« drops of Jupiter »

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— Hey there! Me siento súper rara volviendo a empezar de nuevo, pero a gusto haciéndolo con esta obra maestra de canción, los que la hayan escuchado sabrán de lo que hablo, simplemente la amo y le sienta perfecto a la shipp. Planeaba hacerlo como un sueño de Eren, no sé si me explico pero bueno, esa es la esencia de este one shot. No me queda más que agradecerles por apoyarme siempre, de verdad les debo mucho a ustedes. ¡Nos leemos abajo ;)!—

—o—

Dime, ¿Cómo has llegado hasta aquí?

¿Fue acaso mi suerte pura casualidad, o has caído de alguna estrella fugaz sin rumbo fijo en respuesta a mis súplicas al cielo de un amor que fuera realmente algo, y no solo la simple y vaga idea de algo?

¿Acaso los vientos te arrastraron hasta aquí solo para hacerme compañía en mis días más oscuros y grises; para hacerme hacerme saber que te tendré a mi lado en lo que me resta de vida; para ayudarme a cicatrizar mis más profundas heridas, esas que continúan sin sanar y cuyo entero cuidado dejaré en tus manos? Porque si es así, mis más grandes e infinitos agradecimientos a quien sea que se haya tomado la molestia de enviarme semejante serendipia.

Jamás pensé encontrarte. Y es que eres tan perfecta que rozas el surrealismo.

Y allá vas, regresando de tu paseo por la Luna para remediar tu alma llena de pesares, entrando de nuevo y abriéndote paso a través de las constelaciones que se interponen en tu camino a la atmósfera.

Y vas con aquel particular y arrebatador brillo en tu cabello, como si Júpiter hubiera llorado de envidia sobre ti al verte superar con creces su legendaria grandeza, como si estuviera celoso de tu inigualable y enigmática belleza.

Vas con tu típica soltura, como una grácil bailarina que danza a su propio ritmo e improvisada coreografía, sin que nadie tenga la autoridad suficiente para decirle que hacer, porque ella es indomable.

Porque es independiente.

Porque ella es libre.

Mikasa. Tu nombre exótico suena tan dulce al salir de mis labios, como la más acaramelada de las incontables azucares. Me saludas desde el manto estrellado, sentada sobre una nube y jugueteando en ella como la niña curiosa que solías ser antes de conocerme. La niña libre que se perdió en aquel trágico día de lluvia en esa cabaña en la cima de aquella lúgubre y gris montaña.

Aquella cuya sonrisa, cuya inocencia y brillo que jamás debió haberse apagado le fue arrebatado sin su permiso; aquella que sin quererlo tuvo que ver la cruda realidad de este mundo cruel antes de siquiera asimilar su propósito en el mismo.

Aquella niña que fue libre alguna vez, y qué lo será nuevamente aunque deba sacrificar incluso mi humanidad y compasión para lograrlo.

Pero, ¿acaso te imaginas una vida sin alguna historia triste para contar? ¿Te imaginas que no existiera el amor ni el orgullo, ni el placer de comer tu comida favorita o el dolor de perder a alguien preciado? Si no has experimentado nada doloroso ni la dicha de despertar cada día con una oportunidad para ser alguien nuevo o la emoción de amar, ¿se puede decir que realmente estás viviendo?

Y aun así, permaneces observándome desde tu nube, con esa sonrisa que adoro ver dibujada en tus labios rojizos y diviso desde la lejanía.

Bajas poco a poco hacia la pradera, avanzando como el verano y caminando ligera como la lluvia, tomándote tu tiempo para apreciar cada flor silvestre que consigas ver a tu alrededor, con tu simple vestido blanco de volantes y tu cabello azabache suelto, bailando con ligereza sobre tus hombros. Te acercas a mí lentamente, y, aún sonriendo, puedo ver un atisbo de melancolía en tu rostro.

Pero dime, ¿acaso navegaste por Sol para obtener semejante luz propia? ¿o llegaste a la Vía Láctea para ver solo como las estrellas se desvanecen ante tu brillo inigualable y que esas luces bonitas están sobrevaloradas por seres tan básicos como yo, quién no creía en milagros hasta enterarse de tu existencia?

Tu figura menuda continúa acercándose a mi persona, difuminándose y distorsionándose más y más a cada paso que das, hasta llegado el punto en que puedo apreciar cada detalle de tu perfecta silueta. Me extiendes tu mano, y yo, confundido ante esa acción pero aún creyendo ciegamente en ti, te ofrezco la mía. Y el tacto sobrepasa la definición de abrumador.

Juntas tu rostro con el mío, mejilla con mejilla, tan cerca que consigo escuchar tu tranquila respiración y cada latido tuyo.

—Hasta luego, Eren— murmuraste por lo bajo, como si fuese un secreto para que tan solo yo lo oyese.

Una luz cegadora se cierne sobre mí, y solo cierro los ojos y espero que todo pase.

Y no sé si perdí la cordura y estoy delirando, si es un simple sueño o si, inclusive, haya muerto y esto es una representación de los Caminos de los que tanto he oído hablar. Pero sí puedo confirmar que la paz dentro de mí va más allá de mi conocimiento.

Y ¿te digo un secreto solo para que tú lo escuches? Es todo debido a tu presencia.

—o—

Cortito ewe.
Pero es que todavía debo adelantar los demás y resubirlos, además que tengo una cantidad enorme de cosas pendientes de la escuela sin hacer y pruebas para las que estudiar, si sigo así; viviré debajo de un puente.
Anyway, tomen esto como un preludio de los que se viene uwur.

isa🌸.

One Shots; EreMika Donde viven las historias. Descúbrelo ahora