El cielo se sentía raro ese día.
El despertar de Beau había sido común excepto por la peculiar visita de Robin. Si el muchacho no entendía lo que 'terminar' significaba para una relación, se volvería loca tratando de explicárselo. Y es que Robin realmente pensaba que podría ganarla de vuelta con piropos malos, los cuales para su vergüenza le parecían atractivos hace años. Ambos habían cambiado, querían cosas diferentes, y la relación dejó de funcionar.
Theo barría la casa y Beau trapeaba los pisos cuando tocaron la puerta.
"Corazón, ve a abrir la puerta." le pidió el mayor sin dejar de barrer.
"Tú estas mas cerca." le respondió sin ganas.
"Te dije que abrieras, por favor." le repite con lentitud y advertencia.
La rubia rueda los ojos y acomoda su cabello antes de abrir la puerta. Baja la mirada al ver a Robin en su forma animal, un mapache, en la puerta. Colóca las manos en la cintura antes de mirarlo en busca de una explicación; luego se gira para dejarlo transformarse de vuelta a su forma humana.
"Hola, terrón de azúcar." la saluda y ella lo toma como la señal de que es seguro girarse de vuelta.
"Te dije que no me llamaras así; dime qué haces aquí." le responde indiferente.
"Oye, relájate, corrí hasta acá desde mi casa." le dice antes de abrirse paso a la casa.
"Sí, claro, pasa." responde la señorita con sarcasmo.
Theo y Robin se saludan antes de que Beau conduzca al muchacho a la mesa del patio trasero, donde ella se sienta esperando una respuesta; Robin toma asiento de frente y recarga su peso hacía atrás para balancear la silla en las patas traseras.
"¿Qué haces aquí?" le repite la rubia.
El azabache empuja su mejilla con la lengua antes de hablar.
"Quiero hablar."
Las cejas de Beau delatan su credibilidad cuando se disparan hacía arriba.
"¿Corriste acá solo para hablar?"
"Hablando de correr..." el muchacho se inclina para acercar su rostro a ella antes de que la señorita pueda predecir su movimiento y se aleje. "quería hablar sobre el otro día; la carrera."
Beau frunce el ceño. "No entiendo."
"Sí lo haces, no eres tonta, y sabes de que hablo." le insiste. "Todos lo olimos."
"No es verdad."
"Y sabemos que es verdad porque lo vimos." La señorita corre el rostro. "Beau, eres mía, me molestó que tuvieras tanta química con ese Wheeler."