Capitulo 7 | Sera un gran niño.

20 4 3
                                    

En ningún momento me separo de él y Blake no duda ni un solo segundo para tomar mi rostro entre sus grandes manos y hacernos uno.

Pero yo si.

—Lo... lo lamento, yo... —Tomo mi lugar nuevamente, siento como mi cara arde y si no fuera por la gran tormenta qué hay afuera ya estaría corriendo en dirección opuesta al auto —No iba a hacerlo.

Mis nervios crecen, mi miedo por ser rechazada aparece de nuevo y todo el temor que he tenido durante años vuelve a ser mi enemigo mortal, pero Blake sabe cómo cambiar eso.

La sonrisa más grande que he visto, sus ojos están iluminados, casi al borde de inundarse, como si un río de emociones estuviera atravesando su mirada y él estuviera a tan solo metros de caer a la cascada.

—Soy afortunado.

¿Afortunado?

Blake quita los aparatos que se encuentran a cada lado de su oreja, los coloca en medio de nosotros y vuelve a mirarme como si nada hubiera pasado.

—Quiero leer tus labios... —Me encuentro muy confundida, no logro entender por que Blake hace este tipo de cosas. Si tan solo supiera lo que eso ocasionada dentro de mi —Soy así, en ciertos días no podré escucharte, tendré que acercarme mucho a ti o simplemente leer tus labios, y... —Relame un poco su labio inferior mientras mira directo a mis ojos, su confusión es notoria; como si tratara de buscar las palabras adecuadas pero no logrará encontrarlas —Soy demasiado afortunado de tener a alguien que va a recordar eso sin...

—Gracias —Digo sin pensarlo dos veces.

—¿Mmh?

—Me quedaré hasta que mi cuerpo me lo permita —Quiero explicarle la razón del porque le digo esto, pero no puedo, se que ganaré la lucha conmigo misma, tengo la enorme fé de lo que haré —Y... prometo... —Las lágrimas amenazan por salir —Prometo no irme sin pelear.

—¿De que hablas?

...

KEITON

Sera un gran niño —La doctora nos enseña en la pantalla cómo se encuentra el bebé —Tiene tres meses.

—¿Tres meses? Eso es mucho, nos dimos cuenta hace unas semanas y... aún no se nota tanto —Melannie está asustada, desde hace unos días no para de llorar, todas las mañanas la encuentro sentada en el suelo de la habitación mientras se consume en las lágrimas, no se que más hacer para que entienda que nada de lo que está pasando es solo su culpa —¿Está segura?

—Si, el seguimiento que le estamos haciendo es para saber exactamente cada detalle del bebé, no se preocupen papás, todo va de maravilla —La señora es bastante joven, parece de la edad de mi hermana y la verdad, no me preocupa, solo quiero que nuestra familia esté bien, es lo único que necesito.

—¿Y como lo ve?

—¿Como crees Keiton? —Melannie se levantó de mal humor, como todos los malditos días, cuestiona y se opone a cada cosa que sale de mi boca —Ya nos lo ha dicho —Quita los cables de su pequeño vientre y se levanta como si algo en el ambiente la fastidiara —Te veo en el auto.

—No se preocupe, es su primera vez, es normal que esté asustada y tenga cambios de humor —Me entrega el chequeo semanal —Espero tenga mucha paciencia con ella, porque le hará falta. Más de la que su cuerpo puede ofrecer.

—Muchas gracias Doctora Cooper.

Salgo del consultorio ignorando los problemas que tendré con Melannie en un rato, está molesta y cuando se encuentra en ese estado solo quiere pelear por cualquier cosa que se encuentre frente a nosotros. Incluso conmigo.

Mesa para dos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora