Hemos venido por ti

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Temo ya se encontraba en casa, después del último mes en el que habían estado yendo y viniendo del hospital no sólo para los chequeos de temo sino también para las ecografías y los exámenes necesarios para saber la salud del bebé

El embarazo estaba en perfecto orden y aunque pareciera increíble Temo no había presentado ninguna mala experiencia con respecto al embarazo más específicamente no había tenido ninguna náusea y desmayos o cosas que regularmente tenían las embarazadas

Tercer mes

El tercer mes de embarazo paso con altibajos, lo que no había sentido los primeros tres meses los estaba sintiendo ahora despertaba cansado, sin ganas de levantarse, quería estar dormido todo el tiempo y estar acostado la mayor parte del día, los mareos iban y venían y las náuseas eran horribles por la mañana, al mediodía y por la noche

Daniel por el contario a ambos pedía más atención, pues sentía como su hermano crecía y experimentaba lo que su suegra llamaba celos de hermanos

Más bien el tercer mes de embarazo fue el más horrible que había sentido temo y por otra parte también era muy gracioso para Aristóteles, un momento podían estar acostados juntos sonriendo viendo una televisión jugando con Daniel y al instante temo simplemente se levantaba y corría al baño a vomitar lo poco o mucho que había comido eso hacía reír Aristóteles

De la misma manera temo intentaba asesinarlo con la mirada después de que se ríe a carcajadas de lo que le pasaba al pobre, había veces que quería encerrarse en el baño

Cuarto mes

El cuarto mes de embarazo fue totalmente diferente las náuseas se aclimataron los desmayos se detuviera, lo que sí es que tenía demasiados antojos y muchos de ellos eran muy raros hace apenas el día de ayer eran las 2:30 de la madrugada cuando Cuauhtémoc simplemente se despertó bajó a la cocina abrió el refrigerador matando al instante que no tenía lo que él quería instantáneamente se puso a llorar mientras se agachaba y se escondía debajo de la mesa de la cocina

Aristóteles al no sentir a Cuauhtémoc a su lado se despertó se fijó en el baño y la luz estaba apagada así que se levantó y buscó en la cocina al instante escuchó el sollozo del joven inductivamente lo buscó por todos lados sintiéndose asustado de que algo malo le hubiera pasado al encontrarlo debajo de la mesa llorando le preguntó que qué es lo que pasa

Te amo amor qué pasa por qué lloras

Es que es que no tenemos helado de chocolate con vainilla

Y por eso estás llorando

Si quiero helado

Hay amor no llores mira por qué no vamos a dormir y mañana temprano vamos al centro comercial a comprar tu lado pero no llores más

Escucha no lo quiero mañana yo quiero helado hoy

Amor son las 2 de la mañana de dónde quieres que te saque helado

ese no es problema mío Aristóteles Córcega, vas a salir y le vas a comprar a tu hombre embarazado helado de vainilla con chocolate yo quiero-----gritó el chico claramente enojado mientras que Aristóteles se le quedaba viendo extrañado en las últimas semanas los cambios de humor aumentados a los antojos que tenía me tenían con los nervios de punta simplemente en un instante podía estar feliz y al otro podía ponerse increíblemente enojado, simplemente no sabía qué es lo que le pasaría de un momento a otro a su amado

Pero aún así la experiencia era increíble no se arrepentía ni un solo minuto de estar viviendo lo que pasaba, simplemente era increíble para ambos, porque al final del día Aristóteles siempre entendía que esto eran síntomas del embarazo y Cuauhtémoc entendía que Aristóteles siempre estaría ahí para cumplirle todos sus caprichos Y antojitos, aún mas sí siempre sabía que al final del día Aristóteles siempre lo abrazar y entre sus brazos le repetiría al oído lo mucho que lo amaba

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