XVII:: Lobo

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            El plan estaba en marcha y el equipo Alfa había avanzado por un pasillo a la sala de control

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El plan estaba en marcha y el equipo Alfa había avanzado por un pasillo a la sala de control. Will cargaba el supercomm en su mano, para quedarse en comunicación mientras avanzaban por la oscuridad del edificio abandonado.

"No hay nadie..." Will susurra, cuando llevan varios minutos sin toparse con alguien.

Mike sintió su nariz arrugarse cuando hubo picazón en ella, pero cae en cuenta de que es un perfume. Siente sus ojos abrirse de más, y mira alrededor antes de que Luka le ponga una mano en el pecho.

"Por aquí." Indica, y cuando Mike lo mira, nota que tiene un semblante similar.

"¡Oigan!" Los cuatro dan la vuelta cuando una voz grave y ajena exclama detrás de ellos. Apenas tiene tiempo para asimilar que los han visto cuando Luka grita.

"¡Al suelo!" Se abalanza sobre Eleven y se arrastran esquivando balazos hasta quedar escondidos detrás de una pared.

"¡Luka!" Eleven trata de ir pero el aludido la detiene.

"No, espera." Le toma las manos llamando su atención. "Reserva tus poderes. Todavía no."

Eleven asiente lentamente y se relaja, reclinándose en la pared y cubriendo sus oídos por balazos que se acercan. Mike mira sobre su hombro, a Will, quien le devuelve la mirada antes de llevarla de vuelta a Luka. El castaño retira su chaqueta y los zapatos antes de dejarse caer de rodillas al suelo y crujir sus huesos. Mike abre su boca, pero no sale ningún sonido.

Es descortés mirarlo.

            Entonces gira su cabeza y ve a Will, mirando expectante, al muchacho detrás de él.

            "No mires, Will." Le susurra, y él obedece al cabo de un segundo.

            Escucha a Luka crujir sus huesos y cuando cree que los balazos los han alcanzado, escucha un ladrido.

            Solo entonces vuelve la cabeza y ve que Luka ahora es un sabueso, más grande que uno normal. Gruñe mostrando los dientes antes de abalanzarse ruidosamente sobre los soldados, sus dientes enterrándose en todo lo que alcanza y esquivando balazos en cuatro patas.

            "¡No disparen!" Escucha a los solados. "¡Es uno de ellos, atrápenlo!"

            Mike vuelve a esconder su cabeza cuando ve al canino arrancar ferozmente un pedazo de piel. En su mente le cuesta trabajo entender que el chico amable y callado que conocía, tímido y pacifista es ese mismo sabueso que ataca sin piedad y con tanta facilidad. Escucha un último disparo antes de que suene una alarma y sienta un hociquito tocarle el brazo.

rhiannon  m•wDonde viven las historias. Descúbrelo ahora