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No he sabido nada de Jungkook desde la mañana, lo único que pudo ver de él es como caminaba entre una multitud pues al parecer todos se asombraron de su llegada, sabiendo que había estado estudiando en el extranjero, posiblemente tendría muchas admiradoras para la hora de almuerzo. No he podido pensar en cómo sacarlo de aquel embrollo, pues es obvio que no recuerda nada de hace 3 años y exactamente la competencia, en su cabeza, aún no se da. Puedo imaginarlo totalmente confundido y atolondrado ante tantas preguntas sobre Japón.

Taemin está al lado mío, revisando los mensajes en su celular mientras mastica un chicle de menta. Aun sus palabras resuenan en mi cabeza, y sin querer es lo único que mi cerebro puede pensar.

«—No tienes que fingir que no me conoces, Jungkook. —dice y agrega—Tú y yo sabemos que no ganaste justamente.»

Era obvio que Jungkook no llegaría a reconocer a Taemin pues este ha cambiado drásticamente con los años, aun así, es raro que mi compañero de baile haya dicho algo como aquello. Jungkook no ganó injustamente, yo estuve en la competencia, todos en la escuela estuvimos. Sus padres ocuparon la primera fila junto a los de Taemin, los profesores y el director.

Algunos hacían barras para mi mejor amigo y otros para Taemin. Aun así, yo mantuve mis ojos sobre Kook, pues siempre supe que cautivaría a los jueces con sus movimientos tan profesionales y geniales. Además, que los votos para el ganador se tomaron fuera del gimnasio de la escuela, junto al director. Hubo un descanso de veinte minutos en donde corrí hacia el pelinegro y lo abracé con fuerza.

Recuerdo que Hoseok se abalanzó durante el abrazo, y los tres reímos. Miré de lejos a Taemin y noté que nos miraba fijamente, sobre todo a mí. No le tomé mucha importancia pues en esos tiempos lo odiaba tanto como Jungkook lo hacía. Hablamos durante el tiempo restante, intentando, junto a Hoseok, quitarle los nervios del resultado final y cuando los jueces ingresaron y dieron su veredicto, todos gritamos de la emoción y felicidad.

Los señores Jeon abrazaron a su hijo, y no pude evitar sentirme realmente orgulloso. Jungkook consiguió lo que se propuso, pero algo que nunca me cuadró fue que Taemin desapareció del gimnasio, no llegó para la premiación como segundo lugar o al día siguiente. Muchos decían que le daba vergüenza haber perdido frente a alguien de un grado menor y otros decían que le habían dado el día libre por haber competido.

Aun así, recordando cada momento de aquel día, las palabras de Taemin no cuadran en el marco de mi memoria. No había justificación como para haber soltado aquella oración, ¿lo habrá dicho solo para molestarlo?

—Taemin...

Él gira a verme, dejando su móvil sobre la carpeta. Sus ojos marrones claro prestan atención a los míos. Una mano se apoya debajo de su mentón, sujetando el peso de su cabeza.

— ¿Por qué dijiste eso sobre Jungkook en la mañana?

Él ríe, y niega con la cabeza.

—No es nada, —vuelve a tomar el celular entre sus manos. —solo bromeaba.

Un alivio recorre mi cuerpo al escuchar aquello, y asiento, contento con la respuesta. El profesor ingresa al aula con unos cuantos libros encima, y sé que Biología será totalmente aburrida. No entiendo el afán de saber de qué están compuestos los animales o por qué son así. A veces me da pena tener que disecar a una rana o renacuajo, sobre todo porque cuando lo tomo entre mis manos puedo verlo mirándome fijamente, como si me rogara que terminara con su muerte rápidamente.

Incontables veces he tenido que dejar las clases pues los animales siempre han sido mi punto débil, y aun el profesor no entendiendo, porque para él es una nota presencial, siempre termino yendo al baño ocultando las lágrimas de impotencia al saber que no pude salvar a aquel animal. Taemin a veces va detrás mío, burlándose de mí mientras deja suaves caricias en mi espalda, yo golpeo su brazo diciéndole que respetara mi llanto, pero él repite lo mismo una y otra vez.

Diarium Magicae × KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora