusión en su rostro es remplazada por, nuevamente, la alegría.

—¡Tampoco yo me lo esperaba! —grita efusivo.

—¿Te emociona? —cuestino con dificultad.

Nuestro Pecado © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora