Jason- parte 2.

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Me encontraba en las gradas del campo de fútbol, viendo a Abby, estas últimas semanas nos habíamos hecho muy íntimos y yo la acompañaba casi siempre a todos sus entrenamientos. He de decir que también iba a ver sus entrenamientos para ver a Michael, que desde el extraño encuentro en los pasillos de la universidad y más tarde en el bosque de las afueras, estaba muy distante conmigo.

- ¡VAMOS ABBY! - Grité con todas mis fuerzas desde las gradas animando a mi amiga e intentando liberar mi mente de los pensamientos relacionados con Michael. Pero mi mirada se posó en él sin quererlo y en un abrir de ojos me pareció ver que me estaba observando, millones de pensamientos se pasaron por mi cabeza y me preguntaba por qué estaba sintiendo aquello.

Seguí animando a Abby quién no había parado de coger la pelota, macho, era la puta ama.

Al cabo de una media hora, llegó Abby hasta las gradas, toda sudorosa y con la cara roja del entrenamiento, con la respiración muy agitada y sin casi poder hablar.

- Uff hoy el entrenador se ha pasado, nos ha tenido corriendo casi tres horas, creo que estará falto de cariño, JEJEJE y tu que tal, ¿te has aburrido mucho aquí sentado?- Dijo mirándome fijamente a los ojos.

-Joder, el entrenamiento más largo de la historia, pero bueno, me he entretenido como podía, de vez en cuando miraba el móvil, hablaba con Lara y me despajaba poniendo la música. No sabía que hoy entrenaba contigo el equipo masculino - Le dije dándole un pañuelo para que se limpiara las gotas de sudor de su frente.

- Sí, ahora entrenamos juntos, ya lo sé es un puto fastidio estar aquí con dos equipos ¿no?, además se te notaba algo motivado cuando te has puesto a bailar en medio de las gradas con tus auriculares, te ha visto medio mundo ¿sabes? -Dijo riendo- Bueno gilipollas, me voy a los vestuarios a ducharme, que hoy cierran los femeninos antes. ¡Nos vemos en la entrada!

Sí, gilipollas entre nosotros significa lo que vendría siendo "cariño", es nuestro apelativo cariñoso.

Abby se levantó de mi lado y se dirigió rápidamente hacia donde había indicado, los vestuarios.

Yo me dirigí hacia la puerta, estuve esperando más o menos 20 minutos y no aparecía, la verdad me había preocupado, siempre tardaba menos, pero no sé por qué hoy no estaba.

Decidí acercarme a los vestuarios para ver si había ocurrido algo, entré en el campo de fútbol en el que aún estaba Michael y sin detenerme a mirarlo me dirigí hacia una pequeña rampa que da lugar a los vestuarios femeninos y masculinos. 

Que peste a sudor, me tapé la nariz y caminé entre aquellos pasillos en los que cada vez me parecía ver más y más puertas que no tenía ni idea de hacia donde conducían.

Que silencio, estaba prácticamente vacío por lo que decidí empezar a llamar a las puertas de cada uno de los vestuarios para ver si estaba Abby, pero nada, no había nadie.

Al cabo de un rato decidí irme pero antes quería pasarme por los vestuarios masculinos, como yo en mi vida he jugado al fútbol no tenía ni idea de como eran por dentro, pero bueno,  podía llegar a imaginármelo.

Era blanco, había espejos, varios sitios donde poder enjuagarte las manos y algunas duchas, había estanterías para cada uno de los jugadores, como no, también estaba la de Michael.

No sé que pensé en ese momento, pero mis piernas y mi brazos actuaron por su cuenta, como si tuvieran vida propia y me dirigí hacia aquella estantería.

-La curiosidad mató al gato ¿no? - Dijo una voz que procedía desde la puerta del vestuario.

-Mis ojos se abrieron rápidamente y mi cuerpo se tornó hacia aquella dirección a la velocidad de un rayo, mis piernas me temblaban y las palabras no salían de mi boca con soltura. Me habían pillado, me habían pillado y no tenía una excusa.

AMOR UNIVERSITARIO.Where stories live. Discover now