XI:: Gritos

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          Mike se cubre con la frazada en la habitación de Will, con la luz apagada para que piensen que duerme y no lo molesten

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Mike se cubre con la frazada en la habitación de Will, con la luz apagada para que piensen que duerme y no lo molesten. La verdad es que no puede pegar el ojo desde hace días. Ayer se había levantado para comer un pan, pero hoy había vuelto a caer en su agujero.

No podía pasar mucho tiempo con sus pensamientos de compañía, así que volvía a dormir, hora tras hora, y por la noche cerraba las ventanas porque no podía ver la luna y la noche sin pensar...

Bastante tenía con la lástima propia. Y no ayudaba, descubrirse, como un pequeño, restregando la nariz en su ropa, tratando de encontrar restos del perfume que representaba la oscuridad.

Así, ese día, Will jugaba con él, sobre la cama, a las cartas, haciendo su mejor esfuerzo para que volviera a la vida. Mike miró, sobre su juego, a su oponente y sonrió dejando sus cartas caer, pero como era de esperarse, perdió.

"Cuatro a cero." Will marca una hoja de papel con la puntuación. "¿Quieres jugar otro?"

Mike solo se deja caer para atrás en las almohadas. "Estoy cansado."

"¿De lamentarte? No has hecho nada más en el día."

El rizado frunce el ceño. "Eso no es verdad, hoy me levanté y me lavé los dientes." Responde.

"Mira, no es que no sea comprensivo o algo, pero...¿no crees que debas hacer algo?"Arruga la nariz con incertidumbre.

"¿Cómo qué?"

"Yo..." abre y cierra la boca buscando palabras. "No lo sé. ¿Qué sientes?"

No es como que va a compartir sentimientos con Will. Así que solo mira a un costado con incomodidad.

"Quizá deba ver a Eleven." Sugiere para sí mismo.

No es que no apreciara la preocupación de Will, de hecho, parte de él lo ansiaba; estaba desesperado, y necesitaba mimos porque su corazón estaba roto y no podía apartarse de su tristeza. Después de todo, había sido engañado, y le habían roto el corazón.

Sale de su cueva a comer esa tarde, cuando Joyce y Hopper no están en casa, y pica un poco de sus guisantes y pollo, pero no come más que un par de bocados. Durante todo ese tiempo, Will e Eleven solo observan, en silencio, intercambiando miradas discretas entre ellos.

Eleven se aclara, sutilmente, la garganta.

"Mike, ¿cómo te sientes?" Menos de un minuto de conversación y estaba mudo de respuestas. Y la verdad era, que ni siquiera él sabía. No dijo nada, y el silencio incómodo fue la respuesta que los hermanos necesitaron. "Uhm...bueno, sé que estás mal, pero..."

rhiannon  m•wDonde viven las historias. Descúbrelo ahora