No me dejes

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Ambos se encontraban subiendo el edificio de los Córcega Cuauhtémoc se encontraba ilusionado tenía muchas ganas de ver a Julieta a Robert a Daniela y a los trillizos el se encontraba muy ilusionado de verlos a todos y que vieran a Daniel porque aunque ya lo conocían no habían tenido una reunión como tal y el hecho de que doña Imelda los haya aceptado en su relación lo ponía de un buen humor también esperaba que no hubiera ninguna incomodidad respecto al señor audifaz aunque su suegra le había dicho que él había cambiado de opinión y se había comportado y había intentado tratar de aceptar la relación de Aristóteles con él aún era un poco complicada y tensa la relación ente Aristóteles y su padre él no había tratado por ningún motivo de acercarlos esperaba que Aristóteles diera el primer paso o el señor audifaz lo hiciera por el momento él se mantenía alejado en ese aspecto de hombre tampoco quería incomodar a ninguno de los dos así que simplemente espero que las cosas toman a su curso

Por otro lado Aristóteles aún se encontraba intranquilo el sentimiento de miedo no abandonaba su cuerpo, el hecho de estar en ese departamento lo hacía sentir feliz en primera porque vivió la mayor parte de su vida aquí y recordaba cómo subía y bajaba las escaleras, como su abuela lo cargaba, cómo preparaban pan con su tío Eugenio, su tía blanca le ayudaba a crear pasteles y el siempre terminaba comiendo la mayor parte de los pasteles, y eso lo hacía feliz y por otro lado esperaba no encontrarse con su padre aún no habían hablado desde el incidente de temo y por el momento prefería no serlo aún le guardaba un poco de rencor a su padre

Mientras la reunión pasó entre risas, anécdotas, cariño, amor, había una persona alejado de todos los demás, que simplemente observaba la pareja, éste había visto a su nieto en brazos de su madre la señora Imelda, no podía negar que en efecto el niño se parece a demasiado a su hijo tenía sus mismos rizos su misma complextura, su color de piel, sus labios, su nariz, pero algo que lo había hecho enojar de sobremanera fueron sus ojos, que los ojos de Daniel eran exactamente iguales a los de su padre y eso lo hace enojar, por un momento pensó que era otro Aristóteles otro hijo suyo, un pequeño en él que podía corregir los errores que no corrigió con su padre, Aristóteles

Pero ver esos ojos, esos ojos le recordaban a Cuauhtémoc, el muchacho que destruyó su vida de su hijo, el muchacho que llevó por el mal camino a su hijo y no podía perdonarlo

Había hablado con su madre, Imelda le había explicado que lo mejor era perdonar que debían entender que Aristóteles era feliz que tenía una familia un hijo que adoraba un hombre que amaba y aunque su madre cambio de opinión después del infarto el simplemente uno podía, por más que trataba y trataba de entender simplemente no aceptaba, no aceptaba que su hijo estuviera con un hombre podía aceptar a su nieto amarlo quererlo pero temo López, es ese chico, ese chico era otra cosa a él no lo puede aceptar, tantas cosas rondaban su cabeza tantas cosas que quería hacer, quería que desapareciera si temo López desaparecía, tal vez su hijo volvería al buen camino, sí Cuauhtémoc López muriera Aristóteles Córcega entonces encontraría una buena mujer con quien pasar su vida, definitivamente ese muchacho debía desaparecer y él se encargaría de eso nada lo iba a detener, así su hijo lo matará después era un riesgo que debe correr

La noche había llegado y Daniel hacía mucho tiempo se había quedado dormido Aristóteles se encontraba cargándolo mientras Cuauhtémoc había ido a la cocina a preparar un poco de café era de noche y la mayoría ya se había ido los únicos que quedaban eran Daniela los trillizos doña Imelda su madre Polita y ellos, su suegro pancho se había ido hacia una hora los niños ya se encontraban más dormidos que despiertos así que se disculparon y se marcharon a su casa, ellos no tardarán en hacerlo mismo, después de todo Daniel tenía que descansar y aun quería que temo estuviera más tiempo en cama, aun qué ya no lograba detenerlo tanto tiempo como lo quisiera, temo ya estaba mejor los desmayos hayan parado su color había vuelto, el sonreía como antes, así que yo no había ningún problema y en la última revisión con Robert este le dijo que estaba totalmente fuera de peligro

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