Capitulo V

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En este capítulo van a descubrir parte de un Secreto.. —Espero lo disfruten 😘

Terry no pegó ojo en toda la noche, pensando en lo ocurrido.

Candy durmió como un tronco. —A las dos de la madrugada y harta de no encontrarse bien, accedió a tomarse el té de jengibre por primera vez en su vida. —Y se alegró porque le sentó fenomenal.

Se despertó como una rosa, algo más tarde de lo acostumbrado pero genial, con toda su energía. —Se levantó con rapidez, antes de que Flammy fuera con su cantaleta.

Escogió un traje de montar de color verde musgo y, como pudo, se recogió el cabello debajo del sombrero del mismo tono que el traje.

Decidida, atravesó el camino que llevaba a las cuadras sin forzar el tobillo que, para ser honesta, aún le molestaba ligeramente, y se subió a su yegua favorita, Cleopatra, dirigiéndola al trote hacia el sendero que llevaba a la mansión Grantchester. Necesitaba ver a Anthony de nuevo.

No muy lejos de Candy, un carruaje repiqueteaba de nuevo por esas tierras, camino del viñedo, para firmar y dejar cerrado del todo el contrato que negociaron la noche anterior.

Tom aparentaba leía mientras Terry fingía dormir, como si fuera una pequeña marmota en época de hibernación....—Un grito del lacayo que conducía le sacó de golpe de la madriguera.

—¡Sooo!

—¡Cookie! ¿Qué sucede? ¿Bandoleros? —preguntó Terry sacando su regia cabeza por el ventanal.

No fue necesario que el cochero respondiera...—Una dama de largas pestañas, enfundada en un vestido de montar que la hacía parecer una ninfa, le increpaba desde lo alto de una yegua.

—¡Otra vez usted! —Tiene la curiosa manía de fastidiarme.

Terry se encendió como una hoguera...—¡No soy yo el que galopaba como un loco por el sendero!.

—¡Modere su lenguaje, caballero! —Si hay por aquí alguien descerebrado, sin duda es usted.

—¡Deberían tenerla atada a la pata de la cama, así no iría por los caminos provocando accidentes!

Candy notó cómo la cólera la inundaba de arriba abajo, pero no pudo evitar sonreír ante la cara de furia de Terry. —Su risa aún le irritó más, pero ella se giró con elegancia encima de su caballo y partió a todo galope a través de la senda, dejando con la boca abierta a su contrincante.

—Te juro, Tom, —que es la dama más insoportable que he conocido en toda mi vida. Si no fuera porque el trato ya quedó cerrado anoche, ahora mismo reconsideraba la posibilidad de anularlo.

—Eso ni se le ocurra...—Me ha costado meses urdir el plan... —murmuró el secretario, diciendo en voz alta lo que su mente maquinaba.

—¿Qué plan?

Tom saltó sobre el carruaje...—El de la compra de las uvas, por supuesto.

—Bien, puesto que ya no hay remedio, continuemos con el negocio, pero te ruego me evites tener que volver a esta casa. —No quiero encontrarme de nuevo con una mujer así.

—¿Así, cómo? ¿Tan hermosa?..lo picó Tom.

—¿Hermosa? —Ni siquiera me he fijado. —No debe de serlo tanto.

—Vamos, señor, no me diga que no se ha dado cuenta de cómo brillan sus ojos ambar...

—Verdes, Tom, son tan verdes como dos brillantes esmeraldas.

—¡Ja!, —y dice que no se ha fijado... se burló Tom.

Terry hizo caso omiso del último comentario de Tom. —Si volvía a encontrarse a esa mujercita, descubriría quién era él.— ¡Insolente!— ¡Ya le había fastidiado la jornada! ...susurró

El secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora